Análisis de Super Mario Galaxy 2 (Wii)

Hay obras que ocultan su genialidad bajo una apariencia de sencillez. Por poner unos ejemplos: los libros de Delibes se leen con facilidad, películas como Casablanca o Blade Runner son agradables de ver y las canciones de John Lennon son pegadizas. Pero, sin que te des cuenta, mientras te entretienen, estas obras van dejando en ti una impronta que te será difícil olvidar... si quisieras olvidarla, que no es el caso.

Super Mario Galaxy 2 sería un buen equivalente dentro de los videojuegos. Es tan sencillo de entender, tan divertido y tan fluido de jugar que tardas un poco en darte cuenta de lo excelente que es la técnica subyacente.

En su nueva aventura galáctica, el icono de Nintendo despliega encanto y se desmitifica siendo capaz de jugar consigo mismo al tiempo que se convierte en un mito mayor aún.

Mientras que muchos juegos se debaten entre respetar a los jugadores más hardcore y atraer a los no jugadores, Mario pone sus cartas sobre la mesa para todos. A los primeros les ofrece el reto de una dificultad mayor, de forma que hay niveles que se encabritan como potros salvajes y requieren tener mano firme y segura para poder domarlos. Que no te engañe el jefe-bebé piraña de la primera fase, esto no va a ser un paseo espacial. Eso sí, lo disfrutarás desde el primer destello. Estos jugadores curtidos verán recompensada su habilidad controlando a Mario con trozos de cometa que les abrirán el camino a nuevos desafíos.

Los más novatos no tendrán que enfrentarse a la frustración de chocar una y otra vez contra la misma pared porque Nintendo les tiende la mano en forma de diversas ayudas dentro del juego con vídeos que les mostrarán lo que tienen que hacer y la inclusión en las fases más dificiles de un personaje que se ofrecerá a llevar a Mario hasta la estrella directamente, aunque en este caso la estrella te contará, pero será de bronce, no de oro, lo que acabará por despertar tu pundonor.

¿Quieres novedades? Recurre a un dinosaurio del pasado

A los juegos de Nintendo, precisamente por ser los que mejor saben aprovechar las características de sus consolas, se les exige más que a los de otras empresas. Super Mario Galaxy acalló muchas voces que acusaban a Nintendo de ser demasiado conservador con su buque insignia, y este capítulo silenciará con contundencia a quienes afirmaban que SMG2 sería una simple ampliación de las posibilidades jugables de su antecesor. Nivel tras nivel el juego sorprende y logra despertar un cosquilleo en el jugador.

Para poder dar este paso al frente, Nintendo ha mirado hacia el pasado, rescatando personajes y elementos que funcionaron bien y rehaciendo su jugabilidad. Son numerosos los autohomenajes, partiendo del mismo menú para moverte los por mundos.

Yoshi ha aparecido en numerosos juegos de Mario, incluso ha protagonizado algunos juegos por su cuenta, pero nunca ha jugado un papel tan decisivo. Nunca hasta ahora, que se convierte en la piedra angular de buena parte de los niveles. Yoshi anda sin dificultad por terrenos llenos de barro que ralentizarían a Mario, puede mantener el salto e incluso subir un poco más y cuenta con una serie de habilidades cumpliendo el dicho "somos lo que comemos". Volar subido a Yoshi es más gratificante que hacerlo con el traje abeja, aunque no más fácil, y cuando le hayas dado una guindilla y empiece a recorrer a toda velocidad el escenario estarás deseando que lleguen niveles que te permitan experimentar la velocidad más intensa.

Yoshi no sólo sirve para transportarte; con su lengua puede acabar con bastantes enemigos e incluso puede atrapar bombas y redirigirlas a otro objetivo. En Super Mario Galaxy 2 la presencia del pequeño dinosaurio en un nivel es garantía de diversión.

Tres habilidades nuevas y homenajes al pasado

Pero las innovaciones no sólo vienen de la mano del pasado. El guardarropa de Mario se ha ampliado con dos trajes nuevos -el de nube y el de roca- y una habilidad, la de usar el trompotaladro. Es curioso, pero, con ser tres elementos nuevos, al empezar a usarlos parece que siempre hubieran estado ahí. Si jugar con Yoshi por los planetas es satisfactorio pero requiere de cierta práctica, las nuevas habilidades son muy intuitivas.

La música es un caso aparte. Ha sufrido el mismo proceso que el resto del juego de recuperar el pasado y darle proyección de futuro con un giro; homenajes grandiosos a títulos muy queridos de juegos pasados y nuevos temas espectaculares, como la música country que suena en la galaxia Serrería Rompecabeza (una de las que más recuerda al primer Galaxy). Al igual que la dificultad, también la música se pliega a las características de los jugadores. Quienes se acerquen a Mario por primera vez oirán temas que les parecerán pegadizos y agradables. Los veteranos se encontrarán a sí mismos tarareando en algunos niveles las canciones con las que han crecido. Ninguno estará decepcionado.

Luigi es otro caso de personaje que siempre ha acompañado a Mario, pero no convence a los seguidores ya que su mayor capacidad de salto queda eclipsada por un control más escurridizo. En Super Mario Galaxy jugabas con Luigi cuando habías conseguido la mitad de las estrellas, y esto provocó que algunos jugadores abandonasen el juego en ese punto, desanimados por el resbaloso Luigi.

Nintendo ha rectificado ahora y te permite usar al hermano más alto desde casi el principio, e incluso te concede alguna pequeña ventaja para animarte a jugar con él, pero no acaba de motivar del todo. Cuando mueres jugando con Mario te queda la sensación de que has fallado, pero cuando controlas a Luigi es fácil pensar que es él el que se ha equivocado, son sus características personales las que te han llevado a errar el salto.

Desmontando a Mario para hacerlo más grande

El diseño de niveles es uno de los aspectos más irreprochable e impecables del título, merecedor de aparecer en un manual como ejemplo. El ritmo al que avanzas por cada fase es casi musical; todo forma parte de un engranaje perfecto en el que nada sobra, falta ni desentona. El universo de Mario es armónico y elegante, ya sea cuando unas sierras van acortando la base sobre la que andas, cuando sólo ves lo que tienes ante ti y juegas contra el reloj o cambiando entre las 2 y las 3Ds. SMG2 recopila los elementos señeros de la franquicia y les da la vuelta una y otra vez, jugueteando con ellos con fruición: la cámara, la gravedad, las dimensiones, los enemigos… nada queda a salvo de las manos de los desarrolladores. Es fácil imaginar a Miyamoto sonriendo al ver el resultado final del juego.

Cada mundo y cada galaxia poseen una personalidad diferenciada; algunos enemigos finales son carismáticos y Mario logra transmitir desde la pantalla la alegría con la que recoge estrellas para rescatar a Peach.

Nintendo ha anotado bien todas las críticas que se hicieron al anterior título galáctico, y algunas las ha tomado en consideración, mientras que a otras les lanza un guiño más o menos burlón. ¿Que la historia del primero era sencilla? Pues convierte el principio del juego en un clon del primero, incluso exagerando la falta de justificación del secuestro de Peach; ¿qué era demasiado fácil? Sube la dificultad desde el primer punto pero lanza una cuerda de socorro a quienes se queden atascados; ¿qué no era muy plataformas? Te permite decidir en algunas fases dónde colocas las plataformas; ¿qué tenías que recoger 60 estrellas para volver a empezar el mismo juego? duplica las estrellas totales y te permite jugar con Luigi desde el principio; ¿qué era monótono? Introduce numerosos elementos que convierten la jugabilidad en una de las más variadas que se ha visto en los últimos tiempos.

Pocas veces Mario se ha tomado a sí mismo tan en broma y tan en serio a la vez, se deconstruye para convertirse en delicatessen apta para todos los paladares.

Sara Borondo

Una experiencia de juego que va más allá de la primera parte

Super Mario siempre ha sido sinónimo de plataformas, más allá de sus escarceos en otros ámbitos, y pocos pueden negar su buen hacer en el género, no sólo sobreviviendo a la llegada de la tercera dimensión, sino definiendo muchos de los cánones del género. Galaxy tenía el factor sorpresa, y su segunda parte no tiene esa frescura (aunque sabe a nuevo todo el rato), pero tiene algo mejor: es sublime. Han logrado potenciar los mejores aspectos del primer título, mejorar lo que no había funcionado al mismo nivel de genialidad, y han formado una experiencia de juego que, por increíble que parezca, va mucho más allá de su primera parte.

Super Mario Galaxy 2 divierte, reta, y satisface, pero, sobre todo, consigue que sonrías de principio a fin, mientras viajas por las estrellas en unos mundos de fantasía desatada. Explota los límites de la consola para generar unos entornos con un diseño magnífico, le añade una música que no sólo recupera las más clásicas melodías de la saga, con otras nuevas, y una factura técnica también mejor. El mando, por su parte, responde mejor incluso que antes, el multijugador se deja disfrutar mucho más, y el diseño de los niveles supera desde los primeros compases a los mejores niveles de su predecesor. Es todo lo que ya fue, y mucho más.

Daniel Escandell