Análisis de 300: March to Glory (PSP)
Sin duda, uno de los estrenos de cine más esperados (y exitosos) del año ha sido 300, la adaptación a la gran pantalla del comic de Frank Miller, guionista y dibujante que ha marcado una época tanto en DC Cómics (Batman: El regreso del Señor de la Noche) como en Marvel (Spiderman, Daredevil…), y actualmente en sus trabajos propios, Sin City (también llevado a la gran pantalla con gran éxito) y 300.
El estilo visual de las ilustraciones de 300 y Sin City se ha trasladado al cine con gran acierto, y aunque la crítica y los seguidores de Miller han mostrado en ocasiones opiniones diferentes sobre las películas, ambas partes reconocen que los aspectos técnicos y artísticos (fotografía, efectos especiales) han supuesto un aire fresco al género de la aventura y acción.
300 cuenta la historia real del enfrentamiento entre espartanos y persas. Los griegos, guiados por el Rey Leónidas, era un pequeño ejército de 300 hombres expertos en la lucha, que aprovecharon la orografía del terreno de las Termópilas para mermar al bando de Jerjes, compuesto por un millón de soldados (aunque este dato se ha puesto en duda muchas veces, en ocasiones se habla de 120.000 guerreros).
En cualquier caso, una batalla desigual que gracias al lápiz de Miller ha disfrutado de una nueva revisión, en ocasiones exagerada, pero que no deja de ser un gran entretenimiento épico.
Para sorpresa de muchos, la adaptación de rigor multiplataforma que suele hacerse en casos de grandes superproducciones no existe y tan sólo disponemos de una versión de 300: March To Glory para la portátil de Sony a cargo de Collision Studios, que se aprovecha del tirón tanto del film como del cómic, creando (al menos en intención) un juego que puede ser del gusto de la leyenda de Leónidas y su ejército.
Como cabía esperar, el tipo de juego se ha adaptado a uno de acción, inspirándose en la saga Dynasty Warriors de Koei, pero a una escala muy inferior, tanto en personajes en pantalla como en libertad de exploración (inexistente en 300:March to Glory). Controlando a Leónidas derrotaremos cuantos enemigos veamos (normalmente en unas cantidades no muy grandes, en torno a cuatro oponentes) acompañados de algún espartano. Esta limitación técnica impide disfrutar de la gran épica que transmite la historia original, como veremos más adelante.
Nuestro personaje dispone de un escudo, espada (en ocasiones, dos) y lanza con el que derribar a sus enemigos, pudiendo realizar ciertos combos (muy limitados) y algunos ataques a larga distancia, como el lanzamiento de lanza. En ocasiones perderemos nuestras armas, lo que nos obligará a recogerlas del suelo. El uso de un arma u otra dependerá de varios factores, como las protecciones de los rivales, aunque con todas ellas el juego muestra la misma simpleza, consistente en golpear al enemigo hasta que caiga.
Para romper la cierta monotonía evidente en un juego como este, los creadores han incluido ciertos eventos especiales. El más acertado de todos es la lluvia de flechas que en ocasiones inundará la pantalla (avisada por el oscurecimiento del terreno), que castigará tanto a aliados como enemigos (que no harán nada por evitarlas). Nuestra habilidad para ejecutar un movimiento de protección con el escudo será vital ya que puede suponer la muerte inmediata.
Otros momentos (que no podremos escoger a nuestro antojo) necesitarán de todo el batallón, que en formación de falange avasallará todas las acometidas de los enemigos. El problema de esta formación es que nuestra tarea se limitará en pulsar un botón para atacar a los rivales que correrán hacia nosotros (normalmente de uno en uno), mientras avanzamos, hasta llegar al final del recorrido, en ocasiones con enfrentamientos contra un elefante. Por último, algunos toques tipo puzle o de sigilo han sido incluidos con menos acierto de lo esperado, y el control para esos momentos no ayuda demasiado.
Según nuestra habilidad de combate derrotando enemigos, un marcador nos permitirá utilizar la energía de combate para disponer de ventajas útiles, tales como recuperar vitalidad o incluso aumentar nuestra potencia de ataque. Esta idea aportará algo de estrategia, ya que de ello dependerá en buena medida el avance de las fases. Otras habilidades de combate se podrán adquirir según nuestra reputación (la "moneda" del juego).La violencia del film ha sido incluida con determinadas amputaciones a los rivales, así como sangre salpicando el suelo, aunque el juego no se recrea en estos momentos, y los gráficos no son lo suficientemente realistas como para provocar impresión.
La inteligencia artificial no destaca tampoco en los enemigos estándar, ya que su única defensa será cubrirse con escudos (en el caso de poseerlos) en determinados momentos. Los guerreros arqueros, por el contrario, se limitarán a disparar flechas esperando ser atravesados por la espada de Leónidas. El compañero que, en ocasiones, aparecerá para ayudarnos, no aceptará la posibilidad de ser controlado por medio de comandos o botones secundarios, algo que podría ser de ayuda para eliminar conjuntamente a ciertos enemigos.
Los jefes finales de cada zona requerirán de ciertas estrategias, como cabe imaginar, y un mayor esfuerzo. Algunos de ellos están sacados directamente de la película, otros bárbaros persas han sido añadidos especialmente para la ocasión. Normalmente dispondrán de unas reglas de los momentos en los que podrán ser dañados, y en varias ocasiones nos desarmarán con sus golpes.
Pese a que se ha intentado dar algo de variedad, 300: March to Glory pertenece a un género que tiene sus amantes y sus detractores. Básicamente, en las seis horas aproximadas que dura el juego estaremos realizando ataques sin descanso, con gran sensación de repetición, puesto que las hordas enemigas apenas muestran variantes (soldados con escudos, flechas, etc…). La falta de visión global de guerra en un juego de este tipo también merma bastante la jugabilidad que lo sitúa (al menos en intención) a medio camino entre God of War y Dynasty Warriors, sin alcanzar la brillantez del primero ni el caos y espectacularidad del segundo.
Visualmente el juego muestra carencias evidentes, tanto en el apartado técnico como artístico. Si bien los vídeos intermedios (estilo cómic animado) ayudan a ambientar el juego, la belleza de los escenarios y el colorido característico de tinta la película no han sido respetados, obteniendo un juego que en apariencia es muy genérico.
Modelados simples (exageradamente simples incluso para una portátil) pueden ser compensados con grandes masas de personajes en pantalla, escenarios amplios y detallados o un motor fluido en todo momento. No es el caso, ya que 300: March to Glory no destaca en ninguno de esos apartados, y en muchas ocasiones, la cámara optará por una posición lateral que muestra poca visibilidad, no pudiéndose controlar. Los escenarios están compuestos en su mayoría por bloques poligonales sin detalles (o en el mejor de los casos, objetos sencillos), lo cual aumenta más aún la sensación de repetición ya que difícilmente apreciaremos avance. Finalmente, y aunque no sufre de ralentizaciones importantes, si es cierto que la suavidad del juego está en muchos momentos en entredicho, restando la velocidad que normalmente se exige a este tipo de juegos.
La poca variedad de escenarios de la película ha sido paliada en cierta medida situando la acción en ciertos lugares como villas arrasadas o un barco, además de ciertas variantes climatológicas (noche, lluvia). Pese a ello, es inevitable que los parajes de montaña y precipicios nos lleven mucha parte del juego, que una vez más se muestra falto de personalidad, y como suele ocurrir con las licencias de este tipo, un claro ejemplo de aventura realizada con prisas para cubrir la ventana de éxito del film. Pese a no mostrar defectos graves en el apartado técnico, no se justifica el bajo número de personajes en pantalla, algo que sí afecta directamente a la jugabilidad. Las animaciones cumplen su cometido correctamente sin grandes alardes, destacando como es lógico el protagonista. A pesar de ello, una vez más, la poca variedad de acciones y la falta de espectacularidad lo sitúan a un nivel pobre en comparación con otros títulos que hemos visto en el pasado.
La ambientación sonora sin duda aporta lo mejor al juego. Las músicas, inspiradas en la banda sonora compuesta por Tyler Bates, mantienen el corte épico de las batallas de acción, aunque han sido modificadas para poder repetirse durante toda la fase y eliminando por tanto las estridencias y toques de emoción. Las voces de las cinemáticas con gritos arengando a las tropas y el sonido de batalla constante (a pesar de estar sólo observando peleas con 3 personajes en pantalla) ayudan a recordar que estamos presenciando lo que en realidad es un combate de proporciones enormes. Los extras incluidos (galerías de ilustraciones y vídeos) apenas aportan interés jugable, aunque pueden ser un detalle a tener en cuenta por aquellos usuarios que han disfrutado de la película y los cómics. No son un aliciente para una segunda partida pero obligarán al jugador a terminar la aventura.
En conclusión, tenemos un juego que, como tantas otras adaptaciones a videojuego, parece haber sido terminado con prisas. La idea en sí no es mala: lucha en la batalla épica controlando a Leónidas. Sin embargo, las limitaciones en casi todos los apartados, especialmente el jugable, convierten a 300: March to Glory, en un juego de corta vida, y con menos pretensiones que recientes títulos de acción como Ghost Rider, una licencia adaptada a PSP con mejores resultados. Recomendable como objeto de coleccionismo únicamente para fanáticos de la obra de Miller.