Análisis de Overturn Mecha Wars WiiW (Wii)
Los videojuegos con robots gigantes se cuentan posiblemente por centenares, y es que hay algo muy atractivo en los ingenios mecánicos, desde la época del Doctor Infierno (título de la tesis desconocido), o incluso antes. Y dentro de este mundillo, hay un punto y aparte en el terreno de los juegos de lucha uno contra uno, y no hablamos de famosos bodrios como Rise of the Robots, sino más bien de cosas en la línea de Virtual On.
Overturn: Mecha Wars intenta situarse en esa línea, y está claro que hay unas fuertes limitaciones por el tamaño máximo que tienen los juegos de WiiWare, pero, pese a todo, está claro que el proyecto no alcanza ese objetivo por ésa, y otras razones.
Tiene sus más y sus menos, y el juego está bien en algunos aspectos, pero la ejecución de múltiples aspectos deja con ganas.
Contamos con cuatro robots a escoger, y aunque la cifra es escasísima, hay opciones de personalización para escoger diferentes armas, lo que puede dar un poco más de cancha. Con nuestro robot nos enfrentamos a otra máquina, en combate uno contra uno, y perspectiva en tercera persona, situada inmediatamente por detrás del robot, al que vemos de cuerpo entero. Es una vista competente, apta para este tipo de lucha, y los entornos amplios y muy despejados en los que nos enfrentamos.
Los escenarios, sin embargo, están tan despejados y son tan planos que en ocasiones nos recuerdan casi más a los entornos sobre Modo 7 de Super Nintendo que a los polígonos planos y escasamente texturizados de la posterior generación. Y es que no hay apenas volumen, ni elementos interactivos, ni nada: nos lleva varios años atrás en el tiempo en diseño, aspecto técnico, y a ni se sabe dónde en cuanto a gusto estético. Igualmente, los modelados de los robots son toscos, simplistas, y de muy escaso nivel de detalle y paupérrima coloración y texturización. Eso, teniendo en cuenta que sólo hay dos robots en pantalla, es muy poco justificable: una cosa es que no haya memoria para muchos contenidos, pero si no hay contenidos en cantidad, al menos podría lucir bien. Tan sólo se salvan algunos efectos concretos, pero no son la norma, sino la excepción.
Pocos escenarios y pocos robots que se repiten una y otra vez dan un aspecto muy desangelado a todo el conjunto. Sin vida en los escenarios, y una terrible sensación de vacío, todo juega en su contra: no hay interacción, ni dinamismo, y lo único que haces es perseguir al enemigo para darle caña. Y la inteligencia artificial brilla por su ausencia.
La experiencia sólo mejora cuando se juega en línea, pudiendo competir contra otros tres jugadores en un todos contra todos. Lo que pasa es que realmente la jugabilidad no da cancha, y por mucho empeño que se ponga es difícil que sea algo atractivo. Y es que le falta sangre en las venas: no logra que ningún combate sea intenso, y eso se traduce también en esta vertiente multijugador. Cuando algo es tan insulso, aunque mejore, sigue sin convencer.
Lo que es interesante a nivel jugable es la posibilidad de utilizar la Wii Balance Board, el periférico que es balanza y báscula que se incluye con Wii Fit y Wii Fit Plus para controlar el robot. Es una rareza, y poco más, pues resulta extraño mover el robot con el aparato inclinando nuestro cuerpo, además de impreciso. Es un punto de venta que puede atraer a alguien, pero la ejecución es torpe. En cualquier caso, se apunta siempre con el puntero del mando remoto y toca saltar agitando el nunchuk, algo que posiblemente hubiese funcionado mejor con un botón, porque no responde con mucha precisión.
Conclusiones
Overturn: Mecha Wars es un juego que no nos ofrece gran cosa, y no acaba de funcionar por un sistema de juego insustancial, una mecánica simple, y una ausencia generalizada de chicha, en definitiva. Y no es que ande escaso de contenidos por ser digital, es que lo poco que tiene tampoco ofrece nada relevante. Resulta soso en su diseño, y en su propuesta, y lo peor es que los combates son anodinos. Mejora un poco cuando se juega en línea, pero realmente no hay espacio para ofrecer algo interesante, divertido y adictivo. Pese a todo, está claro que tiene un público, que sabrá aprovechar sus virtudes, pero los aspectos negativos pesan demasiado.