Análisis de VOEZ (Switch, iPhone, Android)
Hablamos hoy de lo último de Rayark Inc., un pequeño estudio taiwanés que se dedica a plataformas móviles, donde ya ha lanzado cinco juegos. Su título más famoso es Deemo, que contó con una versión remozada para PlayStation Vita, reconocida entre la comunidad más dedicada por ser uno de esos juegos en versión asiática con subtítulos en inglés, carne de importación. Los que hayan jugado a este sabrán qué esperar exactamente de la jugabilidad del que nos ocupa en el presente análisis y es que, si bien distintos, la fórmula musical sigue un estilo muy marcado.
VOEZ es el primer juego de ritmo para la recién estrenada Nintendo Switch, pero también es pionero por ser el primero en jugarse únicamente en el modo portátil. Si colocas la consola en el dock, la imagen en el televisor te avisará de que debes cambiar de modo para jugarlo. Es evidente que la jugabilidad solo se presta a pantallas táctiles, no tendría ningún sentido cambiar la naturaleza del título para adaptarse a un formato que no le corresponde, pero conviene remarcarlo para que nadie se lleve a desengaño.
A diferencia de los más célebres en el género (pero al igual que su hermano Deemo), las canciones de VOEZ no vienen acompañadas de ningún videoclip. Un artwork representativo le sirve de pantalla de inicio, pero luego el jugador se queda solo ante una pantalla vacía donde las notas caen verticalmente y se deben tocar al alcanzar la barra inferior. Como es habitual, algunas notas requieren acciones variadas: deslizar hacia derecha/izquierda, mantener el dedo pulsando o arrastrar.
La ausencia de un videoclip o coreografía se compensa con los efectos visuales que proporcionan unas barras de colores pastel que casi parecen bailar al son de la canción. Estas tienen comportamientos distintos en cada tema y son una auténtica maravilla, diseñadas para acompañar al feeling y el estado de flow que se consigue cuando el jugador conecta con el ritmo y consigue enlazar las notas casi sin pensarlo.
Hay tres modos de dificultad: easy, hard y special. El modo easy es el accesible a todo el mundo, mientras que el hard sube considerablemente la dificultad y el special es solo para los que de verdad dominan el género, pues el volumen de notas y la velocidad a la que se mueven requiere de unos reflejos superiores. Bien es cierto que VOEZ es muy permisivo en el rango de acierto comparado con otros títulos, lo cual permite mantener el combo aun siendo poco preciso, pero esto lo ajustan con unas condiciones de rango bastante estrictas, dando lugar a cierta frustración cuando sientes que apenas has fallado y te puntúan con una B (en una clasificación de C-B-A-S).
Al empezar el juego se nos obliga a jugar una de las canciones más básicas, pero en cuanto la superamos, se abre el abanico completo con más de 100 temas, todos disponibles en las tres dificultades ya de entrada. Las melodías son muy variadas, con predominancia de electro J-pop, pero también con mucha música clásica, baladas y alguna que otra rareza. La calidad general de la banda sonora es sobresaliente, como cabría esperar de un juego de estas características, aunque no llega al nivel de excelencia del Deemo. Si queréis escuchar el estilo, en Spotify tenéis una pequeña muestra.
Aparte, tenemos un diario donde se va desbloqueando la historia al cumplir ciertas condiciones: alcanzar X cantidad de puntos globales, completar determinado número de temas con rango S, etc. Estos retos son exponenciales y piden desenvolverse con soltura en cualquiera de las dificultades. Es más, el juego consta de cuatro capítulos y ya en el primero llega un punto en que el requisito exige rangos muy altos en special. Esto significa que, a menos que los juegos musicales sean lo tuyo, no te recomendamos que juegues a VOEZ por su historia o para completarlo, porque te vas a quedar a medias. Tampoco es que la trama sea gran cosa, pues es un slice of life a la japonesa sobre cómo los personajes montan una banda en el instituto, pero la forma de narrarla es encantadora, con cartas, tuits y conversaciones por chat.
Al desbloquear cada fragmento de historia obtenemos, además, 3-4 llaves para usar dentro de las opciones, donde podemos conseguir tres avatares aleatorios por cada una de ellas (pueden salir nuevos o repetidos). Hay más de 250 avatares para coleccionar, algunos originales y otros con personajes de los otros juegos del estudio. No es que el avatar juegue ningún papel fundamental, puesto que VOEZ, al menos en su versión para Nintendo Switch, no tiene ránkings mundiales ni ningún otro tipo de función online. Como ya habrá imaginado el lector por lo explicado en el párrafo anterior, el número de llaves que se pueden obtener a lo largo de toda la partida es limitado y depende del progreso en la historia, así que conseguirlos todos es tarea titánica.
Conclusiones
VOEZ es un título notable dentro del género musical, pero el hecho de que se vincule el progreso en la historia con la dificultad es la peor de las decisiones, pues dejas a medias a la mayoría de los jugadores. La cantidad y calidad de las canciones es sobresaliente, así como la estética y las mecánicas, que hacen la experiencia de lo más placentera (siempre que juegues en la dificultad apropiada, de otro modo se vuelve muy frustrante). Rayark Inc. ha confirmado que planean añadir más canciones de forma gratuita en el futuro, ampliando así un catálogo que de por sí ya es extenso. 20 euros bien invertidos en una pequeña joya de la Nintendo eShop, que ya define unos precedentes con las puertas abiertas a juegos de todo tipo, género y estética para la nueva consola de la familia Nintendo.
Hemos analizado VOEZ para Switch con un código de descarga que nos ha proporcionado Nintendo.