Análisis Curse of the Sea Rats, un buen metroidvania con una confección mejorable (Switch, PS5, Xbox Series X/S, PS4, Xbox One, PC)
Petoons Studio define su último juego como un ratoidvania, una expresión ingeniosa y acertada ya que Curse of the Sea Rats es un metroidvania protagonizado por ratones; más concretamente, por humanos convertidos en ratones mediante magia que deben vérselas con una tripulación de piratas y que podría haber sido uno de los mejores juegos españoles de este año por los elementos con los que se ha creado: un destacado estilo visual propio, animaciones creadas a mano, un mundo que bebe de muchas fuentes y al que se ha dado una interesante personalidad y un diseño acertado en general, pero que presenta varios fallos técnicos (que seguramente se solucionarán mediantes parches) al menos en la versión de Switch, que es la que hemos probado.
Además del vistoso aspecto del juego que llama la atención desde el primer momento, una de las características más acertadas es que se puede elegir entre cuatro protagonistas muy diferentes entre sí que viajaban como prisioneros rumbo a un destino no muy propicio en el mismo barco a cuyo capitán ahora deben ayudar y cambiar entre ellos según sea más conveniente en cada fase o según prefiera el jugador.
Esto supone que se puede jugar en solitario o con hasta otros tres jugadores más offline, y cualquiera de esas opciones es divertida y proporcionará muy buenos ratos. Douglas es el personaje más fácil de llevar y controlar, con algo de defensa y ataque cuerpo a cuerpo y a distancia, lo que le convierte en un personaje idóneo para ir en solitario, Buffalo es una nativa americana con ataques potentes pero poca defensa, Akane utiliza una lanza letal y tiene potencia mágica y Bussa es un tanque lento pero fuerte.
Para jugadores jóvenes que quieren conocer los metroidvania
Petoons comenzó como estudio de juegos infantiles con Petoons Party, Mi amiga, Peppa Pig o PJ Masks: Héroes de la Noche. Con su lanzamiento más reciente se dirige a un público de más edad. Curse of the Sea Rats es un juego que puede gustar a un adulto sin problemas (la temática pirata no limita por edades) pero para quienes parece más adecuada es para jugadores jóvenes que quieren dar el salto a géneros más complejos como los metroidvania . El aspecto de dibujo animado y tener unos protagonistas que son animales les permite ampliar ese margen de edad, y en este sentido constituye un excelente primer paso en los metroidvania para ese público nuevo que fácilmente conectará con uno de los cuatro personajes, sobre todo si juega con algún adulto con más experiencia.
Yendo en solitario la dificultad no es endiablada como para ser frustrante pero tampoco es un paseo; en equipo es bastante más sencillo pero de las dos maneras el jugador debe utilizar bien la esquiva, el ataque y las distintas habilidades del personaje para no morir, y le interesa aprender porque al morir pierde parte del dinero y la experiencia que lleve consigo.
Si se juega en solitario hay puntos en todo el mapa que permiten cambiar a otro protagonista porque convengan unas características a otras según la zona si, por ejemplo, es más conveniente atacar a los enemigos a distancia. Al hacerlo en grupo se puede intercambiar de personaje en esos puntos, que tienen una explicación dentro de la historia, de manera que no hay nada que te saque del juego. La experiencia que se va recogiendo la comparte todo el grupo, aunque no será gran problema ya que todos llegarán al final con los dos árboles de habilidades completos de sobra.
Los combates son mucho más divertidos si hay más jugadores y no se perciben descompensaciones al explorar el mapa o combatir solo o con otras personas excepto en algunas pantallas de plataformas verticales en las que la cámara puede jugar algunas malas pasadas pese a ser compartida.
Curse of the Sea Rats no se queda en ser un juego que da la bienvenida a nuevos jugadores, también se reserva numerosos guiños para los más veteranos en forma de homenajes a series, películas o videojuegos de las últimas décadas en los escenarios, en los objetos que se van encontrando a lo largo de la historia o incluso en los diálogos, con especial atención a la serie Monkey Island con la que comparte temática. Es tremendo el cariño que se ha puesto en estos detalles que puede que no aporten a la historia pero sí sacan una sonrisa en los jugadores más veteranos.
Un principio brillante que se va enturbiando por los bugs
Por todo esto Curse of Sea Rats es un juego idóneo para jugar en familia o con amigos y como puerta de entrada al género, y lo haría con nota si no fuese por los molestos fallos de programación. El principio del juego es brillante, con una curva inicialmente acertada aunque luego tiene algún pico que presagia un juego más difícil de lo que es realmente, pero logra mantener bien durante unas horas el ritmo y la tensión. Poco a poco, cada vez con más frecuencia según avanza la partida, empiezan a surgir bugs que congelan una animación, impiden moverse a un personaje, inutilizan los transportes rápidos o impiden ver el final. Son cada vez más frecuentes e importantes en las últimas dos o tres horas de juego. Confiemos en que Petoons no tarde mucho en solucionarlos porque emborronan lo que de otra manera sería un gran juego.
También le vendría bien algún reequilibrio en el daño provocado y dar más vidilla a un inventario al que pocas veces se recurre. Da la sensación de que el estudio ha tenido que acortar animaciones, fases, pulido y vídeos, nada que no suceda en numerosos desarrollos, y se entrevén las buenas ideas pero algunas han quedado sin rematar.
La exploración es bastante cómoda, aunque los más completistas tendrán un reto en descubrir todos los secretos, la duración del juego es superior a las 10 horas, más si se quiere completar porque el mapa es grande. Las pantallas de carga en algunas de estas áreas pueden llegar a hacerse largas en la versión de Switch, sobre todo porque son muy frecuentes.
Si los protagonistas tienen atractivo (nos quedamos con las ganas de conocerlos mejor y de que interactuasen más entre sí los protagonistas para conocer sus historias), el mundo de juego no se queda atrás: Flora Burn y sus secuaces son intensos y divertidos, cada uno tiene su propia personalidad e historia, y al mismo nivel están los demás personajes que pueblan la isla de la costa irlandesa en la que transcurre la acción. Nos hemos quedado con ganas de saber más de este mundo y de volver a pisarlo.
Cada una de las partes de la isla está muy diferenciada visualmente y en la jugabilidad, desde unas plataformas a lo Zelda a secuencias de persecución y otras con peligrosos pinchos, incluso encajan bien aquellas que no corresponden al mundo de la piratería. Aunque algunos de estos escenarios resulten un poco vacíos de enemigos y estén algo menos trabajados, el mimo en el detalle están siempre ahí. Petoons ha conseguido revivir el espíritu de las mejores películas de piratas aunque sus protagonistas procedan de mundos diferentes, el juego transmite esa sensación de vivir una emocionante aventura con gente que ha navegado por los sietes mares.
Si el apartado visual destaca, la música no le va a la zaga, Curse of the Sea Rats entra primero por los ojos y por el oído, sobre todo el tema principal, e incluso en un par de escenarios en los que no acaba de sintonizar lo que se ve en pantalla con el tema que suena resulta agradable escuchar la banda sonora. Lo mismo se puede decir del doblaje en inglés, convincente y con una calidad muy alta, en una muestra más del cariño que el estudio ha puesto en el desarrollo de Curse of the Sea Rats, los actores elegidos pertenecen a la etnia del personaje que representan. Los textos están en varios idiomas, incluido es español, con una traducción excelente que adapta con acierto las expresiones piratas a un lenguaje lleno de referencias de la cultura popular de las últimas décadas.
Un juego que lleva los metroidvania a un terreno interesante
Ojalá Curse of the Sea Rats sea el principio de una franquicia atractiva, Petoons ha demostrado que conoce las bases de un buen juego -solo necesita afianzar el aspecto técnico- y que sabe hacerlo con buenas ideas de manera que logra llevar un género a un terreno interesante que incluso es posible que atraiga a nuevo público. Reúne las características que deben tener los juegos que buscan iniciar a los no expertos, adaptar lo mejor del género haciéndolo atractivo y entendible y siempre tratando al jugador joven o novato con respeto para que sienta satisfacción al jugarlo.
Hemos realizado el análisis en su versión de Switch con un código proporcionado por Meridiem Games