Análisis de Chime XBLA (Xbox 360)

La industria del videojuego no dejará nunca de sorprendernos... Las causas solidarias con el tercer mundo ya han llegado a nuestros hogares también en formato digital, gracias a la compañía sin ánimo de lucro OneBigGame. Esta compañía se dedica a reclutar estudios de desarrollo de prestigio para que creen videojuegos por la causa. Claro está, sin percibir ni un céntimo por ello y donando más del sesenta por ciento de los ingresos que genere el juego en cuestión a niños necesitados. A la causa se han unido dos organizaciones de ayuda a la infancia: Save the Children y la fundación Starlight, que son las que se encargarán de gestionar, distribuir y repartir las ganancias obtenidas a través de la venta de los juegos.

Emocionante propuesta, sin duda. De momento, la primera entrega de esta ejemplar y solidaria idea dentro del catálogo de la compañía es el título que hoy nos ocupa: Chimes, un sencillo aunque entretenido puzle musical distribuido a través de la plataforma de descargas de Microsoft para la consola Xbox 360. Si bien técnicamente no es ninguna maravilla, es un pasatiempo excelente y adictivo, gracias a la sencillez de su desarrollo y la simplicidad de su sistema de juego. Eso sí, no está nada mal para ser un juego independiente desarrollado en el tiempo libre de la compañía Zoë Mode (responsable, entre otros, de You’re In The Movies) quienes, recordemos, han realizado todo el juego por amor al arte... O mejor, hablando con propiedad, por amor a la causa.

Acción relajante contrarreloj...

La verdad es que los términos "contrarreloj" y "relax", por lo general, no suelen ir de la mano. Pero en Chimes, gracias al ambiente que proporcionan las diferentes músicas del juego, y el desarrollo de las mismas durante las partidas, caeremos en un estado casi de trance a medida que vayamos colocando las diferentes figuras sobre la parrilla de juego. Claro está, las músicas ya están elegidas para provocarnos este estado semi-espiritual de conciencia, formando parte de los géneros conocidos como electrónica-ambiental, en algunos casos (como los temas de Moby o Orbital que adornan algunos de los niveles del juego), o minimalismo, como es el caso del tema Brazil, de Philip Glass, el primero de los que escucharemos en el juego.

La verdad es que no contaremos con demasiadas opciones musicales, ya que el juego únicamente contiene cinco temas diferentes, aunque, como veremos, éstos se desarrollarán de forma diferente dependiendo del transcurso de la partida. Nuestro objetivo principal es situar piezas de diferentes formas geométricas (similares a las que hemos visto en juegos del tipo Tetris... creo que ya todos nos hacemos una idea de a qué atenernos) en una parrilla rectangular completamente vacía, aunque a medida que avancemos en los niveles del juego iremos encontrando paredes que nos obstaculizarán diferentes zonas de la parrilla de juego, dificultándonos el situar las figuras dentro de la misma.

A medida que vayamos uniendo las piezas en la parrilla, formaremos cuadrados o rectángulos que llamaremos Quads. Los Quads miden, como mínimo, tres por tres cuadraditos de la parrilla, y estarán un tiempo activos, rellenándose siguiendo el ritmo de la música. Al estar activos, podremos añadirles a los lados y en los extremos más figuras para aumentar su tamaño, con lo que nuestra puntuación se multiplicará a medida que aumente su tamaño. Una vez el Quad se rellene por completo, quedará fijado a la parrilla y contará como un porcentaje de cobertura de la misma.

Nuestro objetivo final es, claro está, cubrir el máximo de la parrilla cuando el cronómetro llegue a cero. Tenemos diferentes espacios de tiempo seleccionables para jugar: nueve minutos, seis, etcétera. Cuando acabe el tiempo, el juego hará un recuento de nuestra puntuación y del grado de cobertura que hayamos logrado. En caso de que hayamos completado el cincuenta por ciento de la parrilla, desbloquearemos el nivel siguiente, con una nueva canción, hasta conseguir las cinco que integran el juego. En caso de que consigamos cubrir totalmente la parrilla, el juego nos recompensará con ingentes puntuaciones y adquiriremos una nueva fase para el nivel en que nos encontremos.

La gracia del asunto está en que, a medida que vayamos jugando, veremos una barra que irá pasando de derecha a izquierda de la pantalla, siguiendo el ritmo de la música. Cuando la barra pase por encima de las figuras o Quads que hayamos ido situando en la parrilla de juego, irán sonando diferentes melodías y sonidos relacionados con el tema que estemos escuchando. De esta manera, el tema se irá creando a medida que vayamos poniendo piezas y rellenando la parrilla. De hecho, la música cambiará sustancialmente a medida que vayamos acercándonos al cien por cien de compleción del tablero de juego.

Cabe decir que no podremos superponer unas figuras con otras, aunque una vez un quad se integre con la parrilla sí podremos poner figuras por encima, por lo que la labor de completar los espacios vacíos de pequeño tamaño resultantes de nuestra actividad en una zona determinada del tablero no resultará tan complicada como parece a primera vista. Eso sí, tenemos que tener en cuenta que los trozos de figura que queden como resultado de la formación de un Quad irán perdiendo vida a medida que la barra de ritmo pase sobre ellos. En el momento en que un trozo de figura pierda toda su vida (lo notaremos sin problemas, ya que primero perderá su color para, posteriormente, ponerse a brillar notablemente de manera intermitente), desaparecerán todos los trozos de figura del tablero y, con ello, desaparecerán también todas las bonificaciones de puntuación que hayamos conseguido creando y haciendo crecer los Quads, así como las bonificaciones de cobertura, que obtendremos cubriendo la parrilla lo más rápido posible.

Contaremos con un modo de juego contrarreloj, como ya hemos mencionado, así como un modo de juego libre, en el cual podremos rellenar las parrillas de los diferentes niveles desbloqueados en el modo principal de juego sin límite de tiempo, por lo que el juego se volverá un pasatiempo relajado, en el que podremos disfrutar de las músicas de cada nivel y podremos experimentar con los cambios de las mismas, dependiendo de cómo situemos las figuras y los Quads en el tablero.

No contaremos, lamentablemente, con ninguna opción multijugador para este título, aunque ciertamente se prestaría sin problemas a ser disfrutado en compañía de uno o más jugadores. Podemos imaginarnos un modo cooperativo o competitivo del juego sin demasiado esfuerzo, así que esperemos que en futuras revisiones el juego algún día llegue a convertirse en toda una experiencia individual y multijugador al completo... Eso sí, de momento podremos ir colgando en internet nuestras mejores puntuaciones, lo que puede dar pie a un poco de competitividad entre los diferentes jugadores del título.

Conclusiones

Si bien gráficamente nos encontramos ante un puzle más del montón-esto es, sin demasiados alardes de diseño, aparte de algún efecto gráfico o lumínico que resalta dentro del apartado, aunque sin demasiadas pretensiones-, Chimes se hace querer por su sencillez, su simplicidad conceptual y, sobre todo, por el ambiente relajado que lo adorna, en la estela de otros juegos ambientales de la talla de los conocidos flOw o Osmos. Las músicas del juego, pese a ser pocas, son de corte excelente, y ayudan a que el jugador se meta aún más en la acción, si no trepidante, sí totalmente absorbente de cada uno de los niveles de este adictivo puzle, gracias a la mutación que éstas van sufriendo a medida que añadimos piezas a la parrilla de juego.

Y, todo ello, aderezado con la posibilidad de ayudar a los niños que más lo necesiten a disfrutar de una existencia un poquito más digna. Horas de entretenimiento en compañía de la mejor música, un juego hecho con la mejor intención del mundo, y nuestra conciencia un poquito más tranquila. ¿Qué más podemos pedir por tan módico precio?