Análisis de Sherlock Holmes contra Jack el Destripador (Xbox 360, PC)

Una nueva aventura gráfica

Sherlock Holmes es uno de los personajes de ficción más famosos de la historia, quizá sea por la gran cantidad de novelas y relatos que narran sus aventuras. Todas ellas se basan en una serie de casos que el inteligente detective debe resolver, siendo siempre satisfactorios –aunque pueda surgir más de un contratiempo-. Como una gran mayoría de personajes de ficción del ámbito de la literatura, el detective británico más conocido ha dado el salto al sector de los videojuegos con títulos de gran calidad. Todos ellos pertenecen al género de la aventura gráfica, y se han caracterizado por ofrecer una ambientación única, además de argumentos y puzles de gran originalidad. Sin embargo, nunca han aparecido para las consolas de sobremesa, sino que se ha limitado su lanzamiento a los ordenadores.

Es ahora cuando, varios meses después de su última aparición en compatibles, Focus Home y Frogwares Studio han tomado la decisión de realizar una adaptación para la consola de Microsoft de la última aventura del emblemático detective, con la colaboración de Spiders Games. ¿Será capaz de resolver los misterios que rodean a Jack el Destripador?

Londres, una ciudad peligrosa

El argumento del juego es sencillo, pero muy inmersivo y se caracteriza por narrar con gran acierto lo acontecido en la época en la que Jack el Destripador causaba terror por los oscuros callejones de Whitechapel. El juego comienza con el nacimiento –no literal- del monstruoso asesino del que nunca se llegó a conocer su identidad. De tal forma, nos encontramos en una oscura Londres del año 1.888. El barrio de Whitechapel destaca por estar repleto de prostitutas y sus desesperados clientes, pero estas pobres mujeres no pueden estar tranquilas, pues el frío ya no es su única pesadilla…hay un asesino en serie que acaba de comenzar su propia página en la historia. Un día, Mary Ann Nichols es asesinada y destripada en la calle, mismo lugar donde se encuentra el cadáver, y no pasa un segundo hasta que la prensa del lugar publica esos retorcidos hechos en primera página del periódico.

El señor Sherlock Holmes, como buen amante de la información, no duda en comprar el periódico a diario, y la noticia no tarda en llegar a Baker Street, lugar donde vive el impecable detective. Su enfado y desesperación hacen que no pase mucho tiempo entre su conocimiento de la noticia y su puesta en movimiento para investigar por su propia cuenta, y con la ayuda del siempre dispuesto señor Watson –que en ocasiones controlaremos para realizar misiones a cargo de Sherlock Holmes-, los hechos con tal de descubrir al despiadado asesino, Jack el Destripador. Con estas premisas se desarrolla Sherlock Holmes vs. Jack el Destripador, una aventura gráfica que sigue con gran fidelidad lo en realidad ocurrido en el periodo entre verano e invierno de 1.888. Este realismo se plasma en la cantidad de diálogos e informes adaptados de la policía, además de periódicos de aquel momento. Y por supuesto, el modus operandi de Jack el Destripador sigue intacto, pues su obsesión por asesinar prostitutas, desmembrarlas y destriparlas permanece en este título, que puede parecer gore, pero que no va más allá de dar una pista de por dónde van los tiros, sin mostrar escenas explícitas de las tenebrosas costumbres del asesino.

Observa todo tipo de detalles

La jugabilidad en Sherlock Holmes vs. Jack el Destripador es la típica de los títulos de aventura gráfica. Por ello, vamos a ver poco más allá de diálogos, pistas, puzles, etcétera, con tal de resolver el caso y descubrir la identidad de este despiadado asesino. Todo ello, con un sistema comúnmente llamado "point and click", en el que contaremos con una puntero que manejaremos libremente –a lo largo y ancho- por los escenarios del crimen, y que nos permitirá dialogar con las personas que deambulan por las calles –aunque poco se puede dialogar, porque sus respuestas serán repetitivas a más no poder, y algunas también serán graciosas, como las repetitivas conversaciones que tendrán lugar cuando hablemos con prostitutas, que siempre se ofrecerán gustosamente para acabar con nuestro frío-, seleccionar objetos clave, etcétera.

Estos objetos clave quedarán registrados en nuestro archivo personal, en el que también podremos ver todo el progreso del caso, desde los mismos objetos necesarios para resolverlo que iremos descubriendo, así como todas las conversaciones de interés que tengamos con los personajes que nos ayuden, por si en el caso de que nos atascásemos, podamos recurrir a ellos para volver sobre nuestros pasos y ver qué era lo siguiente que debíamos hacer para acabar con el misterio y seguir con la aventura.

Sin embargo, durante el desarrollo de la historia y, en definitiva, del juego, tendremos la sensación de que las cosas son demasiado fáciles. Este hecho no es una impresión, pues el juego no goza del nivel de dificultad esperado, cosa que podemos comprobar cuando nos enfrentemos a los puzles. Estos puzles, clave de todos los títulos del género de la aventura gráfica, y en este caso de la saga del detective británico, son excesivamente fáciles de resolver si contamos con una mínima intuición. La mayoría se basan en el uso de varios objetos entre sí, la relación de estos con el escenario, y otros tantos se basan en mayor medida en la lógica, la observación y el ingenio del jugador, siendo algo más complejos, pero sin suponer un reto demasiado alto para los jugadores. Para superarlos con soltura no hay más requisitos que prestar toda la atención posible en la escena del crimen, así como prestarla a los documentos y declaraciones que al respecto se hagan –así como ponernos en la piel de Jack el Destripador, e intentar imitar sus métodos para averiguar qué herramientas utiliza y cómo actúa, buscar la marca dejada por el asesino en los cadáveres, estudiar las heridas, etcétera-.

Uno de los detalles más importantes de este Sherlock Holmes vs. Jack el Destripador es la posibilidad de seleccionar la cámara que deseemos de entre la primera y la tercera persona. Cada jugador estará más habituado o se sentirá más cómodo con una en concreto, pero hemos de decir que dada la inmersión necesaria en un juego de aventura gráfica –y más teniendo en cuenta las diferencias gráficas existentes entre las dos posibilidades- en el que la observación es clave de la investigación y el desarrollo del juego, la mejor opción es seleccionar la perspectiva en primera persona, pues el campo visual es mayor y no hay posibilidad de que algún detalle se oculte, ya que todo lo vemos como si fuésemos Sherlock Holmes. De esta forma no se nos escapará ninguna pista de la escena del crimen –todas las pistas se almacenarán y deberemos relacionarlas para deducir los hechos ocurridos-, y podremos resolver con una facilidad aún mayor los puzles, sin necesidad de recurrir a nuestros archivos como si de unas chuleta se tratase.

Una gran atmósfera

A nivel técnico, el nuevo Sherlock Holmes vs. Jack el Destripador no exprime el potencial de Xbox 360 todo lo que podría, sin embargo cumple teniendo en cuenta que es una adaptación del original para ordenador. Si algo destaca es la ambientación, que está bastante lograda, pues Londres –y más concretamente, Whitechapel- está muy bien recreada, pues hay vida en las calles, ya sean prostitutas, clientes, o borrachos, el ambiente es frío y oscuro, la niebla está presente –el popping también, y este detalle no sirve para mejorar la ambientación, sino todo lo contrario- y el resultado es bastante realista. Donde podremos ver muchos más detalles –siempre y cuando utilicemos la vista en primera persona, pues como dijimos con anterioridad, la diferencia gráfica es excesivamente notable, pues cuando cambias la perspectiva de primera a tercera persona, da la sensación de estar jugando a un juego distinto y de distinta época- es en los interiores de las casas y demás lugar adonde podemos acceder, que serán menos grises que las calles de Whitechapel. La recreación de las caras de los personajes es aceptable, a diferencia de los fallos técnicos que encontramos mientras resolvemos los casos, y la escasa interactividad con el entorno.

La otra cara de la moneda del apartado técnico de la adaptación del juego de Focus Home la encontramos en el apartado sonoro. La banda sonora del título es buena, con todo tipo de temas que encajan a la perfección con el contexto, la ciudad, los crímenes y la oscuridad del lugar donde transcurren los hechos. Sin embargo, el aspecto que destaca por sí solo es el doblaje a nuestro idioma, excelente si tenemos en cuenta la escasa cantidad de juegos que llegan a las tiendas de nuestro país en estas condiciones. Las voces son buenas y las interpretaciones perfectas, dando lugar a un apartado técnico con luces y sombras, pues gráficamente el título destaca más por la lograda ambientación que por el uso de las características técnicas de la consola de Microsoft, y el apartado sonoro es notable.

En conclusión

Lo que un poseedor de una Xbox 360 puede esperar de un título del género de la aventura gráfica para su consola es algo muy parecido a lo que propone la adaptación del juego de Focus Home sobre el mejor detective de ficción de la historia, Sherlock Holmes vs. Jack el Destripador. Cuenta con un buen argumento, muy bien llevado desde el principio al final, con sorpresa incluida. Tanto protagonista como enemigo derrochan carisma por todas partes, y no puede haber mayor satisfacción para un detective que descubrir la identidad de Jack el Destripador.

Para ello es necesario resolver todo tipo de puzles y hablar con todas las personas que deambulan por las frías calles de Whitechapel, Londres. Sin embargo, los problemas que aparecerán durante el transcurso del título no suponen ningún reto para el jugador, pues el nivel de dificultad es bastante bajo, y basta con hacer uso de nuestros archivos para saber qué hacer en cada momento, sin necesidad de volver a recorrer las calles y estancias de una ciudad muy bien ambientada y detallada –siempre que hagamos uso de la perspectiva en primera persona- en la que escuchar a las personas hablar en nuestro idioma es música para los oídos.