Análisis de OlliOlli PSN (PSVITA)
Hace 15 años apareció un juego deportivo de monopatines que contra todo pronóstico se convirtió en un fenómeno. Bautizado con el skater más conocido del momento, Tony Hawk, demostró que los deportes extremos tenían mucho tirón entre los jugadores, incluso aquellos acostumbrados al sofá cuyo mayor contacto con este deporte era ver a Bart Simpson saltar la Garganta de Springfield. El secreto: un juego frenético de habilidad e improvisación para aprovechar cualquier superficie de los escenarios tridimensionales en nuestros ejercicios. No hace falta recordar la avalancha de competidores directos que nacieron tras su estela, y no sólo sobre esta misma tabla, sino en todas las vertientes de los deportes más arriesgados –snowboard, bicicletas, patines en línea…-.
Ahora llega a PS Vita Olliolli, un juego que nos ha recordado mucho a la diversión directa que la serie de Neversoft ofrecía en 32 bits por esa inocente apariencia que esconde una mecánica muy adictiva. Esta vez, al tratarse de un proyecto independiente y modesto en muchos sentidos, en Roll7 optan por un desarrollo 2D con un objetivo similar: consigue la mejor puntuación realizando los trucos sobre mobiliario urbano. Al contar con sólo dos planos ya no hablamos de exploración buscando los mejores objetos sobre los que patinar, que es lo que se hacía en juegos como Tony Hawk o Skate, sino que recorremos escenarios de izquierda a derecha al estilo plataformero, cogiendo impulso y lanzándose a la aventura para llegar a una meta.
El tutorial nos enseña algunas de las particularidades del control. Con la palanca izquierda realizamos las acrobacias que además de añadir puntos según su dificultad nos permiten saltar sobre objetos. Estos trucos van desde los más simples, que consisten en pulsar y soltar la dirección en el momento deseado, a realizar giros de 90º, 180º y similares. La lista de movimientos con nombre real es amplia, y podemos consultarla fácilmente, como si de movimientos en un juego de lucha se tratase; no hace falta aprenderse todos de memoria, pero cuanto mayor repertorio sepas y más pongas en práctica, más puntuación obtendrás –repetir el mismo truco una y otra vez hace que pierda su valor-.
A todo esto se suma una complicación, y es que debemos caer sobre las superficies de manera correcta –una mala caída te descalifica y debes volver a empezar, lo que da una mecánica de partidas breves y decenas de repeticiones-. Si caes sobre el suelo hay que pulsar el botón X y si es sobre barandillas u objetos con altura un movimiento con la palanca. Los multiplicadores que conseguimos dependen del momento preciso en el que se ejecuta, y si se hace un instante antes de impactar conseguimos una valoración perfecta. Como imaginarás, encadenando movimientos en el aire, grindeos bien realizados y pulsando el botón de la caída correctamente las puntuaciones se disparan. Al principio lo complicado es llegar hasta el final del recorrido, pero cuando nuestros dedos se acostumbran a esta jugabilidad lo complicado llega después: obtener los mejores récords.
Olliolli cuenta con cinco escenarios temáticos –ciudad, vertedero, calles nocturnas, una playa, una base militar rusa-, cada uno con diez recorridos, cinco en el nivel de dificultad aficionado y otros cinco en nivel profesional, en total 50 para el modo carrera. Para ir desbloqueando la siguiente prueba basta con llegar al final, que en buena parte de los escenarios no es difícil, pero cuidado, fases como la de Rusia no es pan comido por la cantidad de montículos con nieve en el suelo que automáticamente nos harán tropezar. El modo carrera en dificultad amateur es sólo el principio: por cada fase superada –sea cual sea nuestro resultado- desbloqueamos también una pantalla de Spot, y cumpliendo los cinco retos por cada fase da acceso a la categoría profesional.
Lo realmente complicado es aprobar la serie de objetivos que tiene cada fase que dan acceso a una versión profesional, donde Olliolli empieza a ponerse serio. Y estos objetivos constan de marcadores que debemos superar, cantidades por combo mínimas, recolección de coleccionables –unos ítems esparcidos por el recorrido-, realización de un truco concreto y normas específicas –por ejemplo, no realizar un movimiento durante los primeros metros-. Estas tareas quedan registradas en un listado, por tanto la buena noticia es que no es necesario ejecutarlas todas en una misma partida, que sería demencial.
Los niveles Pro son lógicamente más enrevesados que los estándar. Las posibilidades también son mayores: más obstáculos, saltos más grandes, más barandillas para deslizarse y en definitiva, más facilidad para conseguir puntuaciones altas, pero también para pegársela en cualquier momento y echar por tierra todo lo conseguido. Estas fases tienen sus propios cinco retos para que no decaiga la diversión, que completados dan acceso al modo Radical, inspirado en la versión original de Olliolli que sólo permitía deslizamientos y aterrizajes perfectos. Esto era demasiado cruel como norma para la jugabilidad general, damos gracias a que se haya modificado, pero como reto definitivo tiene su sentido.
Otro de los modos es el Spot, que presenta trayectos muy breves - en menos de un minuto están recorridos-. El objetivo aquí es realizar todos los movimientos que seamos capaces en una distancia bastante limitada. Una forma rápida para desplegar nuestro mejor repertorio de trucos y dejar constancia en los récords online.
Junto con todas las fases y objetivos, que nos llevará horas dominar, lo que prologa la vida de Olliolli son las puntuaciones y las tablas de récords para comparar los resultados con los de los amigos, o como mínimo para intentar superar tu marca personal. Unos cuantos trucos bien ejecutados marcan mucho la diferencia en la valoración, así que ten en cuenta que siempre hay margen de mejora; lo sabrás cuando veas tus puntuaciones rondando los 70.000 puntos y a otros jugadores capaces de sacar más de millón y medio en ese mismo escenario. Precisamente para mantener a los usuarios conectados todos los días, cada 24 horas se propone una nueva prueba de Spot a nivel global. Puedes probar el recorrido para familiarizarte con él tantas veces como quieras, eso sí, sólo podrás participar una vez, más vale que los nervios no te jueguen una mala pasada o quedarás muy abajo en el tablón mundial.
La primera impresión con Olliolli reconocemos que puede no ser impactante, ya sea por su apariencia o por la simpleza de lo que se nos pide. Los juegos independientes se asocian muchas veces a propuestas de calidad, originalidad desbordante y diversión instantánea, pero al igual que en los lanzamientos físicos y más comerciales, lo cierto es que hay de todo y no debemos dar nada por sentado. También hay juegos pretenciosos, sucedáneos de clásicos sin novedades o gráficos feos simplemente porque eso los hace pasar por retro. En el caso de Olliolli tenemos que decir que es uno de esos juegos aparentemente tontorrones y peligrosamente adictivos, que según la racha amarás u odiarás. Tonto también es colocar piezas que caen en Tetris y no deja de ser uno de los juegos que más enganchan. Cuando la partida sale bien, la satisfacción de encadenar trucos, caer en las superficies de manera perfecta y subir el marcador es muy gratificante, en cambio con un mal día quizás termines más tiempo besando el suelo que sobre la madera, lo que te tentará a lanzar la portátil por la ventana. Sabemos que es difícil de creer juzgando por las imágenes, pero créenos, cuesta apagar la consola cuando has iniciado Olliolli.
Hay aspectos en lo audiovisual que nos han gustado y otros que nos han dejado un poco más fríos. La banda sonora está muy cuidada, principalmente de corte electrónico –que no discotequero- y buena calidad, nada de imitar chips de sonido de 8 o 16 bits. Los efectos de sonido son escasos aunque bien utilizados en el ruido de la tabla y los vítores del público en la meta –una pista auditiva para saber tu proximidad a ella-. En cambio, los gráficos, pese a tener un bonito estilo pixel-art no sorprenden tanto y se podría discutir sobre su uso, aunque hay decisiones que entendemos, como hacer al personaje tan minúsculo para contemplar mejor el trayecto que se aproxima, o ese segundo plano deliberadamente monótono para no complicar innecesariamente la visión –y resaltar mejor los peligros-.
Mencionar por último un par de detalles. La traducción –limitada a menús, pues no hay ningún tipo de historia-, al menos en la versión jugada no es muy perfecta, es fácil encontrar frases o palabras en italiano entre el castellano. No es excesivamente grave y podría ser corregido con alguna actualización, o puede que ya lo esté en la versión final. El segundo es que el juego tarda bastante en la carga inicial para lo esperable en este tipo de juegos, aunque en su defensa parece que lee todos los datos –los diferentes escenarios- porque no vuelve a cargar dentro del juego y el acceso a cualquier nivel es inmediato.
Conclusiones
Olliolli es uno de los juegos descargables más entretenidos en el sentido de diversión arcade que hemos visto en los últimos meses. Captura la tensión e imaginación constante de este deporte de una manera tan sencilla que nos parece extraño que no se haya planteado algo así antes. Podría estar más completo, pide a gritos un sencillo editor de pistas para subir creaciones o descargar de una comunidad, pero creemos que ofrece muchas horas de pique y su dificultad, un poco por encima de la media a la que estamos acostumbrados, van a encantar a los más jugones.
Los juegos independientes y descargables seguramente no sean el motivo principal por el que la mayoría de usuarios de PS Vita se decantó por esta portátil, pero mientras sean del nivel de Olliolli, bienvenidos sean.