Análisis Where the Heart Leads, vida y recuerdos en el abismo (PS4)

Where The Heart Leads es el nuevo juego de Armature Studio, un equipo estadounidense formado en 2008 por veteranos de la industria y cuyo proyecto más conocido es Recore, aquella aventura futurista de plataformas y disparos en tercera persona exclusiva de Xbox One y PC. Desde el lanzamiento de ese título en 2016, Armature Studio no ha estado de brazos cruzados: ha trabajado en ports y apoyo en grandes producciones triples A, así como en desarrollos propios orientados a la realidad virtual. Ahora, llegan con un nuevo juego exclusivo de PS4 en el que huyen radicalmente del dinamismo que caracteriza a su producción anterior y se atreven con una aventura narrativa calmada, lenta y con el foco puesto en los diálogos y las decisiones.

Aquí jugamos como Whit Anderson, un protagonista al que acompañaremos a través de recuerdos de su vida, desde la infancia hasta la senectud, reviviendo de nuevo los momentos clave de su experiencia vital con la posibilidad de cambiarlos con las elecciones que vayamos tomando por el camino. Where The Heart Leads trata de ofrecernos una reflexiva historia personal en la que podemos posicionarnos de una manera activa para cambiar el devenir de los acontecimientos, y todo ello con una peculiar dirección artística en la que se entremezclan lo real y lo onírico; esa, como decíamos, es su intención, pero el resultado final está lejos de poder alcanzar dicha meta.

Caer en el abismo para encontrarse a uno mismo

El punto de partida de la historia de Whit Anderson ya nos deja entrever que esta historia no va a conformarse con mantenerse dentro de los límites de la realidad: el suelo del rancho en el que el protagonista vive junto a su familia se abre de buenas a primeras, mientras todos duermen plácidamente, y se traga todo lo que pilla por el camino, incluyendo a la perrita de la familia. Whit acude a salvarla con un plan un tanto descabellado que incluye una bañera y una polea, algo que evidentemente no sale bien y el protagonista acaba dando de bruces contra el fondo de ese misterioso hoyo gigante.

Al fondo del agujero no le espera nada normal: Whit llega a una especie de plano alternativo plagado de los recuerdos de su infancia, juventud y adultez. Allí están su padre, su hermano, su madre e incluso su mujer, pero todos en forma de entes espirituales que adquieren la forma de sus recuerdos: su hermano aparece en forma de niño y él, al perseguirle, también rejuvenece mágicamente. Todo esto da pie a una especie de viaje por los momentos más importantes de la vida del protagonista, permitiéndonos visitar los lugares que han marcado su destino y pudiendo incluso alterar la vida tanto del protagonista como de sus allegados.

Visitando retales de memoria

Where The Heart Leads se compone de varias escenas que visitamos controlando a Whit por el escenario de manera más o menos libre: aunque al principio del juego veamos al protagonista en su edad adulta, casado y con hijos, cuando cae al hoyo podemos revisitar momentos del pasado, presente y futuro de su vida, con su consiguiente cambio físico. Son como peceras de memoria, momentos congelados en el tiempo a los que nosotros llegamos sin contexto previo para adentrarnos en ellos y modificar la historia.

Durante estas escenas hablamos con los personajes que hay en el escenario, interactuamos con ciertos objetos y desbloqueamos nuevas líneas argumentales que pueden tener o no efecto en el devenir de la historia del protagonista. Siendo uno de los grandes selling points del juego, es curioso que los cambios en la historia tengan tan poco impacto durante el desarrollo de la misma y se quede limitado casi a desbloquear un nuevo final, algo que, honestamente, no podríamos entender como un aspecto que invite a la rejugabilidad.

Aunque suene a una idea muy potente, y efectivamente lo es, a efectos prácticos el avance del juego termina siendo bastante pesado y aburrido: Where The Heart Leads pone todo el foco en los diálogos con otros personajes -que, por cierto, están disponibles exclusivamente en inglés, sin localización al castellano- y se olvida de darle un toque interesante a todo ello. Las escenas se convierten en una simple sucesión de textos en globos de diálogos, conversaciones entre dos personajes casi estáticos en las que prácticamente lo único que podemos hacer es leer y, de vez en cuando, tomar una decisión que poco efecto tiene en el devenir de esa conversación.

Cuando las charlas acaban podemos caminar por los escenarios para seguir buscando nuevos puntos de conversación con los que interactuar; también hay coleccionables y otros puntos de interés, pero al final todo nos lleva a lo mismo: leer. Que un juego se base en el texto escrito no es negativo per se, faltaría más, pero son necesarias varias fortalezas para que una obra así no acabe siendo soporífera (ritmo, trama interesante, personajes bien escritos y desarrollados)... y lamentablemente Where The Heart Leads no tiene ninguna de ellas. Sí tiene ciertas bondades, como los temas que trata de tocar o la forma que tiene de introducirnos en ellos a través de unas decisiones que no desvelan la frase que va a decir Whit, sino su sentido, pero en general no podríamos decir que es un juego que destaque entre sus congéneres.

Juego de veteranos con aspecto amateur

A nivel artístico, este juego tampoco consigue destacar tanto como parece intentarlo. Su dirección apuesta por un estilo entre acuareloso y low poly que se utiliza para poner de manifiesto la dualidad entre lo real y lo onírico, pero esa imaginería acaba por no sostenerse y no parece tener clara la estética que quiere utilizar en sus escenarios, personajes y diseño en dos dimensiones, combinando técnicas que no terminan de casar bien.

Todo eso sumado con que el aspecto final de Where The Heart Leads es bastante tosco y da la sensación de ser un juego amateur: los reflejos y las sombras son poco precisas, los modelados son demasiado sencillos, las texturas son muy pobres... Las animaciones tampoco están del todo conseguidas, sobre todo cuando estamos en una conversación y vemos a los personajes hacer aspavientos cutres a destiempo de lo que dicen en los globos de diálogo.

En cuanto a la música, aunque hay un tono emotivo de fondo en cada una de las canciones, pocas quedan verdaderamente grabadas en la memoria cuando dejamos de jugar. No dejan poso tras la partida, al igual que tampoco terminan de envolver la experiencia, quizás por la falta de ritmo de la misma. En general es un juego poco consistente en su apartado artístico; si bien todas las carencias de sus gráficos, sonidos y animaciones podrían corresponderse a una intencionalidad creativa, en realidad parece más una insuficiencia cualitativa que una voluntad por utilizar ese estilo como una forma de expresión.

Conclusiones

Where The Heart Leads parece responder a una querencia muy concreta de Armature Studio: salir de su zona de confort y apostar por una narrativa más lenta y pausada, más enfocada en el texto que en las aventuras dinámicas a las que están acostumbrados. Al desechar todo ese bagaje previo y enfrentarse a estas lindes por primera vez, a este proyecto se le notan las costuras por todos lados: no está bien escrito, no tiene personajes memorables, el desarrollo de la trama acaba siendo bastante aburrido y ni siquiera es tan bonito como parece. Es loable que un estudio tan enmarcado dentro de una forma tan concreta de hacer videojuegos sea capaz de saltar a otros géneros, y en realidad hay algunos aspectos de este título que pueden llamar la atención de los amantes de las aventuras textuales, pero se percibe cierta falta de experiencia que acaba lastrando el juego y dejándolo unos peldaños por debajo de otros títulos del género.

Hemos realizado este análisis en PS5 con un código proporcionado por Stride PR.