Análisis Bloodstained: Curse of the Moon 2, una gran secuela (Switch, Xbox One, PC, PS4)
Puede que Konami nos tenga completamente abandonados a los fans de Castlevania (al menos en lo que a videojuegos se refiere), pero, por suerte para todos, Inti Creates ha decidido recoger su testigo con Bloodstained, una saga que con tan solo dos juegos ya ha conseguido dejarnos plenamente satisfechos. Por un lado, Ritual of the Night nos permitió disfrutar de un excelente "Igavania", mientras que Curse of the Moon fue todo un homenaje a los Castlevania más clásicos y tradicionales, llegando a convertirse en todo un tributo a la tercera entrega de la serie. Ahora el estudio vuelve a la carga con una secuela de este último título que se ha lanzado casi por sorpresa para deleitarnos con una excelente aventura que expande y mejora a su primera parte en todos los sentidos posibles e imaginables.
La caza de demonios continúa
Así pues, volveremos a acompañar al cazademonios Zangetsu en un nuevo viaje a lo largo de ocho niveles repletos de plataformas, trampas, obstáculos y enemigos colocados de forma muy puñetera para ponernos las cosas difíciles. Por supuesto, no será el único personaje del que dispondremos, ya que a medida que avancemos reclutaremos a otros héroes que se unirán a nuestra causa, pudiendo alternar entre ellos siempre que queramos para así aprovechar sus diferentes habilidades exclusivas y desbloquear rutas únicas. Si bien los puntos de magia son globales para todos ellos, la vida de cada uno es independiente, así que nos tocará vigilar la salud del grupo y realizar relevos con cierta cabeza para evitar que mueran.
Como veis, este sistema es idéntico al del primer juego, aunque esta vez contaremos con tres nuevos guerreros, todos ellos con unas características muy concretas y específicas que cambian por completo nuestra manera de jugar dependiendo de a quién controlemos en cada momento. Así pues, podremos encarnar a Dominique, una bruja con lanza que salta algo más alto que el resto y que puede desencadenar diversos hechizos con sus armas secundarias, tanto ofensivos como de apoyo. Además, puede usar su arma para rebotar sobre ciertos elementos y enemigos como si fuese un pogo.
Por otro lado, Robert es un tirador experto que nos permitirá atacar a largas distancias con su fusil, realizar saltos de pared y movernos tumbados para colarnos por huecos estrechos. Eso sí, es el personaje con menos puntos de vida de toda la aventura y los enemigos lo pueden liquidar con suma facilidad en apenas dos o tres golpes. Finalmente tenemos a Hachi, un adorable corgi que pilota un devastador mecha capaz de volverse invencible de forma temporal, romper grandes bloques a puñetazos, planear durante unos segundos y andar sobre superficies con pinchos. Como podréis intuir, es tan lento y grande que resulta complicado evitar los ataques de los rivales, algo que compensa con una barra de vida gigantesca. Todos ellos nos han gustado muchísimo y nos lo hemos pasado en grande aprendiendo a dominarlos, aunque nos hemos quedado con la sensación de que los escenarios no ofrecen demasiadas oportunidades para sacarles todo el partido posible a algunas de sus habilidades.
Hablando del diseño de niveles, comentar que las fases están muy bien planteadas y equilibradas, con una colocación de enemigos muy inteligente y un "plataformeo" variado y satisfactorio como pocos. Lo mejor de todo es que hay montones de secretos ocultos por todas partes y que, a pesar de su desarrollo lineal, hay muchísimas rutas diferentes por explorar a las que solo podremos acceder si contamos con el personaje en cuestión, lo que se acaba traduciendo en un juego enormemente rejugable que nos pide a gritos que le demos más de una y de dos vueltas para verlo todo.
Es más, las "rejugadas" nos permitirán continuar la historia, jugar con diferentes configuraciones de nuestro grupo, desbloquear a los héroes del primer juego, acceder a más modos y, por último, llegar al auténtico final en una última aventura con un par de desafiantes fases adicionales, de modo que lo que en un principio se postula como un título que dura entre una y dos horas se nos acaba yendo hasta las ocho o diez, más todo lo que luego queramos darle por nuestra cuenta.
En lo que respecta a la dificultad, os alegrará saber que esta se ha incrementado un poco respecto a la entrega anterior, dándole así un punto de reto muy necesario y bien recibido, algo que se nota especialmente en el último tramo, donde las fases se vuelven muchísimo más exigente y los errores se penalizan muy duramente. Eso sí, sigue siendo bastante más amable que cualquier Castlevania clásico, por lo que tampoco esperéis nada demasiado frustrante, al menos en lo que son las "vueltas" principales.
Mejor en compañía
Pero sin duda, la gran novedad de esta secuela la tenemos en su nuevo modo multijugador cooperativo local para dos jugadores, simplemente sensacional y capaz de multiplicar la diversión hasta niveles insospechados, ya que está muy bien diseñado para que podamos cooperar con nuestro compañero e incluso realizar combos de habilidades con diferentes efectos que nos permitirán abrirnos camino de un modo distinto a cómo lo haríamos jugando en solitario.
Evidentemente, al jugar de este modo cada jugador controlará a uno de los personajes del grupo, aunque en vez de disponer de cuatro héroes llevaremos hasta cinco, pues ambos usuarios contarán con su propio Zangetsu, lo que facilita ligeramente las cosas. Además, si uno de los dos cae en combate podrá volver a la batalla con otro integrante del equipo que esté vivo, siempre y cuando su compañero consiga aguantar con vida hasta que vuelva, facilitando algunas remontadas muy intensas y épicas.
Un fantástico trabajo de pixel art
A nivel gráfico se mantiene el fantástico pixel art del primer título, con unos sprites cuidadísimos y bien animados que ponen en pantalla unos escenarios precioso y repletos de detalles, por no hablar de los espectaculares jefes que saldrán a nuestro paso, quienes dejan claro que, a pesar de emularse el estilo de los Castlevania de 8 bits, esto no deja de ser un juego actual que las antiguas consolas no podrían mover.
Finalmente, el sonido nos deja una buena banda sonora repleta de temas que se adaptan como un guante a todo lo que vemos en pantalla. Los efectos, por su parte, cumplen de forma correcta y no existe doblaje de ningún tipo, mientras que los pocos textos que tiene se han mantenido en inglés.
Conclusiones
Bloodstained: Curse of the Moon 2 es, al igual que su predecesor, un auténtico regalo para los fans de las primeras entregas de Castlevania. Se trata de una secuela hecha y derecha que toma la base original para ampliarla, mejorarla y pulirla en todos los sentidos, dejándonos con una aventura divertidísima y muy satisfactoria que se disfruta enormemente, ya sea en solitario o en compañía de un amigo. Rejugable, bonito, desafiante, bien diseñado y con un corgi que pilota un mecha como personaje jugable, ¿qué más se puede pedir?
Hemos realizado este análisis en Nintendo Switch gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Inti Creates.