Análisis de Amnesia: Memories (PSVITA, Switch, PC)
Las novelas visuales para chicas –otome- son muy conocidas en Japón. Por aquí es difícil encontrar estas aventuras en portátil, y a no ser que tenga algo muy especial –un planteamiento absurdo tipo Hatoful Boyfriend- pasan muy desapercibidas. Amnesia: Memories de Idea Factory! es uno de estos lanzamientos que por una extraña casualidad nos llega ahora tanto para PS Vita como para PC.
Es muy posible que si hablamos de una novela protagonizada por una chica y asuntos románticos pierda bastantes compradores potenciales poco interesados en este tipo de argumento que simula citas con chicos jóvenes. Si bien ese no es del todo el tema principal del juego, no se puede negar que se toca bastante.
Pero también parte de una premisa un poco fantástica que lo aleja de la típica historia de novios en el entorno escolar, un punto a su favor para engancharse desde el inicio.
La protagonista se encuentra en un hospital. Por alguna razón ha perdido la memoria, no sabemos los detalles ni casi nada de nuestro pasado. Lo que aparece a continuación es un espíritu llamado Orion que dice estar en nuestra mente, razón por la cual se han desplazado los recuerdos. ¿El remedio? Volver a la vida cotidiana para que la rutina haga aflorar escenas importantes en nuestra vida y de paso, Orion podría salir de los pensamientos. Este espíritu hará de voz de nuestra conciencia durante los diálogos, puesto que la protagonista no habla directamente a los personajes.
Pronto aparecerá un chico que parece ser el novio de la protagonista. Ella tampoco está muy segura porque no reconoce su cara, y esto da pie a las primeras decisiones de peso en la historia. ¿Es su pareja real? ¿Desea que lo sea, o se siente más inclinada por alguno de los otros chicos que se cruzarán por el camino? Todo queda a nuestra elección, para eso hay casi dos decenas de finales diferentes de diversa índole, buenos y malos.
Tratándose de una novela visual no hay grandes emociones desde el punto de vista jugable. Hay mucho diálogo en inglés –voces en japonés- para conocer a los diferentes jóvenes de la historia. Se puede responder a preguntas que irán modificando nuestra relación con los chicos, los cuales tendrán diferentes roles en cada realidad alternativa que escogemos pronto, algo que favorece volver a esta historia en varias ocasiones.
Esto último requiere un poco más de explicación. Al inicio Orion nos permite volver a nuestro mundo entre varios a elegir, cada uno liderado por uno de los posibles romances. Y no se trata de cambiar únicamente a ese novio, sino todo lo que rodea este mundo, las situaciones, lugares a visitar y amigos. Al menos deberías completar cada rama principal para poder tener una idea de las diferentes personalidades de cada uno.
Estos parámetros de sentimientos no son invisibles. Según las preguntas y respuestas, el cariño, confianza y sospecha con el personaje principal de cada dimensión/ruta subirá o descenderá. De esta manera, los mejores finales se consiguen con una buena conexión en la pareja, y desconfiar nos llevaría a un final menos prometedor. En cualquier caso, la gracia de este género no consiste tanto en "ganar", sino en ver todas las posibles alternativas, incluso tomando las decisiones que no son de nuestro gusto.
La historia se desarrolla bien y con la suficiente dosis de originalidad para que no caiga en los tópicos más habituales de animes y mangas adolescentes. Creemos que cualquiera puede disfrutar de Amnesia: Memories independientemente de no sentirse muy identificado con la protagonista o la temática, pero también advertimos que se trata de únicamente de una novela visual pura y dura, sin segmentos de puzles complejos –hay algún misterio pero nada especial- o algún tipo de minijuego dentro de la partida –ahora puntualizamos esto- como tienen otro tipo de novelas, pongamos Danganronpa o Twilight Ghost Hunters.
Al margen de la parte principal, es decir, como opciones diferentes en el menú principal, Amnesia: Memories dispone de unos minijuegos de poca profundidad sobre hockey de aire y una prueba de piedra papel y tijera. El primero consiste en esa mesa con discos que resbalan a gran velocidad, es un minijuego táctil –en PS Vita- que viene a ser un Pong más rápido. Apenas se basa en marcar una cantidad de goles para derrotar al chico que mejor –o peor- nos caiga. La física es un poco extraña y el modo no da más de sí como extra. El otro minijuego nos hace elegir piedra-papel-tijera y, si ganamos, hay que golpear al oponente con un martillo de juguete; si se hace un instante tarde, éste se pone un casco y no obtenemos puntos. No pasan del entretenimiento rápido.
El arte para los personajes hay que reconocer que es bueno, aunque se puede atragantar para quienes no soporten el estilo otome con chicos de aspecto ligeramente andrógino. Las expresiones faciales recrean bien los sentimientos de la gente, pero es en general muy estático con el cuerpo, carece de esa tecnología de personajes con volumen que anima la respiración que tanto se usa para resaltar el pecho de las chicas en otros lanzamientos. Los escenarios son siluetas con degradados de color varían dependiendo de la iluminación –hora de la conversación-.
En el sonido, además de las voces japonesas, tenemos una banda sonora para acompañar la mayoría de situaciones que son de relax y tan sólo unos pocos de tensión. No hay mucha variedad y difícilmente recordarás alguna pieza en el momento de cerrar el juego, parece un poco apartado poco explotado teniendo en cuenta lo mucho que se podría lucir en cuanto a ambientación.
Conclusiones
La ventaja que tienen los juegos de este minoritario género en Occidente es que cada lanzamiento merece la atención. Se nos ocurren mejores opciones, por ejemplo para PS Vita se ha lanzado recientemente Steins;Gate, pero Amnesia: Memories tampoco es una mala opción.
No marcará ninguna época ni hace nada especialmente novedoso, casi más bien al contrario, pero aceptando eso y las particularidades de la novela visual, las múltiples historias y personajes aseguran quedar enganchados a sus personajes. Siempre y cuando la cuestión del idioma no sea un impedimento para disfrutarlo, naturalmente.