Análisis Snow Bros. Special, una remasterización mejorable (Switch)
Se suele decir que la nostalgia es traicionera y muchas veces, por los motivos que sean, tendemos a recordar tiempos pasados mejor de lo que realmente fueron. Esto es algo aplicable a numerosos ámbitos entre los que se incluyen, sin lugar a dudas, los videojuegos, y aunque hay montones de clásicos que aguantan genial el paso del tiempo y nos demuestran su calidad con cada rejugada, otros no corren la misma suerte y esos defectos que nuestra mente parecía omitir sistemáticamente se hacen muy aparentes, rompiendo la magia que tenían en nuestra memoria. Lamentablemente, este es el caso de Snow Bros., un arcade muy querido por todos los que tuvimos la suerte de crecer a principios de los 90 y que ahora regresa con una remasterización que podría haber dado mucho más de sí.
Un desangelado retorno
Para quienes no sepáis nada de este juego, comentar que estamos ante un imitador de Bubble Bobble desarrollado por la extinta Toaplan en 1990, por lo que deberemos superar una serie de niveles que se desarrollan en pantallas fijas donde nuestro único objetivo será acabar con todos los rivales que haya. Sin embargo, aquí en vez de controlar a unos dragones que lanzan burbujas para atrapar a los enemigos somos unos muñecos de nieve cuyos proyectiles convierten a sus adversarios en gigantescas bolas que pueden lanzar a toda velocidad para provocar numerosos rebotes y eliminaciones en cadena, algo que cuando hacemos bien resulta en unos combos muy satisfactorios.
El problema reside en que su diseño de niveles no destaca lo más mínimo, planteándonos unas fases muy similares, poco inspiradas y con una variedad de enemigos escasísima. Además, cuenta con momentos muy frustrantes e injustos diseñados originalmente para tragarse nuestras monedas a toda velocidad, con plataformas en las que podemos quedar atrapados si no tenemos cuidado, rivales con una movilidad muy superior a la nuestra y combinaciones de monstruos realmente temibles que propician que el avance por la aventura se convierta en un constante ensayo y error para saber en qué punto del escenario nos tenemos que colocar cada vez para poder llegar al final con un solo crédito, una hazaña que requiere de muchísima paciencia, memorización y habilidad.
No queremos decir con esto que sea un mal videojuego, ni mucho menos, ya que la mecánica de crear y lanzar bolas de nieve es muy divertida y permite realizar técnicas avanzadas bastante interesantes para movernos por los niveles, ganar segundos de invulnerabilidad e incluso crear plataformas que nos permitan llegar a sitios inaccesibles, y todo ello por no hablar de lo entretenido que puede llegar a resultar en cooperativo, pero sí que es cierto que el paso de los años no lo ha tratado bien y ha hecho que se le vean mucho más las costuras que ya tenía en su momento, especialmente si lo comparamos con otros exponentes de la época como el propio Bubble Bobble, cuya capacidad de diversión sigue manteniéndose intacta gracias a un diseño de niveles infinitas veces más cuidado y equilibrado.
En lo que respecta al trabajo de remasterización que se ha realizado, nos encontramos con que ahora se ha rehecho por completo su apartado gráfico redibujando los sprites originales, lo que a su vez ha permitido añadir algunas animaciones nuevas y adaptar el formato de pantalla a uno panorámico. El resultado final cumple y es muy fiel al material base, aunque tampoco sorprende y no vamos a negar que nos resulta incomprensible que no se incluya la opción de jugar a la recreativa original con sus gráficos de siempre, algo que se intenta compensar con una serie de filtros (pantalla verde, en blanco y negro y scanlines) que no llegan a terminar de aportar ese toque retro que tanto buscan.
Por lo demás, es exactamente el mismo juego que pudimos disfrutar en arcade: mismas fases, enemigos, jefes y jugabilidad, aunque ahora se han añadido 30 pantallas adicionales, por lo que tendremos que superar 80 en vez de 50. Aunque son dificilísimos, estos nuevos niveles recurren menos a los trucos "sucios" de los originales y son más digeribles, además de aportar nuevos rivales con sus propias mecánicas, lo que ayuda a darle algo de frescura y variedad a su desarrollo. No son ninguna maravilla, pero sí que nos han parecido más disfrutables y con un enfoque más consciente de las limitaciones jugables que tiene el jugador a la hora de moverse, y todo ello sin perder su infernal dificultad.
Algo más cuestionable nos parece que no se haya incluido la posibilidad de suspender la partida en el Modo Arcade aunque sea con un guardado temporal, obligándonos a jugar las 80 pantallas del tirón si queremos llegar al final. Curiosamente, esta opción sí que está disponible en el Modo Contrarreloj, cuyo funcionamiento es exactamente el mismo, pero donde nuestro objetivo no será conseguir la mayor cantidad de puntos, sino superar el título en el menor tiempo posible.
Otro modo lo tenemos en Supervivencia, donde deberemos intentar llegar lo más lejos que podamos con una única vida, mientras que la polémica la pone el Modo Monstruos, donde podremos desbloquear a los enemigos del juego para controlarlos y usar sus habilidades para acabar con los protagonistas, una idea interesante y diferente que, sin embargo, nos llega como un contenido descargable de pago que cuesta casi 10 euros, algo especialmente grave si tenemos en cuenta que el escaso contenido del que hace gala el producto base, restándole valor al conjunto.
Para rematar, cabe destacar que no tiene funciones online de ningún tipo, por lo que ni siquiera podremos disfrutar de unos marcadores en línea para comparar nuestras puntuaciones con las de otros jugadores. Al menos, el sonido nos permite alternar entre las melodías originales y unas versiones remasterizadas que creemos que suenan bastante bien. Por lo demás, olvidad cualquier tipo de extra, pues no hay galerías de ningún tipo y ni siquiera se han incluido los niveles exclusivos de la versión de Mega Drive.
Conclusiones
Snow Bros. Special es una remasterización un tanto coja de un clásico muy querido al que los años le han hecho mella. Sí, añade un buen puñado de nuevos niveles y redibuja su apartado visual, pero falla a la hora de rendirle un homenaje realmente completo: no permite jugar a la recreativa original, prescinde de las fases exclusivas de Mega Drive, tiene muy pocos modos de juego y el más novedoso de ellos es de pago a un precio más que considerable, no permite suspender partida en Arcade, no hay una galería de extras de ningún tipo y ni siquiera añade unos simples marcadores en línea. Una pena.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para Nintendo Switch que nos ha ofrecido Clear River Games.