Análisis de Happy Wars XBLA (Xbox 360)
El modelo de negocio free-to-play, juegos gratuitos pero que incluyen micropagos con los que obtienes ventajas o te hacen progresar más rápido, lleva ya varios años triunfando en ordenadores, y cada vez está obteniendo más relevancia. Empezó como algo minoritario y aparentemente arriesgado, pero actualmente las grandes compañías se han fijado en este modelo de negocio como una fuente muy importante de obtener ingresos, con mucho futuro, y por ejemplo Ubisoft está apostando fuerte por este tipo de juegos.
Hasta ahora las tres grandes compañías de consolas, Sony, Nintendo y Microsoft, se han mostrado un poco reticentes a los juegos free-to-play, para dado su éxito parece que se empiezan a rendir ante la evidencia, y van a dejar que aparezcan este tipo de títulos en sus plataformas digitales de descarga.
En los próximos meses Ubisoft va a lanzar el juego de lucha Spartacus Legends, en Xbox Live y PlayStation Network, pero el primero en abrir la veda ha sido Happy Wars, un título exclusivo de Xbox 360.
No es el primer juego gratuito que llega a Xbox Live, pero sí el primero que además de no costar un céntimo incluye micropagos, por tanto se le puede considerar el primer free-to-play como tal. Un colorido y simpático juego de acción multijugador hasta para 30 jugadores, en batallas masivas, un tanto caóticas, en los que uno de los bandos tiene que conseguir asaltar la fortaleza del otro. También incluye un modo historia para un jugador, pero este es anecdótico, ya que más allá de los útiles tutoriales iniciales, necesitas subir de rango en el multijugador para desbloquear nuevas misiones de la campaña para un jugador, y la verdad tampoco es demasiado interesante. Son misiones un tanto sosas y la historia es irrelevante, poco desarrollada y un tanto boba.
Los combates suelen tener una duración de 15 minutos, en escenarios más o menos amplios, aunque siempre lo suficientemente grandes como para albergar a los 30 personajes. Cuando empieza el enfrentamiento cada equipo parte de su fortaleza, y tiene que intentar construir torres para su equipo, que son puntos de regeneración, pero que aparezcas allí cada vez que te matan, puede haber entre tres y seis puntos de construcción de torres, dependiendo del tamaño del mapa, y el equipo que más rápido se haga con ellas será el que más cerca esté de la fortaleza del equipo contrario y por tanto de conquistarla.
Puedes destruir las torres de regeneración del equipo contrario, igual que ellos pueden acabar con las tuyas, y una vez que haces esto puedes construir una para tu equipo. El objetivo final es entrar en la fortaleza del otro equipo, ya sea tirando la puerta principal a golpes entre todos los jugadores o con un ariete, o bien crear una escalera y meterse dentro salvando la muralla. Una vez dentro de la fortaleza enemiga habrá que destruir el torreón y alzarse con la victoria. Si se agota el tiempo y ninguno de los dos equipos ha destruido el torreón enemigo, el equipo que más torres de regeneración tenga en su poder será el ganador.
Al empezar cada partida tenemos que elegir qué clase de personaje queremos ser, pero no hay que preocuparse por una mala elección ya que cada vez que te matan y resucitas puedes cambiar de clase. El guerrero es perfecto para el combate cuerpo a cuerpo con espada y escudo, el clérigo se especializa en magia de apoyo y es imprescindible en los asedios, y el mago puede lanzar poderosos ataques mágicos a larga distancia. Tenemos un botón de ataque simple, con la espada, bastón o el arma principal que tengamos equipada, y luego dos botones para ejecutar habilidades, que podemos ir cambiando, aunque nos las tendremos que ganar.
Al comenzar cada partida todos los jugadores empiezan con el mismo nivel, y según obtengan puntos pueden llegar hasta el nivel 5. Por cada muerte que logras, por ayudar a los aliados, o por construir o destruir un arma táctica o una torre recibes puntos. Al empezar la partida con nivel 1 solo tienes un par de habilidades para usar, pero según subas de nivel se desbloquean el resto. El guerrero puede realizar varios ataques cuerpo a cuerpo, con alguno que lanza a los enemigos por los aires, otro con el que lanza una piedra o emite un rugido que paraliza a los rivales, e incluso es capaz de convertirse en un hombre cohete.
El clérigo es una clase de apoyo imprescindible. Puede curar, resucitar aliados, y tiene una habilidad muy útil como crear un área en la que se restauran los puntos de vida. Puede aumentar la velocidad de los aliados, construir muros que bloquean a los enemigos, y una de sus principales características es la invocación de materiales, permitiendo construir armas de asedio y escaleras. Cualquier personaje puede ayudar en la construcción de uno de estos elementos, pero antes el clérigo ha tenido que invocar los materiales. El mago puede lanzar bolas de fuego, viento, rayos, proyectiles de hielo, y desatar tornados, tormentas de nieve y hacer llover múltiples relámpagos, entre otros hechizos.
Las tres clases se complementan muy bien, y como puedes cambiar cada vez que te matan, dependiendo del momento de la partida puedes decidir adoptar un rol u otro. Uno de los elementos más curiosos de la jugabilidad son las habilidades de equipo, que cualquier jugador puede activar pero necesita de un número de aliados para llevarla a cabo. Se dibujan en el suelo una serie de círculos y otros jugadores se tienen que colocar en ellos para ejecutarla. Suelen ser ataques muy poderosos y devastadores, aunque no es fácil poner de acuerdo a tantas personas para realizarla.
Si cada vez que empieza una partida todos los jugadores parten con el mismo nivel, ¿para qué sirve subir de rango? El límite de peso de los objetos aumenta, por lo que puedes equipar más objetos pesados, en el modo campaña desbloqueas nuevas historias, a partir del rango 31 puedes participar en la Liga Superior, y es más probable que recibas los llamados objetos premium. Realmente la diferencia entre unos jugadores y otros la marca el equipamiento, ya que por más que juguemos las estadísticas de los personajes no varían, pero sí la de sus armas y armaduras.
Puedes equipar un arma principal, un escudo para protegerte, una armadura, un casco y un anillo o talismán, cada objeto con distintas estadísticas de ataque, ataque mágico, defensa, defensa mágica, etcétera, además tener algunos características especiales. Durante las contiendas, o al final de estas, a veces conseguimos objetos, y además a estos los podemos subir de nivel, usando las estrellas felices, el dinero que nos dan jugando, y utilizando como materiales otros objetos.
Podemos personalizar a los personajes, editando su sexo, voz, peinado, forma de los ojos, boca y piel, sin demasiadas opciones, y como todo juego free-to-play contiene un sinfín de motivos para gastar el dinero de verdad. Un conjunto de seis peinados por 19 boletos felices, un paquete de tres armas molonas por 14 de estos boletos, o un conjunto de tres escudos por el mismo precio. 8 boletos felices cuestan 80 Microsoft Points, 50 cuestan 400 Microsoft Points, para que os hagáis una idea de su valor. El dinero que nos dan por jugar, las estrellas felices, no se pueden gastar en la tienda, solo para subir las armas de nivel, o probar suerte en una ruleta en la que te pueden tocar todo tipo de premios.
La verdad no da la sensación de que sea un juego que te empuje demasiado a los micropagos, aunque habrá que ver cuando otros jugadores sí decidan gastarse el dinero si no se desequilibran las partidas. Uno de los pagos más importantes que puedes hacer es aumentar la velocidad de regeneración cada vez que te matan, o aumentar la velocidad de regeneración de las habilidades. Por el módico precio de 2000 estrellas felices o 5 boleto felices puedes acceder a este tipo de ayudas cada vez que te matan.
Los combates son al principio un poco caóticos, y más cuando 30 jugadores se ven las caras en los escenarios más reducidos, y la jugabilidad no es ninguna maravilla, no tienes una gran sensación al golpear a los enemigos, le falta rotundidad, muchas veces incluso no tienes demasiado claro si estás golpeando a alguien. Al contar con un solo golpe la complejidad la ponen las habilidades, pero al no poder adquirir nuevas ni mejorarlas, acaban siendo siempre las mismas. Añaden un poco de profundidad las máquinas de ataque, que lanzan flechas o explosivos, e incluso por los escenarios nos encontramos grupos de bombas que podemos empujar y que con un poco de suerte se estrellen contra algún enemigo.
Su jugabilidad no es demasiado profunda, se hace pronto repetitiva, y pese a que la idea es buena, batallas masivas en las que queda equipo intenta conquistar la fortaleza rival, ni su sencillo sistema de combate, los fallos de la cámara, ni el poco carisma del diseño artístico, ayudan a que sea una experiencia de largo recorrido. Aburre pronto, algo contradictorio en un juego free-to-play, que se supone que te tiene que enganchar para que acabes pagando por algo.
Lo que tampoco ayuda mucho son los pocos modos de juego, un modo historia en el que es imposible avanzar si no juegas mucho al multijugador, partida rápida que nos mete directamente en alguna batalla, luchando contra otro equipo, y un modo cooperativo en el que te puedes unir con otras personas para combatir enemigos controlados por la IA. No hay más variaciones del modo de lucha principal, de conquistar la fortaleza del rival, y pensando tan solo un minuto se nos ocurren otros modos que se podrían haber incluido, como un loco todos contra todos, o batallas entre más de dos equipos, tres o cuatro, lo que hubiera sido muy divertido y le hubiera dado un toque de variedad.
Los gráficos cumplen con su estilo cel shading, coloridos, con escenarios bastante bonitos, y la tasa de imágenes por segundo no se resiente demasiado pese a mostrar un gran de personajes a la vez en pantalla. Hasta la música cumple, simpáticas melodías, a veces incluso épicas, que pegan con el tono del juego, pero lo que no nos gusta tanto es el diseño artístico. Impersonal, sin carisma, que nos recuerda a otros muchos juegos del estilo, pero sin una impronta propia, no nos dice nada.
Un futuro prometedor el de los free-to-play en consolas; Happy Wars, un correcto intento
Ya lo han dicho muchos peces gordos de compañías tan importantes como Crytek, Ubisoft o Electronic Arts, el futuro de los free-to-play es innegable, y las consolas y sus plataformas digitales se deben abrir y dar paso a este mercado si no quieren quedarse atrás. Happy Wars es el primer juego de este estilo que llega a Xbox Live, pero estamos seguros que vendrán otros muchos a lo largo de 2013. Un juego gratuito, en el que no influyen demasiado los micropagos, con entretenidas batallas para 30 jugadores, una gran idea, a la que le falta un poco para enganchar y ser más adictiva. El hecho de ser gratuito podría hacer que fuéramos más condescendientes, pero que un juego cueste 60 euros, 20 o cero no es motivo para obviar sus carencias o capacidad para atrapar.
De hecho el máximo objetivo de un free-to-play debería ser atrapar y entretener, para que te apetezca pagar por alguno de sus contenidos, y así ser rentable para sus creadores. Pero si a las tres o cuatro horas ya estás aburrido de la fórmula y te parece repetitivo, difícilmente vas a pagar por algo. En cualquier caso os animamos a que lo probéis, no brilla ni destaca especialmente en ninguno de sus apartados, pero tampoco naufraga en nada de lo que se propone, un juego que no está mal, y cuyo mayor valor es ser gratuito.