Análisis de Asura's Wrath (Xbox 360, PS3)
Seguro que a los que os gusta el anime ya le teníais un ojo a echado desde que se anunciara en el Tokyo Game Show de 2010, con un espectacular tráiler que parecía más propio de una película de animación japonesa que de un videojuego. Durante los últimos meses hemos podido probarlo en varias ocasiones, haciéndonos una idea más o menos aproximada de lo que sería este peculiar título, y ya con el juego terminado lo que aparentaba se ha cumplido tal cual, y CyberConnect 2 ha logrado su propósito.
Un anime interactivo, más que un videojuego con toques de anime, en el que pasaremos más tiempo viendo escenas de vídeo que controlando al protagonista, algo que no decimos como una crítica, sino como lo que es, al fin y al cabo lo que buscaban hacer sus creadores, una experiencia bastante distinta a lo que estamos habituados a ver en un videojuego.
Entre tanto vídeo, tendremos que pelear en combates cuerpo a cuerpo, pulsar botones o mover los stick analógicos en el momento preciso, con los conocidos como QTE, y también hay numerosos momentos de disparos, en los que como si de un shooter sobre raíles se tratara tenemos que destruir a números enemigos mientras esquivamos sus acometidas.
Si alguna palabra define a este juego es espectacular, a lo que ayuda que sea visualmente impecable, siendo un genial anime interactivo que curiosamente no hace uso del conocido cel shading –esa técnica que consigue que los gráficos parezcan dibujos animados-, teniendo su propio estilo y personalidad, y además creando una rica y original mitología, que no nos recuerda demasiado a ninguna serie, manga o videojuego que hayamos visto. Utilizando la iconografía y mitología asiática, mezclada con ciencia ficción aunque argumentalmente bien podría tratarse de una tragedia griega, y si bien su historia no es deslumbrante ni especialmente sorprendente, sí es lo suficientemente interesante como para que te apetezca seguir jugando –y sobre todo mirando- y no quieras soltar el mando.
Sin querer destripar demasiado el argumento, la premisa argumental es muy sencilla. Asura es un semidiós que forma parte de los Ocho Guardianes Generales del Shinkoku Trastrium, que se encuentran en guerra permanente contra los Gohma, una raza de extrañas criaturas que se empeñan una y otra vez en destruir el planeta. Tras una de sus decisivas batallas, Asura es traicionado por los suyos, asesinado, acusado de la muerte del emperador Strada y con su esposa muerta y su hija secuestrada. Lanzado a la Tierra como un despojo, 12000 años después regresa a la vida con su rabia como única arma. Una historia de venganza y revancha pero también de salvación, épica y terriblemente espectacular, donde viviremos batallas y peleas increíbles, de escala planetaria.
Desde pelear contra Gohmas gigantes en forma de gorila, elefante, tortuga o rinoceronte, luchas individuales contra aquellos que nos traicionaron, en la superficie de la luna, en el espacio exterior, donde podemos ver cómo un enemigo se hace más grande que la propia Tierra e intenta aplastarnos con un dedo kilométrico, hasta ver cómo una gigantesca espada atraviesa el planeta de lado a lado. Por su gran dirección cinematográfica, lo variado, exótico y atractivo que es visualmente, las espectaculares peleas, el cuidado apartado sonoro, y la historia sencilla pero muy épica, ya merece ser jugado, sobre todo a quienes les guste el anime. Pero para los que simplemente busquen un buen juego de acción, y las escenas de vídeo no les interesen mucho o incluso les parezcan a veces un estorbo, y no sean especialmente simpatizantes de la estética japonesa y su manera de mostrar y contar historias, Asura's Wrath no es su juego.
Su duración es de unas seis horas, y puede parecer exagerado, pero alrededor del 65% o 70% del tiempo no estamos jugando, y a lo mejor nos quedamos cortos. La historia está dividida en episodios -18 más una sorpresa-, y cuando los terminamos podemos ver realmente cuánto tiempo hemos estado jugando –curioso que no lo oculten sus creadores-, ya que para calificar nuestra actuación se tiene en cuenta el tiempo que hemos tardado en superarlo. Y veremos como muchas veces para terminar un episodio hemos jugado tres o cinco minutos, siete u ocho como mucho y en ocasiones excepcionales. Eso no quiere decir que podamos dejar el mando encima de la mesa y estar comiendo palomitas mientras tanto, ya que en cualquier momento y sin avisar nos pueden pedir que pulsemos un botón, hagamos un movimiento con los sticks, ya sea con una simple pulsación o de manera sincronizada.
Desde que el mítico Shenmue de Sega allá por el año 2000 bautizara y pusiera de moda este tipo de secuencias –que no inventó-, los conocidos como QTE –Quick Time Events- se han podido ver en muchísimos videojuegos de diferentes formas, tanto que llegó un momento en el que era difícil no encontrarse con alguno en un título de acción o aventura. Utilizados con mayor o menor acierto, incluso haciendo un arte de ello como Heavy Rain, y otras muchas veces introducidos de manera forzada e innecesaria, en Asura's Wrath no se hace de ellos el mejor uso que hayamos visto nunca, ya que realmente no influyen en el desarrollo de los acontecimientos. Da igual si fallas alguno que otro, la historia y la secuencia continuarán, y te penalizarán en la puntuación final del capítulo, o en algún combate que te lleves un golpe de más y veas tu vida mermada, pero nada decisivo o trascendental. No nos permiten tomar decisiones, o variar ni un ápice una historia muy guiada, aunque en algún momento concreto podamos callar a nuestro interlocutor antes de tiempo…
Su jugabilidad, refiriéndonos a los momentos en los que controlamos a Asura directamente, es muy sencilla, con un sistema de combate que entenderemos rápidamente y que es bastante entretenido y se controla bien, subsanados ciertos problemas de versiones anteriores que probamos como un control un poco tosco o problemas con la cámara. Dos botones de ataque, sencillo y fuerte, un salto, un botón para esquivar, otro para fijar a los enemigos –nada necesario-, y un botón de disparo. Los combos son muy simples, y existe la peculiaridad de que cuando usamos el ataque fuerte nuestro protagonista se sofoca, y debemos esperar unos segundos a que se recupere para volver a realizar este tipo de ataque. Cuando conseguimos derribar a un enemigo, si tenemos disponible el ataque fuerte podemos realizar un golpe especial, y dejando el ataque normal pulsado realizamos una acometida, y esto mismo en el aire se convierte en una caída en picado.
También podemos realizar contraataques, pulsando el botón que aparezca en pantalla en el momento justo, parando el golpe o por ejemplo devolviendo un proyectil, y contamos con una barra que cuando se llena nos permite entrar en el modo Ilimitado, durante el cual Asura no se cansa y puede realizar tantos ataques fuertes como quiera. Pero la barra más importantes de todas, además de la de salud, es la de furia, un medidor que se va llenando poco a poco cada vez que golpeamos y que marca el fin de cada escena de acción. Una vez lleno, pulsando el gatillo derecho desatando la furia de Asura, con una espectacular secuencia que acaba con cuantos enemigos haya en pantalla por grandes que sean, aunque en algunos jefes solo marca el fin de ese momento concreto del combate.
Las secuencias de disparos son entretenidas y están bien ejecutadas, el personaje avanza solo ya sea volando o corriendo y nosotros los movemos a los lados a la vez que una mirilla con la que vamos apuntando, usando dos tipos de disparos: fuego rápido y dirigido. Cuando pasamos la retícula por encima de los enemigos estos se van marcando, a lo Panzer Dragoon, y con el disparo dirigido soltamos un proyectil para cada uno. Hay que esquivar los disparos enemigos, a veces saltar o esquivar ciertas trampas, y se agradecen estos momentos diferentes a los combates cuerpo a cuerpo, bien resueltos.
Sobre la jugabilidad de los QTE no hay mucho que decir, desde aporrear un botón incansablemente, mover los dos sticks analógicos hacia una dirección, o pulsar Y o triángulo de manera sincronizada con un círculo, calificándonos al momentos si lo hemos hecho bien, genial o excelente, y ya os decimos que es muy fácil hacerlo de manera perfecta, habiendo fallado muy pocos a lo largo del juego. Antes de comenzar la partida podemos elegir entre tres dificultades, y en la normal es un paseo hasta casi el enemigo final. Tras cada episodio nos valoran con una letra, A, B, S, etcétera, y desbloqueamos extras en una galería, como arte conceptual o fichas de los personajes, además de barras especiales. Estas son las barras de salud y furia con propiedades especiales, como reducir el daño o reducir el tiempo de recuperación tras un ataque fuerte, y podemos equiparlas según las desbloqueemos.
Su rejugabilidad es escasa, podemos volver a jugar cualquier episodio e intentar sacar mejor valoración, en fácil, normal o difícil, y una vez terminadas sus seis horas, poco más queda por hacer, apenas hay alicientes, si acaso intentar sacar sus logros o trofeos. Por suerte volver a jugar un episodio no es un engorro, ya que se pueden ir saltando las escenas de vídeo, menos evidentemente en las que tuviéramos que interactuar. Al cabo del año jugamos muchísimos títulos que tienen una duración aproximada, pero que luego suelen incluir otros alicientes como modos multijugador, pero este no es el caso, y nos parece un producto que se queda un poco corto en contenidos y del que es complicado recomendar su compra alegremente.
Técnicamente es intachable, usando el famoso Unreal Engine consigue esconder errores intrínsecos a este como la carga tardía de texturas, y no podemos mencionar apenas ningún fallo. Va siempre fluido, los tiempos de carga no son excesivos, y cuesta diferenciar cuando son escenas con el propio motor gráfico o de vídeo, mezclándose de una manera que no te das ni cuenta. Tiene momentos memorables, que pocos videojuegos se permiten el lujo de mostrar, tanto por la espectacularidad de lo que sucede, por la calidad con que lo muestran, y una dirección cinematográfica realizada con mucho gusto, puro anime, y de los buenos. El diseño de los enemigos podría ser mejorable, refiriéndonos a los Gohma que no dejan de ser animales negros como ensangrentados, pero el de los protagonistas y villanos de la función es genial, muy carismáticos, por no hablar de la imaginación que impregna toda la obra en sus escenarios.
A destacar el excelente gusto con el que están realizadas unas ilustraciones al finalizar cada episodio, que aportan más detalles de la historia y que están dibujadas por diferentes artistas nipones. Y su presentación, en forma de serie de televisión por capítulos, con créditos mientras juegas y hasta unos vídeos que nos adelantan qué pasará en el siguiente capítulo, que por suerte se pueden saltar los más sensibles a los spoilers. Un apartado técnico que cumple muy bien, aunque no podemos explorar los escenarios, combatimos en arenas vacías, hay texturas un poco pobres y nada cuenta con excesiva carga poligonal, pero el conjunto da muy bien el pego y consigue su propósito.
El sonido cumple también con muy buena nota, incluye el doblaje japonés e inglés, con subtítulos en castellano, un gran acierto, pero nosotros que hemos preferido jugarlo en el idioma nipón, acostumbrados a las ganas e ímpetu que le ponen en su trabajo, hemos notado algún problema de sincronización labial un poco extraño. Nada grave y seguimos prefiriendo este tipo de voces, teniendo en cuenta que estamos ante un juego muy dramático y sobre todo con muchos gritos, y al escucharlo en japonés acentúas esa sensación de estar jugando un anime. La música cuenta con un tema principal precioso, que no te cansas de escuchar aunque lo usan bastante, y el resto de melodías son muy eclécticas, mezclas de rock, electrónica, tipo western o hasta clásica –impagable el combate en la luna sonando la sinfonía No. 9 de Dvorak "From the New World"-. Un apartado sonoro muy notable.
Atrevido y muy original, pero no apto para todos los paladares
Si te gusta el anime y los videojuegos no te lo puedes perder por nada del mundo, la experiencia definitiva que mezcla ambos entretenimientos de una manera perfecta, un espectáculo que una vez comiences no querrás parar hasta ver su desenlace. El problema es que su fin no tarda mucho en llegar, alrededor de las seis horas, y después de esto pocos alicientes tendrás, por no decir casi ninguno, para seguir jugando. Y para los que solo buscan un buen título de acción, el problema ya no está en lo que dura, sino en que el tiempo que realmente somos participes de la acción es escaso, teniendo más protagonismo las escenas de vídeo que la propia jugabilidad. No sabemos si CyberConnect 2 debería haber intentado que fuera más videojuego y menos anime, pero lo que han hecho nos ha gustado mucho, nos lo hemos pasado bomba con sus alocadas escenas de acción, sus personajes de opereta y su épica desmedida y sin control. Un producto muy honesto en lo que ofrece, redondo y satisfactorio, pero que contradictoriamente cuesta recomendar su adquisición, aunque creemos se debe disfrutar.