Análisis de PoPoLoCrois (PSP)

Aunque esta saga lleva bastantes años por Japón, no ha sido hasta ahora cuando ha dado el salto fuera de las fronteras niponas, como ha ido sucediendo con múltiples juegos de rol en los últimos años, y esta combinación de los dos primeros juegos de la serie unidos en uno para PlayStation Portable se muestra como un muy buen comienzo para PoPoLoCrois en occidente. No cuenta, desde luego, con el empuje de popularidad que la serie de animación le pudo proporcionar en su tierra natal, pero eso no hará de éste un título peor.

Como hemos dicho, PoPoLoCrois no es una nueva entrega dentro de la saga, sino que retoma los hechos de los dos primeros juegos (1996 y 1998) para fundirlos en una única historia, que pese a este hecho se muestra bien hilada y coherente, con una buena narración que se convierte, junto con la sencillez de sus planteamientos, en uno de los rasgos distintivos de este título.

Y es que, frente a juegos de rol complejos, éste apuesta siempre por una sencillez conceptual en su desarrollo y sistema de combates que lo hace especialmente indicado para quienes busquen un juego con el que introducirse en el género, o bien sea un tipo de juego que le guste pero al que no pueda dedicar el volumen de horas necesario en otros títulos similares.

Como es habitual, esta sencillez por un lado será un rasgo muy positivo para cierto sector del público, pero puede ser negativo para los más aficionados al género, que no encontrarán en esta aventura un reto que les pueda resultar interesante, más allá de lo que pueda suscitar su guión.

Quienes busquen un juego de rol ligero, sin grandes complicaciones, encontrarán en PoPoLoCrois una buena elección portátil. Veamos qué puede ofrecernos, por tanto, este juego.

La aventura gira en torno al joven príncipe del reino de Popolocrois, Pietro, que apenas cuenta diez años cuando se enfrenta al reto de salvar a su madre de la maldición que la mantiene dormida desde que él era apenas un bebé, pues su alma fue encerrada en la oscuridad. La misión del valiente Pietro será, por tanto, liberar el alma de su madre, pero para ello tendrá que enfrentarse al demonio que la mantiene bajo su yugo y amenaza a todo el mundo. Es ésta la trama del juego original, y es como se inicia este título, que luego se enlazará con una historia muy similar situada cinco años más tarde, en la que Pietro volverá a ser el protagonista.

Aunque podría darse al dramatismo, la historia se mantiene ligera durante todo el desarrollo de la aventura, sin perderse en narraciones complejas que se alejen del objetivo principal de la misión. Esto, por supuesto, implica que no hay aventuras secundarias que vayamos a dejarnos en el camino, y se suma a la tendencia de sencillez que predomina sobre todo el juego. Esta tendencia, de hecho, se extiende también al sistema de juego, en el que los diferentes pasos que tendremos que dar nos son indicados, generalmente, de manera clara y concisa por los personajes no jugables que van apareciendo, manteniendo la clásica estructura de exploración de mazmorras que tan rentable y útil se ha mostrado a lo largo de los años, obteniendo como recompensa tras la eliminación del demonio de turno o la adquisición de un nuevo objeto, la posibilidad de seguir avanzando en el reino de Popolocrois.

Los combates se mantienen dentro de la tónica tradicional de las luchas por turnos con aparición aleatoria de enemigos. Nuestro grupo puede contar con hasta cuatro miembros, y el turno se establece de acuerdo a la puntuación de iniciativa (que se corresponde con la más típica denominación de velocidad). Las estadísticas de los diferentes personajes no son muy complejas y abarcan valores clásicos como agilidad, ataque, defensa, poder mágico, defensa mágica, y, claro está, experiencia. El sistema de turnos funciona de manera dinámica, ya que cada personaje cuenta con una barra medidora que se rellena en función de su puntuación de velocidad, y cuando ha llegado al tope está listo para realizar un nuevo movimiento, de manera que, además, si tenemos varios personajes disponibles y usamos la opción focus, podremos realizar ataques combinados.

El plantel de personajes seleccionables llega hasta los once, cada uno con habilidades y rasgos especiales, como Narcia, y abarcan personajes centrados en el uso de la espada (como el protagonista), magas que usarán la magia ante todo (como la bruja Guilda), un samurái (el misterioso Kimendoji), etc. Todos los personajes están diseñados buscando gráficos simpaticones, y es un criterio que se extiende también a los enemigos, muchas veces abiertamente cómicos, componiendo una atmósfera desenfadada que le sienta muy bien al desarrollo ligero de todo el juego, aunque no se puede decir lo mismo de los tiempos de carga, algo más elevados y frecuentes de lo que uno podría esperar dado el apartado técnico del juego.

Como ya hemos dicho, el juego destaca por su facilidad, y puede serlo incluso más si asignamos acciones automáticas a los personajes en una especie de modo semiautomático, en el que nuestros personajes se bastan y se sobran para cargarse a los enemigos que vayan saliendo a su paso con notable frecuencia. Y es que los combates son quizás algo excesivos, sobre todo porque luego resultan muy breves y no proporcionan nunca una gran sensación de satisfacción, incluso a la hora de machacar a los jefes finales.

Pese a que el juego es gráficamente sencillo, con un toque muy en la línea de la época de 16bits y primeros pasos de las 32bits, gracias a sus gráficos basados en los clásicos del género con perspectiva isométrica. Los personajes son, ya lo hemos dicho, toda una muestra de encanto, bien animados y en consonancia con unos entornos que mantienen esa línea colorista. Además, el juego se presenta ante el jugador como un libro infantil, algo cuidado incluso en el manual de instrucciones y en las ilustraciones que lo acompañan. Aunque técnicamente, está claro, no es gran cosa, su estilo gráfico nos gusta a nivel artístico y la incorporación de escenas animadas al estilo japonés le sienta muy bien, si bien es cierto que hay pocas y se echan de menos en momentos determinados. La música se mantiene en una tónica similar, con composiciones alegres y bien integradas, aunque no pueden considerarse sobresalientes; por el contrario, los efectos de sonido están un poco por encima de la media en el género, con una biblioteca de sonidos variada, aunque no siempre sorprende. Las voces, en inglés, se suman al ambiente ligero del juego y destacan en las escenas de animación, si bien es cierto que durante la partida nos encontraremos unos cortes de voz bastante repetitivos.

Este es un juego de rol bastante básico en su planteamiento y desarrollo, lo que puede convertirse en un defecto o una virtud en función de si eso es lo que estamos buscando. Sencillo y fácil, sus gráficos son desenfadados y mantienen un toque clásico con encanto, que conforma una atmósfera de juego muy agradable. Sin embargo, los jugadores podrán tener problemas para meterse en la historia de PoPoLoCrois debido a las barreras idiomáticas, ya que el juego está íntegramente en inglés. El lenguaje que emplea no es complicado, pero al tratarse de un juego de rol contiene una cantidad de texto elevada, y siempre puede ser un inconveniente a tener en cuenta.