Análisis de Quake 4 (Xbox 360)
Desde el primer Quake para PC allá por 1996, la saga se perfiló como uno de los juegos en acción en primera persona más importantes para los aficionados al género, ocupando el trono que el no menos mítico Doom había hecho suyo. Pero no se podía esperar otra cosa de Id Sofware; ellos habían creado Wolfenstein 3-D (que tuvo su correspondiente versión en Super Nintendo, 3DO, etc.), definieron completamente el género con el ya citado Doom y sus múltiples entregas y conversiones a casi cualquier sistema (incluyendo PlayStation, 32X y SNES) y, claro, son quienes firmaron Quake.
La tercera entrega supuso un cambio importante, ya que estaba orientada por completo al multijugador, siendo uno de los títulos más jugados por las comunidades de aficionados al PC durante muchos años. Fue a mediados del año pasado cuando Id Software decidió resucitar su saga clásica con la intención de presentar al mundo su nueva tecnología gráfica, un motor impresionante que los jugadores de PC disfrutaron en agosto de 2004, y ya en 2005 con su expansión. Estamos hablando de Doom III, que llegó también a Xbox poco después. El motor de este título es el mismo que se ha empleado para el título que nos ocupa, Quake 4, que hace escasamente un mes salió para PC. Su tecnología no es tan sorprendente como hace un año, pero como veremos, sigue ofreciendo un apartado gráfico muy interesante, aunque habrá que comprobar qué tal ha sido su paso a la nueva consola de Microsoft.
Estamos ante un juego de acción en primera persona que tras las entregas centradas por completo en el multijugador vuelve a ofrecernos una misión extensa para los jugadores solitarios. Se trata, de hecho, de la continuación directa de Quake 2, que nos mostró la lucha definitiva contra los strogg, una raza alienígena que a finales del siglo XXI lanzó un ataque masivo contra nuestro planeta. El objetivo último de la invasión era recolectar los cuerpos mutilados de los cadáveres humanos para crear los ciborgs, unión de carne y maquinaria, que son los strogg.
El frente se trasladó de la Tierra al planeta natal de esta raza, pero toda la oleada humana fue arrasada fácilmente por la infranqueable defensa strogg, aunque un marine logró sobrevivir e infiltrarse tras las líneas enemigas derrotando a Makron, líder de los alienígenas. Esto, sin embargo, no significó su derrota, pues su tenacidad y resistencia les ayudó a reagruparse para construir un nuevo Makron. Ahora, una nueva oleada de marines terrestres llegan para intentar dar el golpe definitivo, y tú tomarás el papel de Matthew Kane, un miembro del pelotón Rino, que deberá afrontar junto a su pelotón la difícil misión de llevar a los terrestres hacia la victoria, a cualquier precio.
La ambientación del juego está muy conseguida, tanto a nivel de diseño gráfico como por las líneas de diálogo de nuestros compañeros de escuadrón. Nuestro personaje no será muy hablador, siguiendo la tradición más pura del género, pero nuestros amables compañeros apostarán incluso si sobreviviremos durante un día o no... al fin y al cabo, somos el novato. El desarrollo de la historia no tiene grandes sorpresas ni un guión muy elaborado (aunque sí con algunos momentos llenos de tensión), estando lo suficiente elaborada como para hacer que la acción avance, pero poco más. Lo más destacable es un giro importante del guión, que los creadores no dudan en desvelar en las instrucciones del juego, pero que nosotros preferimos no contaros. De todos modos, si no te apetece leer el manual y quieres saberlo, simplemente deja el juego sin tocar el mando unos instantes, ya que eso hará que salga un vídeo con escenas del juego y descubrirás de ese modo cuál es el giro del guión.
Decir que eso es lo único relevante de la historia del juego no sería del todo cierto, aunque la verdad es que poco más nos ofrece en ese sentido. Quake 4 es un juego de acción terriblemente conservador en su planteamiento, tal y como sucedió en Doom III. Los niveles no son un prodigio del diseño, y se basan sobre todo en ofrecernos escenarios oscuros en los que el uso de las luces dinámicas es bastante interesante, con sustos ocasionales provocados por la aparición repentina del monstruo de turno, que no será particularmente inteligente. De hecho, estamos ante un juego que se basa en avanzar y disparar a todo lo que no lleve un uniforme como el nuestro (bueno, no siempre) dentro de unos escenarios bien elaborados, unos enemigos variados y un ritmo de la acción constante. Es un juego rápido, directo, que basa toda su fuerza en la simpleza de su desarrollo y el acabado gráfico, sus dos puntos fuertes durante las diez horas –más o menos- que puede durarnos la aventura principal, en dificultad normal.
Podremos salvar en cualquier momento, como en la versión para PC, y descubriremos cómo estamos ante un juego de acción en primera persona con una estructura muy tradicional y conservadora en su desarrollo. Los niveles ambientados en zonas interiores son los más favorecidos técnicamente, aunque su toque algo genérico hace que puedan ser monótonas. Las zonas exteriores son un soplo de aire fresco, aunque no tan bien realizadas como las interiores, aunque en cualquier caso la carga gráfica parece ser suficiente como para que los tiempos de carga sean quizás los más largos de toda la primera hornada de juegos para Xbox 360, duplicando sin problemas las cargas de otro gran juego de acción en primera persona para esta consola, Call of Duty 2. El juego está dividido en dos grandes bloques, con modificaciones en la jugabilidad, tanto en lo referente a las habilidades de nuestro personaje como en otros aspectos. Es un añadido interesante, pero lo cierto es que no modifica en la práctica casi nada de su desarrollo.
Desde un primer momento estaremos metidos en faena, y eso se traduce en ir obteniendo un variado armamento, incluyendo armamento pesado francamente espectacular. Como es habitual en el género las armas de repetición serán las más versátiles, aunque habrá que estar preparados para saber cuál es el momento de usar armas más específicas. La mayoría de las armas son modificadas a lo largo del juego, mejorando sus prestaciones, siendo algunas de ellas totalmente automáticas (por ejemplo, reducir la latencia) y otras se usarán usando el gatillo de arma especial. Tendremos acceso tanto a armas humanas como strogg, e incluso tendremos la posibilidad de manejar vehículos, los cuáles están equipados a su vez de armas propias a las que accederemos con los botones laterales del mando de control.
Los momentos en los que usemos vehículos aportan una variación a la tónica del juego, aunque el hecho de que su escudo se vaya regenerando automáticamente hace que sean pasajes bastante sencillos. El control de los vehículos es sencillo, no representando en ningún momento un proceso complicado para el jugador, pero los momentos en los que los usamos pecan de una excesiva simplicidad.
Más interesantes son los momentos en los que nos encontraremos con otros marines, teniendo que jugar en equipo. Su comportamiento es más que correcto, por encima incluso de la media en este tipo de videojuegos, con una inteligencia artificial muy superior a la de los strogg, que resultan, por tónica general, excesivamente primitivos en su comportamiento. Nuestros compañeros serán una gran ayuda, pero habrá que tener cuidado con los personajes relevantes, ya que si estos mueren tendremos que volver a empezar desde el último momento en que guardamos. Entre los marines habrá no sólo soldados, sino médicos que podrán curar nuestras heridas, y técnicos que podrán reparar nuestra armadura. Cuando estos marines no estén ocupados, ya sea luchando o manteniendo una conversación con otro personaje, bastará con solicitarles asistencia para que cumplan con su labor. Mantenerles vivos, por tanto, es un valor añadido, y serán incluso capaces de prestarnos asistencia por iniciativa propia si somos heridos.
Quake 4 está completamente en español, es decir, se presenta con doblaje a nuestro idioma, dándonos un resultado bueno, si bien es cierto que el nivel de las voces es injustificablemente bastante bajo, y en ocasiones cuesta entender lo que nos dicen. La interpretación es claramente superior en inglés, aunque mantiene los mismos problemas técnicos. Los efectos de sonido son impresionantes, aunque no se puede decir lo mismo de la música del juego, que cumple, sin grandes alardes en su composición. A nivel gráfico el juego remota el motor de la tercera entrega de Doom, como ya os hemos dicho, recuperando entornos muy similares en ocasiones, sobre todo en todas las localizaciones interiores. Su diseño está falto de imaginación y variedad, pero técnicamente alcanza un buen nivel, si no fuese porque la tasa de cuadros por segundo no es todo lo estable ni suave que desearíamos en un producto para la generación de consolas que inaugura Xbox 360.
Por otro lado, los efectos de luz son impresionantes, y está lleno de detalles interesantes, como el que los personajes nos sigan con su mirada. Los movimientos son fluidos y naturales, pues han empleado la técnica de captura de movimientos para realizar las animaciones. El resultado es bueno, sobre todo a nivel de imágenes estáticas, pero en movimiento tiene algunos fallos con respecto a la suavidad de la edición de PC corriendo en una buena máquina. La texturización, como la iluminación, es sobresaliente, sobre todo al usar las linternas de nuestras armas, reflejándose en los objetos y creando sombras muy consistentes de objetos y personajes, luciéndose especialmente en los formatos de imagen de alta definición, 720p y 1080i. En los escenarios exteriores la calidad de la iluminación se difumina, pero también la consistencia de los elementos presentes en esos entornos, mostrándose más pobre en su diseño, y desde luego poco convincente, sobre todo en comparación con otros fragmentos del mismo juego. Esto, unido a un uso poco logrado del antialiasing, hace que su acabado gráfico desmerezca un tanto con respecto a otros juegos e incluso con la versión de PC.
El juego aporta un buen multijugador a través de Xbox Live para hasta ocho jugadores. Los modos principales son los habituales en el género, destacando, claro está, los clásicos duelos a muerte (deathmatch) en todos contra todos o por equipos, el modo de capturar la bandera y el torneo, que consiste en enfrentamientos cara a cara a una baja, pasando el ganador de cada batalla a la siguiente ronda que sólo queden dos jugadores en pie. En este modo, cuando seamos eliminados, podremos asistir como espectadores a la evolución de la partida. El modo de capturar la bandera ofrece una modificación, llamada capturar la bandera en estadio, donde aparecen una serie de mejoras que duran hasta que el jugador muere y que no reaparecen en el escenario mientras estén siendo usadas por alguien. Estas mejoras son el explorador (que nos permite movernos con mayor rapidez a costa de la armadura), la guardia (que mejora la armadura), el duplicador (con el que causaremos el doble de daño) y la regeneración de munición, que hará lo propio con todas las armas que tengamos en ese momento, aumentando también nuestra velocidad de disparo.
En el multijugador los fallos en la tasa de imágenes por segundo se harán especialmente notables, lo que es un flaco favor a la diversión que debería proporcionarnos. Por otro lado, está bastante completo en sus opciones, aunque sin incorporar nada nuevo a lo que ya conocemos. Por supuesto, todas las armas del juego estarán presentes en estos modos multijugador, y los mapeados nos recordarán bastante a los de Quake III, lo que es, sin duda, bueno.
El contenido del juego se ve completado con un segundo disco que incluye varios extras habituales, como el vídeo de cómo se hizo el juego, destacando sobre todo la inclusión de Quake II completo, tal y como lo conocimos en PC en 1997. Violento, divertido y directo; así es Quake 4, así es como nos gusta que sea, y desde luego es lo que nos da, sin duda.