Análisis Beat the Beats, más boxeo musical para la realidad virtual (PS5, PC)
La evolución de los juegos musicales está siendo de lo más curiosa en estos últimos años y cada vez son más las compañías que se atreven a combinar música y mecánicas de ritmo con otros géneros, dando como resultado títulos tan divertidos e inesperados como Hi-Fi Rush, Metal Hellinger o Super Crazy Rhythm Castle, entre otros muchos. Sin embargo, las propuestas más tradicionales, consistentes en jugar "canciones" y acertar las "notas" que aparezcan siguiendo el compás, están experimentando una segunda juventud en la realidad virtual, un formato que ha demostrado ser ideal para el género.
Ya sea simulando tocar una guitarra virtual con nuestros dedos, pegando puñetazos, cortando paneles con sables láser o pegando tiros y esquivando balas, la llegada de esta tecnología ha favorecido la proliferación de una ingente cantidad de juegos musicales que se han atrevido a experimentar y probar nuevas ideas, mientras que otros tantos simplemente se han limitado a imitar a los que mejor funcionan e ir a rebufo de su éxito.
Ahora, el estudio español Parallel Circles nos trae Beat the Beats, un juego para PlayStation VR2 que busca combinar música y boxeo, una mezcla que ya hemos visto numerosas veces en el pasado, pero que no por ello debería ser menos divertida si se ejecuta correctamente.
Por desgracia, el resultado final deja un tanto que desear por culpa de una serie de inexplicables decisiones que acaban por arruinar su vida útil mucho más de lo que sería deseable.
Puñetazos rítmicos
De este modo, nos encontramos ante un juego de corte puramente arcade en el que debemos superar canciones pegándole puñetazos a los paneles que vayan apareciendo al ritmo de la música. La "gracia" está en que estos paneles nos llegan desde unos ángulos muy estudiados que harán que nuestro cuerpo se tenga que mover de una forma concreta para poder golpearlos eficientemente, por lo que antes de que nos demos cuenta nos sorprenderemos realizando casi por instinto todo tipo de jabs, ganchos y uppercuts mientras nos divertimos escuchando la treintena de temas que se han incluido. Además, no solo vamos a tener que golpear, ya que también deberemos esquivar ciertos bloques moviendo el cuerpo, por no hablar de unas barras especiales que tendremos que bloquear colocando los brazos para proteger nuestros costados.
A nivel jugable funciona genial y las pistas están lo suficientemente bien diseñadas como para que el golpeo de paneles esté correctamente acompasado, sea divertido y nos haga sudar, aunque las pegas empiezan en el momento en el que nos empezamos a fijar en todo lo demás. Para empezar, la lista de canciones escogida nos ha parecido discretísima. Entendemos que se trata de un juego humilde para el que no han podido costearse las licencias de grandes temazos, y si bien nos parece un acierto que se haya apostado por la electrónica, no esperéis encontrar ninguna canción mínimamente memorable que os invite a rejugarla por el simple placer de escucharla. Además, la mayoría no son versiones completas y suelen terminar de forma abrupta al llegar a las que a veces son las mejores partes, lo que supone un corte de rollo importante que resulta incluso desanimador y frustrante.
Y hablando de rejugar, el título comete algunos fallos garrafales en la presentación de sus contenidos que acaban por no incentivar lo más mínimo a que queramos dedicarle horas, algo que nos parece gravísimo en un género como este. Una buena muestra de ello la tenemos en la ausencia de niveles de dificultad como tal más allá de poder desbloquear las versiones "difíciles" de cada álbum, las cuales tampoco cambian demasiado la experiencia de juego frente a las pistas estándar, perdiéndose por completo esa curva de aprendizaje que nos lleva a practicar canciones para ir subiendo de dificultad y batir nuestros propios récords.
De hecho, esto nos lleva a otra decisión inexplicable: la imposibilidad de ver los marcadores y nuestras puntuaciones hasta que terminamos de jugar una canción, dificultando así que podamos comprobar de un vistazo cómo lo hemos hecho en cada una para seleccionar la siguiente que queremos jugar con un objetivo en mente.
Para rematar, solo contamos con el modo Arcade (jugar canciones y ya), una lista de reproducción diaria para competir con el resto de la comunidad y el modo Reflejos, donde debemos pulsar los paneles que se iluminen lo más rápido que podamos, un minijuego que, sinceramente, no nos ha parecido nada divertido ni interesante. Al menos, su apartado gráfico no está nada mal, sumergiéndonos en unas salas lo suficientemente limpias como para permitirnos leer las "notas" con facilidad sin que ningún elemento externo nos distraiga de lo realmente importante.
Conclusiones
Beat the Beats es un juego que, como producto, no termina de convencer y se queda muy por debajo de otras propuestas similares que podemos encontrar para cualquier dispositivo de realidad virtual. Lo peor es que la base jugable como tal no está nada mal y funciona bien, pero su falta de contenidos, su desangelada lista de canciones con versiones incompletas de las mismas y el nulo empeño que pone en invitarnos a rejugar y mejorar acaban por terminar de lastrar un título que, a poco que hubiese cuidado un poco más los pequeños detalles, podría haber llegado muchísimo más lejos. Una pena.
Hemos escrito este análisis gracias a un código que nos ha facilitado PlayStation.