Análisis de Edge eShop (Wii U)
Con la llegada de los dispositivos móviles, muchos juegos rompieron con la complejidad que muchos títulos habían alcanzado en consola, ofreciendo más acciones de las que botones tenía el mando, y recuperaron esa esencia adictiva pero sencilla que dominaba hace ya algunas décadas el mercado. Esa esencia adictiva ha vuelto recientemente, como tantos otros géneros perdidos, de la mano de los desarrolladores independientes.
Allá por 2008 debutaba este EDGE en dispositivos iOS, el cual se convertía en uno de esos títulos en los que, como decimos, su sencillez y adictividad se convertían en los pilares sobre los que residiría su éxito.
Tanto es así que EDGE acabó abandonando los dispositivos de Apple para llegar a otras plataformas, como ordenadores, PSP y PlayStation 3. Ahora, es el tuno de Wii U.
Jugabilidad ‘old-school’
La propuesta en este caso es sencilla. Desde una perspectiva isométrica, tenemos que conducir a un cubo por diferentes escenarios –formados, igualmente, por cubos de idéntico tamaño, así como otros elementos que aparecerán según avanzamos– mientras recogemos unos prismas más pequeños. Hacerlo en el menor tiempo posible y recoger todos los prismas en cuestión harán que nuestra nota al final del recorrido sea la más alta. Claro que no todo será tan sencillo como parece.
Lo primero será el control. Tocar la cruceta no será suficiente para que nuestro cubo protagonista apoye su siguiente cara sobre el suelo. Pulsar en una dirección lo impulsará en esa dirección, pero tendremos que mantenerla pulsada para que el cubo apoye la siguiente cara. Esto es algo que nos permite mantener el equilibrio apoyando uno de sus filos, un movimiento que será determinante en niveles más avanzados.
Pero no adelantemos acontecimientos. Aparte de conducir al mencionado protagonista, tendremos que usar la cabeza para hacer que llegue a los sitios más inaccesibles. Nuestro cubo puede subir a otro bloque de igual tamaño, siempre y cuando tenga espacio para ello. Muchas veces será necesario replantearnos la situación, y ver cuál es la mejor manera de acceder a un determinado lugar, como decíamos, para poder llegar a esos elementos de bonificación repartidos por los escenarios.
Diversión asegurada
A poco que os guste un juego de puzles y habilidad de estas características, EDGE promete diversión asegurada. Cuenta con una buena curva de dificultad, que en los primeros compases nos servirá sobre todo para hacernos a su jugabilidad. Los controles, originariamente táctiles, están ahora adaptados a la cruceta del GamePad, y cuentan con ventajas e inconvenientes, pero éstos palidecen ante aquéllos.
Si visualizáis una cruceta, sabréis que las cuatro direcciones se reparten entre vertical y horizontal, mientras que en una perspectiva isométrica, los lados del cubo miran hacia las diagonales. Por esto, al principio será un poco confuso pulsar "derecha", y ver que el cubo realmente está yendo hacia la diagonal entre la derecha y abajo. Al final, es sólo cuestión de adaptación, y una vez superemos este pequeñísimo inconveniente, agradeceremos enormemente tener la precisión que da un botón físico a la hora de solventar las situaciones más exigentes.
Tras unos niveles de tutorial, o de mero trámite, si queréis, comenzará la diversión. Comenzaremos a ver diferentes "trampas", elementos móviles y coleccionables que parecen prácticamente imposibles de conseguir. Y esto sólo acaba de empezar. EDGE cuenta con más de cien niveles, que recogen los originales, los de bonificación y los extendidos que el juego ha ido recibido en sus diferentes versiones. Además, es un juego accesible dentro de su dificultad, por lo que se hace ideal para partidas rápidas, cuando queremos desintoxicarnos de títulos más complejos.
Un diseño simple, pero adecuado
Acorde con su jugabilidad es el diseño. Dentro de la simpleza, es un juego que cumple en lo visual, con una apariencia sobria y correcta. Comentar que, faltaría más, el juego funciona a sesenta imágenes por segundo, y a una resolución nativa de 1080p. Además, podemos verlo en el GamePad, y jugar con total comodidad desde el mando de Wii U. El sonido, eso sí, cuenta con algunas melodías muy, muy inspiradas, que acompañan nuestro progresar por los laberínticos circuitos a las mil maravillas.
El conjunto es una experiencia muy propia de los 8 bits, a pesar de estar desarrollado totalmente en tres dimensiones, pero que le da ese toque arcade y clásico que, en cierto modo, es parte de su atractivo. La adictividad que comentábamos antes será también un elemento clave, ya que, una vez completados los más de cien niveles, podremos volver a ellos, intentando superar nuestra mejor marca o a conseguir el prisma que nos falta, algo que, al menos a nosotros, nos ha apetecido más de una vez.
Diversión directa y clásica
EDGE es un juego que deja las cosas claras desde el primer momento. Aquí no hay gráficos espectaculares o una historia que encoja el corazón. En EDGE hay diversión y adictividad de la vieja escuela, con una cantidad considerable de contenidos y con algunas secciones que pondrán a prueba la habilidad y los nervios de los más experimentados y pacientes.
Teniendo en cuenta que llega cinco años después de su salida en iOS, esperábamos mayores novedades en Wii U –habría estado interesante hacer experimentos con las dos pantallas, como secciones en las que el cubo se viese en una y el escenario en otra, por ejemplo–, pero lo cierto es que es una experiencia que, si sabes a lo que vas, consigue satisfacer. Además, es un buen "desintoxicador de Triple A", un título perfecto para cuando quieres desconectar, y nos llega a un precio bastante razonable.