Análisis de Raskulls XBLA (Xbox 360)
Raskulls echa el cierra al excelente año 2010 que hemos podido disfrutar en Xbox Live Arcade, con títulos como LIMBO, Pac-Man Championship Edition, Lara Croft and the Guardian of Light, Super Meat Boy y otros muchos, a los que seguro mucha gente les ha dedicado más tiempo que a juegos físicos. Y es que por una de las cosas que se recordará la actual generación de consolas es por haber implantado y popularizado los juegos descargables, todo un descubrimiento para los más ávidos de propuestas frescas y originales.
El juego desarrollado por Halfbrick -con experiencia en iPhone y Minis para las consolas de Sony- es el perfecto ejemplo de este tipo de títulos, desarrollados por estudios pequeños que compensan sus modestos medios con imaginación y atrevimiento, siendo un soplo de aire fresco en una generación dominada por títulos de acción.
Aquí se lleva a cabo un curioso cóctel, mezclando plataformas y puzles, parte esta última que nos recuerda mucho al clásico Mr. Driller de Namco, y sobre la que gira todo el desarrollo del juego.
Lo primero que nos llamará la atención es el humor que impregna todo, ya que al iniciar el modo principal -Megabúsqueda- se nos narra una peculiar y absurda historia. Unas ratas piratas espaciales en su búsqueda del planeta Queso acaban estrellando su nave en el mundo de nuestros protagonistas, los Raskulls. Para arreglar su navío volador necesitan energía, y esa se la puede proporcionar la preciada Piedra Brillante, que custodian los Raskulls y que tras un intento de robo frustrado el Rey pone como premio de un torneo que convoca, para así poder delatar al ladrón, que presumiblemente intentará robarla durante el transcurso de este. Si la premisa resulta absurda el resto de la trama no se queda atrás, siendo una de sus mayores virtudes su capacidad para sacarnos más de una sonrisa.
Durante tres capítulos iremos recorriendo un mapa con diferentes desafíos, algunos secundarios que no son obligatorios para seguir avanzando, y que nos van proporcionando medallas, hasta un total de 60, aunque con menos de 40 pueda completarse la trama de manera fácil –en un par de horas-, encontrándose el reto en completar todas las pruebas, algunas muy complicadas –lo que nos puede llevar unas cuantas horas más-.
Siempre desde una perspectiva en dos dimensiones manejaremos a nuestro protagonista que es diferente entre capítulos –Dragón, Ninja y Rey-, y que se controla de una manera muy sencilla. Podremos saltar, usar la vara que elimina los bloques de colores, usar un ítem que hayamos recogido, y activar con el gatillo el Frenesí, una barra que vamos rellenando si recogemos unos objetos o pasamos por ciertas zonas, y que nos proporciona más velocidad tanto corriendo como eliminado bloques. El control es impecable y modélico, nunca falla y a los pocos minutos aprendemos a jugar sin necesidad de largos tutoriales, ya que en las propias fases se nos van explicando las nuevas dinámicas según avanzamos.
La base sobre la que gira el juego es nuestra capacidad para romper los bloques, que cuando son del mismo color que unen formando otros más grandes, y que bastará tocar una de sus partes para que se rompa por completo, aunque en ocasiones adquirimos un ítem láser que es capaz de dividir los bloques grandes en distintas partes, lo que se usa para algunos puzles. La prueba que más se repite y que sirve de fundamento para los modos multijugador es la carrera, nos enfrentamos hasta con tres rivales a la vez y gana el que llega primero a la meta, atravesando el escenario tanto en horizontal como en vertical, usando ítems con distintos efectos contra nuestros rivales, a la vez que les podemos golpear, siendo estas pugnas muy divertidas y frenéticas. Además estas carreras tienden a igualarse de manera natural, ya que el que va primero tiene que ir destrozando los bloques para avanzar, por lo que va abriendo camino a los que vienen por detrás que le comen terreno, provocando que las carreras tengan emoción hasta los últimos metros.
Pero a pesar de ser de que este tipo de pruebas las más numerosas, encontramos otras muchas que dan una gran variedad al conjunto. Existen unas en las que tenemos que llegar a la meta con un limitado número de rayos para destruir bloques, lo que provoca que tengamos que pensar cómo usarlos, siendo unas fases de inteligencia. Otras de contrarreloj con tiempos muy ajustados, tanto para llegar a la meta como para dar varias vueltas a un circuito. En unas tenemos que golpear a nuestros enemigos un número de veces antes de que lleguen al final, o carreras en las que se activa el Frenesí desde el comienzo y no podemos dejar que la barra se quede a cero, por lo que tenemos que recoger objetos que nos la siguen rellenando. En la línea de pensar hay otras, como desactivar bombas, formar figuras con los bloques o conseguir que unos objetos lleguen a una posición con cuidado de que no se rompan, ya que no pueden caer desde más de tres alturas.
Como veis los desafíos son muy variados, y sobre todo los secundarios muy complicados, con tiempos muy ajustados, que pondrán a prueba nuestra paciencia, y provocan que nos cueste soltar el mando. Esta variedad hace que el modo Megabúsqueda resulte muy ameno y no se haga apenas repetitivo –a lo que ayuda también su corta duración-, aunque realmente siempre hacemos lo mismo, romper bloques de colores, y las carreras son demasiado numerosas, pero también los momentos más divertidos. Creemos que no le hubiera sentado nada mal algún toque de auténtico plataformas, en el que abandonáramos la dinámica de destruir bloques, y justo el divertido enemigo final –cuyo momento se convierte en una especie de Arkanoid- nos demuestra que se podría haber hecho algo distinto, habiendo apuntado más alto un título que sin duda es bastante bueno, pero que puede llegar a cansar en un corto espacio de tiempo.
Además de este modo historia contamos con la posibilidad de poder echar carreras contra otros tres rivales, ya sean amigos desde la misma consola o desde Xbox Live, o eligiendo adversarios controlados por la inteligencia artificial del juego, cuya dificultad podemos elegir. Si como decíamos estas competiciones por llegar primeros son divertidas jugando contra la máquina, ni que decir tiene que contra rivales humanos la diversión aumenta exponencialmente. También contamos dentro de algunos desafíos del modo Megabúsqueda con tablas de marcadores, para los que se quieran picar a conseguir el menor tiempo posible de todo Xbox Live.
Los gráficos nos recuerdan a los de un juego flash, en la línea de Castle Crashers, aunque siendo un conjunto un poco más sencillo que este último. La historia se narra con unas simpáticas y modestas secuencias animadas, que basan su potencial en el humor de los protagonistas. Los Raskulls son unas calaveras ataviadas con distintas vestimentas: Dragón, Caballero, Pato, Caperucita, Mago, Pirata, Ninja, Policía, Momia, Vikingo, Rey, etcétera, que podemos ir desbloqueando para usar en los modos multijugador, que resultan graciosas pero no muy brillantes en su diseño artístico. Lo mejor sin duda del apartado técnico es la velocidad con la que se mueven los personajes, y aunque coincidan cuatro a la vez destruyendo bloques y dándose mamporros la acción nunca se resiente, siendo unos gráficos sencillos al servicio de la jugabilidad. Por su parte la música no llega a destacar ni a molestar, y se limita a cumplir pasando por nuestro oídos sin dejar ningún poso.
Otro título notable de Xbox Live y van unos cuantos, para regocijo de los muchos amantes que todavía quedan de las dos dimensiones y de los gráficos no poligonales. Quizás el mayor problema de Raskulls se encuentra en la encarnizada lucha que existe en esta plataforma de descarga, que cuenta con decenas de títulos muy buenos y sobresalientes, en la que cuesta cada día más destacar y ser original. Por lo demás un juego divertido y simpático, con una jugabilidad intachable, una dinámica sencilla que entra a la primera, pero esa misma facilidad con la que se digiere acaba jugando en su contra, ya que carece de profundidad y en un periodo corto puede que nos cansemos, pero mientras ese momento llega seguro nos habremos divertido de lo lindo junto a estas alocadas calaveras.