Análisis de DreamWorks All-Star Kart Racing, carreras con Shrek y compañía (PS5, PC, Xbox Series X/S, Switch, Xbox One, PS4)

Entre la moda de los crossovers imposibles y el renacer de los juegos de karts, es normal ver que cada vez existan más proyectos como Disney Speedstorm, Nickelodeon Kart Racers o, el caso que nos ocupa hoy, DreamWorks All-Star Kart Racing. Este título acaba de estrenarse en todas las plataformas posibles de la mano de la desarrolladora Bamtang Games (responsables precisamente del juego de carreras de Nickelodeon que antes mencionábamos) y producido por GameMill Entertainment, que también distribuye este año juegos como Skull Island: Rise of Kong o The Walking Dead: Destinies.

Pero claro, si este tipo de videojuegos vuelven a tener presencia es en parte por el extraordinario éxito comercial de Mario Kart 8 Deluxe, un título imbatible tanto a nivel de ventas como en lo que respecta a calidad de jugabilidad y diseño. Cualquier juego del estilo que se ponga a la venta ahora tiene enfrente a uno de los contrincantes más duros que jamás ha dado el género y ninguno se libra de comparaciones con la portentosa última entrega de la saga de Nintendo. Eso incluye DreamWorks All-Star Kart Racing, que además parte con cierta desventaja: sus licencias no son las más populares del mundo.

Un Mario Kart de Shrek, Madagascar, Bebé Jefazo y Kung-fu Panda

Porque sí, DreamWorks All-Star Kart Racing es esencialmente un Mario Kart con personajes de esta famosa compañía de animación. Aquí colisionan sus universos más populares, como Shrek, Madagascar o Kung-fu Panda, con otros quizás menos conocidos pero más actuales, como Trolls, Bebé Jefazo o Los Tipos Malos. Sea por choque generacional, geográfico o cultural, es indudable que muchos de los pilotos de este juego de karts tienen menos presencia que Mario o Mickey Mouse, y aun así este crossover es en lo que se sustenta gran parte de su atractivo.

En el plantel de personajes de este juego están los principales personajes de las películas más recientes y recordadas de DreamWorks Animation, que llegan con sus propios vehículos, poderes y pistas inspiradas en sus universos. Uniéndolo todo están los Trolls, unos personajillos que le dan al juego un toque de aire fresco: alteran los escenarios que recorremos dependiendo de qué personaje escojamos para cada partida (haciendo las rutas más peligrosas o colocando más cajas con power-ups) y se suben a nuestro coche si recolectamos las notas musicales suficientes, otorgándonos un potenciador adicional.

Ideas originales a las que les cuesta brillar

Ideas como esa de que los Trolls sean el pegamento de este universo y puedan alterar la jugabilidad son de lo mejor que DreamWorks All-Star Kart Racing ofrece, aunque ha llegado algo diluido y poco aprovechado. Ocurre con muchas otras cosas que vamos encontrando durante las partidas; por ejemplo, al arrancar tenemos que acertar con un juego de ritmo sencillo para ganar el clásico boost inicial que nos da una ventaja al inicio de la carrera, pero no se ejecuta con el mismo botón que se usa para acelerar así que resulta un poco incómodo.

Así con todo. Casi todas las buenas ideas que pone sobre la mesa están implementadas de una forma regular. Es una pena, porque parece que de verdad se han trabajado y diseñado unos sistemas que podrían darle un toque extra de diversión a una fórmula que ya de por sí suele funcionar, pero no es el caso. Y puede que precisamente por esa búsqueda de la originalidad en ciertos aspectos y dinámicas hayan dejado de lado el eje central del juego: la conducción y el diseño de las pistas.

Un juego poco pulido y de diseño irregular

Si tenemos que ponerle una pega a DreamWorks All-Star Kart Racing es que su jugabilidad no está del todo pulida y provoca que haya ciertos momentos de desafección con la partida. Hay una falta de precisión palpable que se ve agudizada con los fallos de las colisiones en los escenarios y la poca información que transmiten tanto los propios vehículos como las animaciones de estos y de los power-ups. Los coches no se sienten con el peso adecuado, el tamaño que ocupan en pantalla es demasiado pequeño y las físicas juegan algunas malas pasadas cuando saltamos o tratamos de encontrar caminos alternativos.

Hay también una serie de flaquezas propias de un juego que requiere más tiempo o presupuesto para el desarrollo (o quizás ambos). Las animaciones de los poderes y objetos, por ejemplo, son especialmente parcas en partículas y detalles; esto implica que tampoco sean capaces de transmitir información necesaria para saber qué hacen exactamente. El diseño de escenarios tiene problemas similares: a veces elementos que parecen obstáculos son en realidad cosas que podemos utilizar a nuestro favor (hay unas babosas gigantes en la ciénaga de Shrek que parece que hay que evitarlas, pero se usan para saltar y escapar del fango) y viceversa.

Esa falta de pulido baña prácticamente toda la experiencia, desde la jugabilidad hasta la música, que es demasiado genérica (puede que sean canciones de las películas adaptadas, pero aunque lo sean su estilo es simple y repetitivo. Se salvan algunos aspectos como los gráficos, que no terminan de estar del todo mal: los escenarios están detallados y tienen un buen trabajo de iluminación, reflejos y efectos especiales, el modelado de personajes ofrece una buena reinterpretación 3D de cada uno y los vehículos llegan a tener casi el mismo carisma que los pilotos.

Conclusiones

Es complicado que un juego de karts no sea divertido de jugar y DreamWorks All-Star Kart Racing da buena cuenta de ello: la fórmula básica del género está aquí, con todas sus infalibles virtudes. Sin embargo, carece de finura en la jugabilidad, en las físicas y en la manera en la que transmite información, y además tampoco es capaz de acertar con las buenas ideas con las que experimenta. A los fans de las licencias que se utilizan aquí les encantará competir con estos personajes y sabrán perdonarle todos esos hilos sueltos que tiene, pero quienes busquen un buen juego de carreras arcade no lo van a encontrar aquí.

Hemos realizado este análisis en PS5 con un código cedido por Meridiem Games.