Análisis de Banjo-Kazooie XBLA (Xbox 360, Nintendo 64)
Pocos títulos pudieron medirse cara a cara con el fantástico Super Mario 64 en el campo de las plataformas en tres dimensiones. En 1998, Rare lo lograba con el genial Banjo-Kazooie, una aventura de plataformas protagonizada por un oso muy perezoso y un pájaro –femenino- con muy pocos pelos en el pico en la que debían enfrentarse a una malvada y fea bruja, Gruntilda, para rescatar a la hermana del protagonista de la acción. Ahora, con el lanzamiento de Banjo-Kazooie: Baches y Cavhicahes para Xbox 360, Microsoft y Rare nos brindan la oportunidad de revivir esta clásica aventura lanzada en Nintendo 64 hace diez años gracias al sistema de distribución digital de la consola, Xbox Live Arcade.
Corre, salta y recolecta
Tras el secuestro de Tooty, Banjo y su alada compañera deberán adentrarse en la lúgubre guarida de Gruntilda, lugar en el que esta bruja aficionada a las rimas mantiene presa a la hermana del protagonista. A partir de aquí, nos encontraremos con un título que presenta un esquema jugable muy similar al del citado Super Mario 64, ya que a través de la guarida de la bruja accederemos a los nueve mundos que conforman esta aventura, no sin antes haber aprendido nuevas habilidades que nos brindarán la oportunidad de seguir explorando este simpático y colorista universo.
En cada uno de estos mundos, en los que podremos movernos con total libertad mientras tratamos de resolver todos los desafíos que presentan, deberemos hacernos con diez preciados Jiggys (piezas de puzle que usaremos para abrir nuevos mundos) y cien notas musicales que nos permitirán derribar posteriormente las barreras mágicas establecidas por Gruntilda en su guarida. En el primero de los casos, la forma de obtener los citados Jiggys variará dependiendo del mundo en el que nos encontremos, aunque la base suele ser siempre la exploración del entorno a conciencia, con la consabida necesidad de realizar saltos imposibles, o la resolución de diversos minijuegos que pondrán a prueba nuestros reflejos. En el caso de las notas musicales, obviamente, no nos quedará otra más que recorrer de cabo a rabo todos y cada uno de los mundos del juego, aunque en este caso, a diferencia de lo visto en Nintendo 64 donde teníamos que coger las cien notas de cada mundo del tirón, se nos da la posibilidad de ir recogiéndolas poco a poco, lo que hace mucho más accesible esta tarea.
Otro de los aspectos más interesantes del juego radica en las variadas habilidades de Kazooie, que son las que nos permitirán progresar en cada uno de los mundos que presenta el juego. En este sentido, en las primeras fases de Banjo-Kazooie el topo Bottles adiestrará a la acompañante de Banjo para que pueda lanzar huevos por la boca y su retaguardia, mejorar su capacidad de salto –aunque para ello necesitará posarse sobre plataformas especiales-, volar, o adquirir la fuerza necesaria como para echarse a Banjo a la espalda y subir peligrosas pendientes sin caer en el intento. Algunas de estas habilidades, como decimos, se activarán únicamente posicionando al dúo protagonista sobre determinadas plataformas, pero en algunos de estos casos, y el resto de habilidades que accionaremos con diversas combinaciones de botones, tendremos que invertir también algunos de los diversos ítems que habremos recogido a lo largo de la partida (ya sean huevos azules, o plumas doradas y rojas).
Con este repertorio de habilidades, tendremos que superar infinidad de desafíos con un nivel de dificultad muy bien llevado que nos permitirá disfrutar de paseos más o menos apacibles en los primeros entornos del juego, para después vivir situaciones verdaderamente complicadas en los mundos finales de Banjo-Kazooie, donde se nos pondrá a prueba de muchas maneras posibles. Al respecto, el diseño de todos estos entornos de juego será el clásico, lo que significa que disfrutaremos de peligrosas escaladas en entornos helados, para seguidamente adentrarnos en entornos hostiles como un desierto o una zona pantanosa, un mansión encantada, o mundos con grandes parcelas cubiertas por el mar, lo que nos obligará a hacer uso de nuestras habilidades como nadadores. Huelga remarcar que en todos estos casos, será necesario hacer uso de las habilidades especiales del dúo protagonista, no limitándose toda la acción a saltar sobre peligrosas plataformas o luchar contra los enemigos con los que nos toparemos en nuestro viaje. Algo que se traducirá en la necesidad de observar a conciencia el entorno ya que, o bien tendremos que buscar determinados objetos para satisfacer las demandas de un variado repertorio de simpáticos personajes, o bien tendremos que accionar todo tipo de interruptores que nos darán acceso a las zonas más recónditas de cada entorno.
Hay que destacar en este punto que el sistema de control se ha adaptado a la perfección al controlador de Xbox 360, permitiéndonos realizar todas las acciones del original sin grandes complicaciones, facilitándonos además la posibilidad de manejar la cámara, aunque en este caso, al tratarse de una adaptación tal cual del original de Nintendo 64, hay determinados errores propios del título publicado hace ya diez años. Por un lado, el control de la cámara no es total, ya que habrá muchas situaciones en las que ésta tomará una posición fija para presentarnos la acción desde una perspectiva concreta, aunque no por ello siempre la mejor. Igualmente, habrá momentos en los que la cámara cambia de punto de vista de forma brusca, propiciando incluso que podamos caer en algún abismo por haber perdido la orientación. Algo propio de la época en la que se publicó el título ya que en esos momentos estábamos ante los primeros juegos en tres dimensiones que nos permitían movernos libremente por grandes entornos. Sin embargo, habría estado bien que se solventaran este tipo de deficiencias.
Tampoco podemos dejar de lado lo poco preciso que puede resultar el control en determinadas situaciones. Hablamos por ejemplo de las fases submarinas, donde sudaremos muchísimo para lograr que Banjo se dirija a un punto muy concreto –donde puede haber una nota musical, por ejemplo-, o los momentos en los que volaremos, que presentarán problemas similares. Como decíamos, el resto de aspectos a nivel jugable han sido trasladados de Nintendo 64 a Xbox 360 de una forma más que eficiente, pero estos detalles merman en muchos casos la calidad global del título, al que obviamente se le notan los años en detalles como estos. Y no hablamos de su nivel gráfico o sonoro, que a pesar de los años, siguen estando a gran altura.
Banjo-Kazooie fue en su momento uno de los títulos punteros de Nintendo 64 al presentar unos mundos de inmensas proporciones –que se verían ampliamente superadas en su secuela o Donkey Kong 64-, muy coloristas y variados, en los que daba gusto perderse. No por nada, Rare aprovechó cada uno de los recovecos de estos entornos para incluir objetos ocultos –los misteriosos huevos de colores, que finalmente cobran sentido, por ejemplo- que incitaban a la exploración. Del mismo modo, la mayoría de puzles con los que nos encontraremos se resolverán previo estudio del entorno por el que nos movemos, lo que deja claro el enfoque jugable con el que sus desarrolladores crearon el universo Banjo-Kazooie.
Obviamente, pese al leve lavado de cara que ha sufrido el juego en este relanzamiento para Xbox Live Arcade, a nivel poligonal y de texturas se nota que estamos ante un título de Nintendo 64. Es más, habrá momentos en los que el juego se ralentizará como antaño, algo increíble si tenemos en cuenta el hardware en el que se mueve ahora. Aún así, es cierto que estas ralentizaciones no se prodigan en exceso, y a grandes rasgos, se limitan al primer mundo del juego; algo increíble si tenemos en cuenta que las dimensiones de éste no son nada comparables con las de los siguientes entornos por los que nos moveremos.
Pero pese a todos los posibles defectos gráficos que pueda presentar este título, Banjo-Kazooie continúa sorprendiendo incluso diez años después de haber llegado al mercado, algo que no logran todos los títulos. Algo que ocurre también a nivel sonoro, principalmente por la maravillosa banda sonora compuesta por Grant Kirkhope, que sin duda hará que todo el mundo termine tarareando las melodías de cada uno de los mundos que tendremos que superar. Además, el escuchar cómo la música varía en tiempo real dependiendo de la zona por la que nos movamos dota al repertorio musical de una mayor variedad, ahondando todavía más en los aspectos positivos que remarcábamos anteriormente.
Por último, en este sentido, hay que recordar que como otros tantos títulos de Nintendo y Rare en Nintendo 64, los personajes en Banjo-Kazooie no hablarán directamente, sino que lo harán a través de variados gruñidos, algo que se ha mantenido por ejemplo en Banjo-Kazooie: Baches y Cachivaches. Un aspecto que para nada resulta negativo, aunque sí es cierto que para los usuarios que no vivieron dicha época puede chocarles. Igual que choca que el juego haya sido publicado íntegramente en inglés, lo que dificulta por un lado la comprensión de la simpática historia del juego –las rimas de Gruntilda pueden ser difíciles de captar-, pero también complica en exceso la resolución final del juego ya que previo al enfrentamiento contra la bruja deberemos superar una difícil prueba basada en preguntas de todo tipo.
Dicho todo esto, no podemos dejar de lado las increíbles sensaciones que transmite un título como este Banjo-Kazooie. Estamos antes el relanzamiento de un estilo de juegos que ya no se prodigan en el mercado de los videojuegos, algo que atestigua la tercera entrega de esta antaño popular saga que en cierto modo ha abandonado sus raíces más plataformeras para buscar enfoques jugables más novedosos. El juego es tan bueno como el original, y esto significa que cualquier aficionado a las plataformas y las aventuras disfrutará como un niño con Banjo-Kazooie, encontrándose además con un título con un buen nivel de dificultad y una notable duración. Pero este mismo hecho, es decir, el ser idéntico al título aparecido a Nintendo 64, lo deja expuesto a todos los problemas que presentaba el original antaño y que en aquella época no se tenían tan en cuenta dado el carácter de pioneros de este estilo de juegos.
Aún con todo esto, y el precio al que se pone a la venta (14,40 euros), ningún aficionado a las plataformas o los títulos de aventuras debería dejar escapar Banjo-Kazooie. Hacerlo sería dejar de jugar a uno de los mejores juegos de Nintendo 64 y por ende, de la historia.