Análisis Stranger of Paradise: Final Fantasy Origin, un caótico y mejorable spin-off (PS5, PC, Xbox Series X/S, Xbox One, PS4)
Lo hemos intentado. Hemos puesto todo de nuestra parte para disfrutar plenamente de esta caótica locura que es Stranger of Paradise: Final Fantasy Origin, pero Team Ninja no nos lo ha puesto nada fácil con un juego que si bien tiene grandes aciertos, sus numerosos fallos y errores acaban por oscurecer su luz mucho más de lo que nos hubiese gustado. ¿Queremos decir con esto que es un completo desastre? No, en absoluto, aunque tal y como veréis a lo largo de este texto, se queda lejísimos de sus principales referentes.
Videoanálisis
A continuación podéis ver nuestro análisis en vídeo de Stranger of Paradise Final Fantasy Origin, en el que podéis ver en acción la versión de PS5 y os contamos qué nos ha parecido:
La lucha contra Caos
Antes de nada, tenemos que dejar claro que se trata de un spin-off que nos lleva hasta el mundo del primer Final Fantasy para vivir una aventura de rol y acción que bebe mucho de Nioh, la aclamada saga de Team Ninja, pero adaptando sus reglas a las particularidades de la serie de Square Enix. De esta manera, nos tocará superar unos niveles más o menos lineales mientras nos enfrascamos en unos combates muy ágiles y desafiantes, evitamos algunas trampas y conseguimos cientos de piezas de equipo con las que mejorar a nuestro grupo de héroes.
Lamentablemente, la primera en la frente con el juego nos la llevamos con todo lo que tiene que ver con su historia. Hablaros de ella nos obligaría a caer irremediablemente en spoilers, así que solo os diremos que difícilmente podría estar peor contada, algo a lo que debemos sumarle unos diálogos atroces, unas secuencias de vídeo muy mal dirigidas, unos personajes que no conocen la palabra carisma y un guion que ya estamos intentando olvidar. Y es una auténtica pena, pues se esfuerza en apelar al fan y en dar respuesta a una de las grandes incógnitas de la saga, aunque en vez de emocionarnos y tocar nuestra vena nostálgica lo único que ha conseguido es causarnos rechazo y matar cualquier tipo de interés que pudiésemos tener en lo que nos cuentan.
Un buen sistema de combate repleto de posibilidades
Por suerte, una vez que nos ponemos a los mandos la cosa mejora gracias a un sistema de combate muy ágil, bien llevado y con multitud de opciones. Quizá lo más llamativo sea el hecho de que no hay una barra de resistencia como tal, por lo que podremos correr, esquivar y atacar tanto como deseemos sin miedo alguno a quedarnos vendidos en el peor momento posible. Eso sí, hay dos medidores que resultan clave: el de magia y el de postura.
El primero está dividido en varias porciones que podremos consumir para lanzar hechizos o realizar las técnicas especiales de nuestras armas, por lo que se trata de un recurso fundamental si queremos poner en práctica nuestros movimientos más dañinos. Lo interesante es que podemos aumentar nuestro límite de puntos de magia realizando ejecuciones y paradas perfectas con Corazánima, un movimiento de bloqueo que también nos permite "copiar" algunos de los poderes de los enemigos para usarlos contra ellos como si fuesen objetos consumibles. Sumadle que también podemos recuperar maná a base de golpes básicos y entenderéis rápidamente la importancia de mantenernos a la ofensiva y aprendernos bien los patrones enemigos para cuadrar bien los parries.
Por su parte, la barra de postura se reduce con cada golpe que recibimos, consigamos bloquearlo o no (ya sea con la defensa básica o con Corazánima), y se regenera rápidamente siempre y cuando no hagamos ninguna acción. En el caso de que nuestro medidor llegue a cero, quedaremos aturdidos y totalmente expuestos, lo que suele tener consecuencias fatales. La buena noticia es que nuestros enemigos también tienen su propio indicador de postura y que muchas de nuestras técnicas son especialmente efectivas a la hora de reducirlo, así que podremos usar esta mecánica en nuestro favor para aturdirlos y ejecutarlos con un espectacular remate.
Estos son los dos principios básicos que siempre tendremos que tener en cuenta a la hora de combatir, pero hay mucho más, como una variedad enorme de armas que cambian casi por completo la jugabilidad al tener sus propias peculiaridades y movimientos e incluso la posibilidad de personalizar nuestros combos configurando las técnicas que queremos utilizar en cada secuencia de golpes. Y sí, también existe un sistema de resistencias y debilidades elementales del que nos podemos aprovechar para hacer muchísimo daño y castigar a nuestros enemigos con diferentes estados alterados.
Para ponerle la guinda a todo esto, no podemos olvidarnos de su fantástico sistema de trabajos, todo un clásico entre los fans de Final Fantasy que se ha adaptado con mucho acierto en este spin-off. Gracias a él, podremos equiparnos con una gran cantidad de clases distintas, subirlas de nivel para desbloquear nuevas mejoras, habilidades, hechizos e incluso trabajos avanzados más poderosos y versátiles.
Como podréis intuir, cada clase nos da acceso a una serie de habilidades y mecánicas exclusivas, aunque hay una serie de potenciadores pasivos, técnicas y habilidades globales que se comparten entre casi todas ellas, consiguiendo que queramos subir el mayor número posible de arquetipos para aumentar nuestras posibilidades de juego. Lo mejor es que podemos cambiar de una clase a otra en cualquier momento desde el menú de equipo, además de equiparnos con hasta dos a la vez, pudiendo alternar de una a otra con tan solo pulsar un botón, lo que también equivale a poder realizar combos que empiezan con un trabajo y terminan con otro.
Evidentemente, a medida que juguemos también recogeremos una ingente cantidad de armas y armaduras con sus propias características y atributos especiales, algunas de las cuales incluso nos darán acceso a técnicas que de otro modo no podríamos realizar, lo que termina de dar forma a un sistema de combate y progresión abrumador que nos brinda la posibilidad de crear montones de builds distintas para cada tipo de situación.
La oscuridad que engulle a la luz
Esto no quiere decir que todo sea perfecto, ya que los enemigos normales tienden a repetirse más de lo deseable durante todo el juego y al tener un bestiario relativamente escaso resulta fácil acomodarse rápidamente a una serie de estrategias a la hora de hacerles frente que funcionan con muchas clases distintas.
De igual modo, el sistema de botín no nos ha parecido que esté del todo bien equilibrado, ya que la inmensa mayoría de objetos que recogeremos son poco más que basura inservible. Además, se pierde muchísimo tiempo gestionando el inventario al tener que configurar tanto el equipo de nuestros compañeros como el de nuestros trabajos, una labor que probablemente caiga en saco roto tras recoger 50 nuevas armas y armaduras en cuanto juguemos cinco minutos más. Esto es algo que podéis aliviar con la opción de autoequipar, aunque os avisamos que dista de ser lo ideal, pues solo prioriza el nivel de las piezas de equipo y no su rareza o sus propiedades. Aun así, os ahorrará un buen número de horas.
Eso sí, probablemente el mayor pecado que comete el juego lo tengamos en su diseño de niveles: increíblemente plano, soso y aburrido. No solo estamos hablando de unas fases en la que se suceden constantemente pasillos y salas tremendamente parecidos entre sí, sino que el propio mapa no consigue crear buenas situaciones, lo que deriva en una colocación de enemigos que rara vez acierta y en unos obstáculos muy predecibles a los que no se les saca ningún partido. Casi nunca consigue incentivar a explorar y cuando sus niveles se abren algo más en la recta final para dejarnos un mayor margen de maniobra, los resultados son incluso peores con unos tediosos laberintos que restan en vez de sumar. Lamentablemente, esto es algo que también se aplica a las misiones secundarias, las cuales se limitan a reciclar sin ningún pudor enemigos y escenarios sin llegar a crear nunca ninguna situación realmente nueva que no hayamos visto ya durante la historia principal.
La buena noticia aquí es que al menos los jefes sí que nos han gustado mucho gracias a unas batallas muy espectaculares, intensas y que suelen incluir algunos giros muy sorprendentes entre sus diferentes fases, dejándonos con los que son los mejores momentos de todo el juego y con muchísima diferencia. Además, suponen unos picos de dificultad tan elevados que nos han obligado a sacarle bastante partido al sistema de clases para adaptar nuestras tácticas a las necesidades de estos enfrentamientos, así como a todas las herramientas de combate que teníamos a nuestra disposición.
Hablando de dificultad, cabe destacar que incluye un selector con tres niveles distintos que podéis modificar en cualquier momento. Fácil es poco más que un paseo, Normal nos ha parecido que encuentra un buen equilibrio en el reto que ofrece sin llegar a resultar frustrante y Difícil nos ha recordado sin clemencia alguna que Team Ninja es el estudio tras obras como Nioh o Ninja Gaiden Black. Además, existe una cuarta dificultad que se desbloquea al finalizar el juego y que nos permitirá aumentar el nivel de cada fase para conseguir mejores recompensas y seguir mejorando a nuestros héroes.
Otro aspecto que ayuda a hacer el juego un poco más asequible es que casi siempre estaremos acompañados por otros dos personajes, quienes suelen distraer a nuestros enemigos para que podamos lidiar con ellos con seguridad. Además, hacen un daño más que razonable, por lo que resultan muy útiles. Y sí, también se ha incluido la posibilidad de jugar todos los niveles en cooperativo a través de internet para afrontarlos en compañía de dos amigos o desconocidos, lo que en nuestra opinión hace que las cosas sean más amenas y entretenidas.
En lo que respecta a su duración, nos ha sorprendido comprobar que se trata de una aventura relativamente corta para el tipo de juego que es, pudiéndose completar entre 15 y 20 horas jugando en Normal si no os distraéis demasiado con las secundarias, una cifra que evidentemente se os disparará si pretendéis hacerlo todo, incluyendo una segunda vuelta en el cuarto nivel de dificultad.
Un desastre técnico y artístico
Lamentablemente, lo que no tiene salvación alguna es su apartado gráfico. Tanto es así que estamos hablando de uno de los juegos más feos y menos inspirados que hemos visto nunca, un problema que parte desde su misma dirección de arte, la cual podríamos definir como inexistente. La idea ha sido la de recrear un mundo con un aspecto más realista y oscuro, pero a la hora de la verdad solo vemos un diseño de personajes indigno de la licencia a excepción de algún que otro jefe, una mezcla de elementos disonantes que no casa nada bien y unos escenarios sin alma alguna. De hecho, esto último llega a afectar incluso a la navegación por muchas fases, pues no han sido capaces de diferenciar lo suficiente sus diferentes estancias como para que tengamos puntos de referencia a los que agarrarnos para orientarnos, por lo que la sensación que transmiten es la de estar recorriendo siempre los mismos pasillos.
Para rematar, en lo técnico tampoco da la talla, empezando por una resolución paupérrima que hace que la imagen siempre se vea muy borrosa en PS5, un Modo Rendimiento que sufre para mantener los 60 fps, unas texturas muy pobres, unos efectos dignos de hace varias generaciones, una iluminación planísima, unos modelados tremendamente mejorables con unos rostros muy poco expresivos y un largo etcétera de defectos que veréis por vosotros mismos con tan solo mirar cualquiera de las imágenes que acompañan este artículo.
Al menos, la música cuenta con algunas composiciones muy conseguidas que se atreven a remezclar algunos de los temas más icónicos del primer Final Fantasy. Es un apartado que nunca llegar a sobresalir, pero que cumple su cometido y que, por algún motivo, también incluye la canción My Way de Frank Sinatra. Los efectos no son demasiado variados, pero resultan reconocibles, y el doblaje nos llega tanto en inglés como en japonés con unas interpretaciones simplemente correctas. Por supuesto, los textos están traducidos (muy libremente) al español.
Conclusiones
Stranger of Paradise: Final Fantasy Origin es un juego que tenía potencial, pero que se ha quedado a medio gas en demasiados aspectos, lo que es una verdadera lástima si tenemos en cuenta que entre sus aciertos se incluyen unos buenos sistemas de combate y clases, así como unos enfrentamientos contra jefes muy interesantes y espectaculares. Desgraciadamente, su pobrísimo diseño de niveles, su limitado bestiario, el reciclaje exagerado de sus misiones secundarias, su decepcionante historia, sus aburridísimos personajes, su atroz narrativa, los desequilibrios en su sistema de botín, su espantosa dirección de arte y su desfasado apartado gráfico acaban por engullir su luz, arrastrando a la nueva obra de Team Ninja hasta la insondable oscuridad de Caos.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para PS5 que nos ha facilitado Koch Media.