Análisis Endling - Extinction is Forever, tragedias apocalípticas desde la mirada animal (Switch, PS4, Xbox One, PC)
Que es difícil sobrevivir en el apocalipsis es algo que nos han dejado claro muchas películas, series y videojuegos, aunque no siempre (o mejor dicho, casi nunca) se habla desde el punto de vista de los eslabones más débiles de la cadena. Endling - Extinction is Forever cambia de perspectiva para hablarnos de la supervivencia de una familia de zorros en pleno cataclismo ambiental, un escenario en el que aprovecha para cantarnos las cuarenta y mostrarnos cómo será nuestro mundo si no cambiamos nuestra forma de consumir. Este yermo es diferente porque lo vemos desde una mirada animal, no humana, y desde esos ojos se nos cuenta una historia dramática, tensa y dura que alberga algo de esperanza.
Es una obra del estudio español Herobeat Studios, un equipo asentado en Barcelona que lleva años trabajando en darle forma a esta atractiva propuesta que supone su estreno en la industria del videojuego. En los créditos veremos también el logo de Handy Games, editora de proyectos "pequeños y medianos" que pertenece a THQ Nordic. Juntos han colaborado para publicar Endling - Extinction is Forever en PS4, Xbox One, PC y Switch. En Vandal hemos podido jugarlo en esta última plataforma para contaros a continuación qué nos ha parecido.
Supervivencia narrativa: dos facetas que combina con soltura
En un principio podía parecer que Endling es un videojuego con el foco puesto en la narrativa lineal más tradicional, una estructura a la que finalmente no se acoge ya que opta por una mucho más abierta de lo que esperábamos.
El juego se estructura en ciclos de día y noche, aunque sólo podemos explorar libremente cuando hay oscuridad (los zorros son animales nocturnos); tenemos una madriguera de la que podemos salir para conseguir comida, ya sea cazando o en bolsas de basura, y para tratar de resolver un misterio del que no os diremos nada para no destripar una parte fundamental de la trama.
Siempre salimos del refugio cuando es de noche, pero si no estamos atentos puede pillarnos el día cuando estamos explorando y tendremos que volver corriendo a la madriguera para que no nos capturen los humanos, que están mucho más presentes de día que de noche. Eso no quita que haya otros peligros nocturnos que puedan hacernos daño tanto a nosotros como a nuestros cachorros, así que hay que andar con muchísimo cuidado: lo fundamental es conseguir comida para las crías, ya que pueden morir de hambre si no mantenemos lleno su medidor, pero en esa misión diaria nos enfrentaremos a animales, trampas y humanos que no van a ponérnoslo fácil.
Entre estas mecánicas se filtra una trama a la que nos adentramos trágicamente y desde un acercamiento más abierto de lo que esperábamos; como decíamos, el progreso de Endling es mucho más cíclico y libre que lineal, algo que nos ha gustado mucho y que le sienta fenomenal. Pensábamos que iba a ser un juego mucho más similar a obras como Inside o Limbo, pero finalmente parece más un metroidvania ligero, con la narrativa como trasfondo pero sin olvidarse de desafiarnos a sobrevivir. En ciertos momentos nos ha llegado a recordar al magnífico Rain World, aunque sin duda mucho más liviano.
Es duro, prepárate para pasarlo mal
Que sea más liviano no significa que no vayamos a pasarlo mal: en Endling hay momentos de verdadera tensión, conducidos tanto por la falta de comida en el escenario como por situaciones de peligro con otros animales y con seres humanos que nos disparan o intentan atrapar. Si fallamos en uno de estos conflictos quienes morimos somos nosotros, por lo que aparecerá una pantalla de game over que nos obligará a reiniciar el ciclo; por el contrario, si no conseguimos comida para los cachorros (la madre no come, no hay que preocuparse por ello) morirán sin que la partida se detenga, así que continuaremos la aventura con un hijo menos.
Ya os avisamos: si tenéis un mínimo de empatía con los animales vais a pasarlo mal cuando eso ocurra, al menos a nosotros nos ha pasado y, aunque quizás no sea lo más lícito, reconocemos haber reiniciado de sopetón el juego para empezar de nuevo el ciclo evitando así cargar con el peso de la muerte de uno de nuestros hijos. No es porque sea una mala idea, ojo, sino al contrario: Endling establece una muy buena relación entre madre y cachorros, haciéndonos partícipes de ella a la hora de escoger su pelaje, participar de su crecimiento (van ganando habilidades a medida que avanza el juego) e incluso permitiéndonos interactuar con ellos en cualquier momento, acariciándoles o cogiéndolos con la boca.
Todo este abanico de decisiones hacen que la supervivencia de Endling tenga un matiz distinto al del resto de juegos del estilo (con la obvia excepción de los Shelter de Might and Delight, claro): no cazamos para nosotros, sino para nuestros hijos. Es cierto que no siempre están expuestos a los mismos peligros que nosotros (no les afectan las trampas, por ejemplo), pero es una forma muy potente de transportarnos a un mundo hostil en el que no se desarrolla una fantasía de poder, sino al contrario: somos un individuo débil cuidando de otros aún más débiles.
Desplazamiento lateral en tres dimensiones: una agradable forma de jugar
No sólo es original la forma en la que Endling introduce mecánias de supervivencia, sino también la manera en la que nos permite movernos por el escenario. Es un juego de scroll lateral, hasta ahí todo normal, pero en realidad su mapa está establecido como un espacio en tres dimensiones: nos movemos de izquierda a derecha por carriles predefinidos, aunque a veces hay atajos que nos hacen cambiar de vía y nos colocan en una nueva ruta transversal que cambia por completo la perspectiva en la que jugamos.
Quizás no sea una idea completamente innovadora (seguro que ya lo ha hecho alguien antes en otra parte del mundo), pero la manera en la que Herobeat Studios lo ha llevado a la práctica es verdaderamente digna de destacar. Y no sólo decimos esto por la propia estructura de los escenarios, sino por lo cómodo y agradable que es moverse por ellos, por cómo facilita nuestra interacción con el entorno y la comprensión de los espacios: poco a poco vamos entendiendo mejor dónde puede haber atajos, cuál es el mejor camino para llegar de un punto a otro y en qué lugares puede haber peligros a evitar.
Mapa enrevesado de estilo laberíntico
Sí tenemos que decir que aunque la forma de jugar a Endling sea muy agradable a los mandos, es cierto que en ocasiones el mapa del mundo puede ser demasiado enrevesado: es interesante su formato, se acaba haciendo comprensible al largo plazo, pero durante un tiempo vamos a pasar mucho rato revisando una y otra vez el plano del menú de pausa del juego para ver a dónde ir y cómo atajar hasta cierto punto. Esto lo podríamos ver como un tropiezo en el diseño: si tenemos que tirar tanto del mapa es porque los niveles no dan la suficiente información, y eso genera tanto un corte constante en el ciclo de juego como una desconexión con el personaje, una zorra que a priori no debería ni mirar ni entender un mapa.
A fin de cuentas, el mapa de Endling es un laberinto al que nos tenemos que acostumbrar y eso lleva su tiempo; nos gustaría que fuera una relación más orgánica, pero eso no medra en la cantidad de situaciones que ocurren durante la partida. Muchos de estos momentos son aleatorios o están diseñados para aparecer durante un breve período de tiempo (los rastros que podemos seguir olfateando no permanecen para siempre, por ejemplo), dándole más chicha al propio proceso de movernos por el entorno.
Visualmente precioso, pero confuso y poco legible
Otro aspecto en el que hemos sentido ciertas irregularidades es con su apartado visual, que sin duda es excelente y precioso, pero que a veces es más confuso de la cuenta. Los colores suaves en los que pinta su mundo apocalíptico dejan estampas hermosas que dan ganas de fotografiar una y otra vez, pero en los momentos más oscuros de la noche no siempre es fácil identificar los caminos o puntos de interacción. Sí tenemos guías más marcadas, como las líneas de colores cuando entramos en el modo olfateo y detectamos una presa o una pista narrativa, pero durante la partida podemos llegar a sentirnos muy confundidos al no ver apenas nada en pantalla.
Como decíamos, esto es algo que ocurre sobre todo de noche, lo cual implica que la mayor parte del tiempo vamos a estar forzando la vista para vislumbrar elementos clave en el escenario: recordamos que en Endling exploramos sólo cuando es de noche, ya que cuando el día tenemos que volver al refugio para huir de los humanos. Da incluso un poco de rabia tener que regresar cuando es de día, porque es el momento de más belleza del escenario. Es probablemente el aspecto que menos nos ha gustado, sobre todo porque entendemos que si los zorros son animales nocturnos es porque su visión se lo permite, lo cual debería traducirse en una mayor claridad para nosotros, que jugamos como uno de ellos.
Aun así, incluso con esta decisión en contra, la dirección artística del juego es bastante buena; puede que no obedezca a la claridad jugable, pero en lo que respecta a diseño de personajes y de entornos es sublime. Y ya no hablamos sólo de lo bien modelado que está todo, sino también de otros aspectos como la iluminación, la decoración de los niveles o sus excelentes animaciones; esto último lo notamos sobre todo en los pequeños cachorros, que tienen movimientos súper adorables, pero también en la propia madre, lo cual sí consigue entablar una relación que refuerza nuestra conexión con el juego. A nivel sonoro observamos una banda sonora muy adecuada al tono tenso y dramático del juego, así como unos efectos bien llevados en los que destaca la siempre difícil recreación de los sonidos animales.
Conclusiones
Endling - Extinction is Forever parte de una premisa muy original que sabe cómo llevar a buen puerto: por un lado establece un juego de supervivencia tenso y desafiante, pero sin llegar a ser fatigoso, y por otro le inyecta una trama dramática sobre el cambio climático y el apocalipsis ambiental que no mira desde un punto de vista derrotista. Es una aventura trágica pero muy agradable a los mandos, algo caótica en lo que respecta a legibilidad de los escenarios y comprensión del mapa, pero verdaderamente hermosa en los momentos en los que gana claridad. Ya veníamos a juego con expectativas altas, pese a ser el primer gran proyecto de Herobeat Studios, y lo cierto es que ha terminado de convencernos por completo convirtiéndose en uno de los juegos más recomendables del año. No os lo perdáis.
Hemos realizado este análisis en Nintendo Switch con un código proporcionado por Nintendo España.