Análisis de TrackMania Wii (Wii)

Aunque lo habitual cuando pensamos en un género es que todos los juegos del mismo que se nos ocurran sigan las mismas pautas, con tan sólo unos pocos elementos diferenciadores que los identifiquen, de vez en cuando nos encontramos con sorpresas que cambian un poco la fórmula. Este es el caso que nos ocupa en el género de la velocidad, donde prácticamente todos los juegos se centran en vencer a nuestros rivales a lo largo de varias vueltas en un circuito. Bajo esta fórmula hay juegos más realistas u otros más desenfadados, pero lo normal es encontrarnos con vehículos con los que podemos colisionar (y cuyas acciones, por tanto, nos afectarán) y circuitos sobre los que tendremos que dar varias vueltas. Pero aquí tenemos a TrackMania, que cambia ligeramente las reglas de juego.

El título, que tiene su origen como juego gratuito para PC, se centra en conseguir los mejores tiempos en circuitos cortos en los que no deberemos dar vueltas, ya que no serán circulares. En cada uno de ellos tendremos un inicio, un fin y una serie de puntos de control por los que tendremos que pasar obligatoriamente para registrar nuestro tiempo. Por supuesto, como en otros juegos del género, aquí también tendremos rivales a los que batir, aunque aquí tan sólo deberemos fijarnos en sus tiempos, y es que en TrackMania los rivales aparecen en forma de fantasmas (con los que no podremos colisionar) que, en el caso de los conductores controlados por la máquina, siempre seguirán el mismo camino, en función del tiempo que estén marcando.

La idea es tenerlos como referencia para ver si somos más rápidos que ellos, pero no vernos afectados por sus acciones. Esto ocurrirá igual si nos enfrentamos a otro jugador, con la diferencia que el fantasma se irá actualizando con el mejor tiempo que haya realizado nuestro rival. A la hora de manejarlo se nos permitirá usar la combinación nunchuck más mando de control, el mando clásico o el mando de Wii en horizontal a modo de volante. Aunque todos los sistemas de control funcionan a la perfección, hemos de destacar el último, ya que es probablemente el juego donde mejor funciona el mando usándolo como volante.

Inténtalo, y si fallas, repítelo

Como vemos, aquí lo importante es lograr el mejor tiempo, contando para ello tan sólo con nuestras habilidades (ya que no podremos echar la culpa a un empujón de nuestro rival, por ejemplo). El juego tiene un claro componente arcade que hace que todo vaya muy rápido en los alocados circuitos (de los que hablaremos un poco más adelante), algo a lo que ayuda la posibilidad de reiniciar de forma inmediata cada carrera para así poder empezar desde cero en caso de haber cometido un error que nos haya hecho perder muchos segundos. De esta forma, dándole a un botón (el - ), volveremos sin ninguna espera al punto de inicio, colocando nuestro contador a cero de nuevo, por lo que picarnos para conseguir el mejor tiempo será fácil y divertido.

Antes mencionábamos los escenarios, y es que estos también destacarán. Tenemos seis ambientaciones, cada una de ellas el entorno donde correrá uno de los seis tipos de vehículos disponibles en el juego. Aunque en función del tipo de circuito nos encontraremos con diferencias, por lo general nos encontramos con pistas muy rápidas, llenas de saltos y con algún que otro looping o incluso tubos en los que poder subirnos por sus paredes. Aquí las leyes de la física han tomado vacaciones, permitiéndonos realizar movimientos prácticamente imposibles. Quien busque un juego realista no debe fijarse en TrackMania, aunque se estaría perdiendo una experiencia realmente divertida.

Aparte de este modo de juego, que se repite en el modo Carrera para un jugador, para el multijugador a pantalla partida y para el modo online, el juego cuenta con otras dos propuestas para jugar en solitario. El primero es el modo puzle en el que se nos dará un escenario a medio hacer y una serie de piezas. La idea es terminar el circuito y correr para conseguir el mejor tiempo posible. La gracia es que no sólo habrá una forma de terminar los circuitos, por lo que para conseguir el mejor tiempo será vital dar con la mejor combinación posible de piezas.

Escenarios con mala idea

El otro modo, que nos ha parecido sencillamente genial, es el modo plataforma, en el que se nos pondrá solos en un circuito y nos pedirá que lo superemos en el menor número de intentos posible. La gracia es que estos circuitos están hechos con bastante mala uva, teniendo saltos tras los que deberemos girar hacia un lado para coger una rampa que no habíamos visto hasta ese momento, agujeros que deberemos sortear si no queremos caer o partes del escenario que deberemos hacer sin un solo fallo para no perder velocidad y no caer en un salto. Cada uno de estos circuitos se divide en secciones y en cualquier momento podemos decidir si reiniciamos desde la última sección alcanzada (sumando un intento) o si volvemos al inicio del circuito (poniendo los intentos a cero). Este modo es realmente genial y pica muchísimo para conseguir completar cada uno de los retos que nos encontraremos en los circuitos.

Algo que no hemos comentado es que en función de bien que lo hagamos en las distintas carreras (en cualquier modalidad del modo para un jugador) se nos dará una serie de medallas. Según las acumulemos iremos desbloqueando nuevos circuitos y además, iremos ganando dinero con los que poder comprar otros. El número de circuitos que tiene el juego es bastante elevado, más de 150 en el modo Carrera, y a esta cifra tenemos que añadir el hecho de que el juego cuenta con un completo editor de circuitos, con lo que podremos ampliar su número con circuitos creados por nosotros o con otros que hayan compartido otros jugadores a través del modo online. El editor es muy completo y bastante intuitivo, pudiendo crear en pocos minutos circuitos bastante complejos.

Además del modo para un jugador, podremos competir contra otros jugadores, ya sea a pantalla partida (entre dos y cuatro jugadores) o con el modo online. En el primer caso, la experiencia de poder picarnos con quien tenemos al lado es realmente divertida, el problema es que el juego no está muy bien optimizado en cuanto al apartado técnico y el juego presenta una tasa de imágenes por segundo bastante inestable, algo de lo que ya nos habíamos quejado en las impresiones y que lamentablemente no se ha corregido. Es cierto que esto no hace que el juego sea injugable, pero llega a ser molesto. En cuanto al modo online, en las partidas que hemos jugado hemos visto que no hay problemas a la hora de encontrar rivales, aunque se nos ha caído la partida alguna que otra vez. En este modo, además de poder competir contra otros jugadores, podremos comparar nuestros tiempos o ver qué posición ocupamos en la clasificación mundial.

Sencillo pero frenético

Gráficamente el juego es relativamente sencillo, escenarios no muy elaborados y con pocos coches en pantalla. En cuanto a los vehículos, tienen buen acabado, aunque no buscan un gran nivel de detalle, y cuentan con algunos efectos gráficos muy llamativos. Sin duda, donde destaca el juego es en su rapidez, suavidad y una tasa de imágenes por segundo muy alta (siempre hablando del modo para un jugador), ofreciendo una experiencia de juego frenética y continuada, ya que los reinicios de carrera son inmediatos y los tiempos de carga no son demasiado elevados. El punto negativo lo trae el modo a pantalla partida, y es que como comentábamos antes aquí la suavidad cae en picado, algo que vemos imperdonable dado que no es un juego que tenga una cantidad de detalle gráfico excesiva.

En cuanto al apartado sonoro, mantenemos lo que dijimos en nuestra anterior toma de contacto con el juego: los efectos sonoros son correctos y acompañan bien al juego, pero la música acaba resultando molesta. El principal motivo de esto es que tan sólo tenemos una melodía por tipo de escenario, y esta se repetirá constantemente mientras corramos. Esto quizás no sería problema si el juego tuviese otra fórmula, pero en el caso de TrackMania que la base consiste en repetir una y otra vez los circuitos para mejorar los tiempos, sí lo es, haciendo que más de una vez nos sintamos tentados a bajar su volumen.

Si hay una palabra que define a TrackMania es diversión. El juego ofrece una experiencia arcade realmente adictiva que nos invitará a repetir una y otra vez los circuitos para mejorar nuestros tiempos. Hay que dejar claro que es una fórmula algo diferente a lo ofrecido por otros juegos del género, ya que aquí no debemos enfrentarnos directamente a nuestros rivales, no chocaremos contra ellos y tampoco tendremos unos circuitos largos en los que dar varias vueltas. A cambio se nos ofrece una experiencia de juego frenética que nos tendré pegados al mando tanto si jugamos solos como si lo hacemos en compañía. En definitiva, si pruebas este TrackMania te encontrarás con un juego tremendamente divertido y apto para todo el mundo que ofrece una experiencia que ningún otro título da.