Análisis de Zombie Vikings (PS4, PC, Xbox One)
Stick it to the Man! era una divertida aventura gráfica del estudio Zoink que brilló por su carisma y puzles, consistentes en la lectura de la mente de otros personajes. Después de aquel lanzamiento, el estudio cambia radicalmente de registro –sin perder similitudes gráficas y de humor- con un juego de acción lateral que mezclando las dos temáticas que dan título al juego: vikingos zombis. ¿Por qué? ¡Y por qué no!
El modo historia de Zombie Vikings nos muestra a Odín y Loki, dos versiones caricaturizadas que poco tienen que ver con las representaciones clásicas más épicas o las de superhéroes que Marvel pone de moda últimamente. Odín es un viejo achacoso con parche que por una gamberrada del "malvado" Loki ahora ha perdido su ojo sano –se lo ha robado-.
Deseoso de recuperar el globo ocular, pero con la desgracia de no poder llamar a auténticos guerreros como Thor, debe echar mano de un grupo de vikingos zombis de estrafalario diseño. Por supuesto, cada uno tiene habilidades exclusivas, pero éstas no son tan importantes como para que exista una gran diferencia en la elección de uno u otro.
Zoink vuelve a tirar de diálogos plagados de humor que sientan bien para seguir los pasos de estos protagonistas y sus encuentros con los jefes. Hay numerosas referencias a la cultura actual –selfies, Instagram, cine- que al contrario de lo que podríamos imaginar, no resultan demasiado forzadas. El juego tiene voces en inglés y los textos están traducidos al español, así que nadie se perderá estos gags.
Zombie Vikings ofrece unas 10 horas en su modo historia. Es completamente lineal, no hay recorridos alternativos ni secretos muy ocultos que incentiven más pasadas, así que la rejugabilidad la obtiene de jugar en compañía, sea local u online, y el tipo de cambios imprevisibles que eso supone.
Si bien se puede jugar en solitario con la única pérdida de algún tesoro inaccesible por la altura –el cooperativo permite utilizar movimientos conjuntos, como apilar personajes uno encima de otro-, la diversión se reduce muchísimo, en parte por la escasa variedad de ataques y ausencia de un complejo sistema de combos.
Para que la jugabilidad no sea excesivamente arcade hay personalización de armas desbloqueables mediante la recogida de monedas que dejan caer los enemigos y en determinados objetos rompibles que encontraremos en el escenario. Sin embargo, esta mecánica simple y directa resulta un poco ligera para el aficionado que proviene de auténticas joyas como Dragon´s Crown, donde la parte rolera tiene un gran peso a la hora de añadir rejugabilidad y un mayor sentido de evolución. Zombie Vikings en cualquier caso busca otro espacio en el género, que no es el de la precisión en el combate de Vanillaware en Muramasa.
¿Tiene alguna ventaja controlar zombis? Sí, la muerte no es definitiva –al menos jugando en cooperativo-. Siempre y cuando un compañero te ayude podrás volver a la acción. Esto lamentablemente no está disponible en solitario - no cuenta con la opción de utilizar inteligencia artificial aliada-, como tampoco la de alternar entre personajes en mitad de la partida. Un problema menor dado que soporta juego en red y se ha diseñado más para potenciar este apartado, no dudamos que la mayoría optará por este modo, pero que sí se puede hacer notar a medio y largo plazo pues la comunidad de usuarios es bastante reducida en los primeros días de lanzamiento, cuando se supone que es el periodo más fuerte –un punto débil si no planeas usar el juego en local-.
Es justo decir que Zombie Vikings entretiene dentro de sus limitaciones jugables, hay chispa en sus diálogos y está bien acompañado por la música y las voces. Sin entrar en comparaciones con las vacas sagradas del género, contra las que saldría perdiendo por su falta de ideas –la mayor parte del tiempo se limita a lanzar oleadas de enemigos- es más que suficiente. Lo mejor: los jefes y algunas situaciones que cambian ligeramente el desarrollo respecto a la media. Además también dispone de un modo competitivo con un puñado de mapas para enfrentarse a otros usuarios, aunque por nuestra experiencia sufre el mismo tipo de fallo en cuanto a comunidad que la campaña: es pequeña.
No obstante las virtudes del título quedan reducidas por un error del que difícilmente se puede escurrir el bulto: un apartado técnico flojísimo. En su lanzamiento –en la versión de PlayStation 4- el juego debutó con tremendas dificultades para alcanzar las 30 imágenes por segundo e importantes cortes en la imagen, incluso jugando en solitario y pantallas sin enemigos. Inquietante como mínimo dado que hablamos de siluetas 2D en rudimentarios paisajes 3D –hay un ligero desplazamiento hacia el fondo-, más cuando su último trabajo en la consola rendía bastante mejor, o no daba tan mala impresión.
Conscientes de los parches día uno, hemos decidido esperar a la primera actualización que teóricamente soluciona numerosos problemas del lanzamiento con la esperanza de eliminar esa sensación de juego inacabado. Lo cierto es que en cuanto al framerate no ha mejorado, y todavía hemos sufrido bugs de todo tipo, durante la invitación a un amigo o en la partida –quedamos bloqueados por un muro invisible hasta que otro personaje nos sacó de ahí-. Esperamos que en breve se optimice lo suficiente para que este apartado no reste a la experiencia, que tratándose de un género rápido, actualmente no da la talla ni de lejos.
Dejando al margen las limitaciones gráficas, el arte desenfadado tipo cómic queda bien la mayor parte del tiempo. No siempre, y no porque no nos guste, sino porque en la práctica los colores elegidos para protagonistas, enemigos y escenario a veces carece de un buen contraste. Añade los cuatro personajes en acción con una decena de enemigos y muchas veces perderás de vista a tu zombi. En resumen, lo que funcionaba en una aventura tranquila y pausada tipo Stick it to the Man! puede no ser exactamente lo que necesite un beat´em up.
Conclusiones
Si bien Zoink ha intentado hacer un Castle Crashers bajo su prisma personal, el resultado podría dar lugar a un entretenido título multijugador con el que pasar un buen rato en compañía –y es que en el fondo no sería un mal juego-, pero mucho nos tememos que el juego no está ni terminado. Lo que más nos extraña es que haya superado los test internos cuando no se trata de una producción que esté bajo presión por lanzarse en una fecha concreta, a diferencia de las caras superproducciones que se juegan su rentabilidad en las fechas navideñas. Zombie Vikings ha nacido con un par de meses de adelanto.
En su estado de lanzamiento se hace difícil recomendar por el enorme bajón que supone visualmente. No es una cuestión de ser más o menos exigente, sino de pedir que el motor gráfico no reste a la experiencia. En este momento, que ya está a la venta, sí perjudica al conjunto. Por suerte es algo que podría tener solución con el tiempo, y quizás veamos más pronto que tarde el Zombie Vikings que debería haber salido en un principio.