Análisis de Tour de France 2014 (PS4, PS3, Xbox 360)
El ciclismo es, para la gran masa de espectadores, uno de esos deportes Guadiana cuya popularidad aumenta o decrece según la representación de estrellas nacionales. En los años 90 el Tour de Francia era un evento deportivo muy seguido en España, en especial cuando Indurain dominó la carrera. Con el tiempo otras competiciones han ganado terreno en las sobremesas –al menos en España-, como la MotoGP y la Fórmula 1, mientras que la vieja bicicleta ha perdido un poco de fuelle salvo, por supuesto, sus incondicionales. Y es que este deporte tiene la rara característica de causar opiniones completamente opuestas: ¿apasionante o soberano aburrimiento para la siesta de la tarde?
La desarrolladora Cyanide Studios tiene la difícil tarea de hacer que este deporte atraiga a los jugones, y además que sea entretenido. Como punto de partida nada mejor que el reclamo del Tour de Francia, la vuelta más conocida y prestigiosa a nivel mundial. Tras una edición 2013 bastante mejorada en consolas que nos hacía olvidar la del 2012, para 2014 se parte de esa base que mezcla estrategia de equipo y acción individual –lo que permite ver las dos caras de este deporte- con algunas mejoras, entre ellas el nuevo modo Pro Team.
El modo principal, Tour de Francia, nos da a elegir uno de los equipos oficiales. ¿No conoces mucho las diferencias entre el Movistar y el Tinkoff Saxo? ¿Los corredores te son un completo misterio más allá de Contador? El propio juego te indica con valores la potencia general de cada grupo en cada aspecto de la carretera y de manera global, permitiendo ver gráficamente con cuál será más fácil ganar el Tour. De todas formas, cada equipo recibe diez objetivos distintos con puntos de experiencia que dependen de su dificultad, por ejemplo los objetivos de bronce no te exigen ganar la etapa, puede consistir en quedar en una posición digna. Se dice que con algunos de los equipos es casi imposible ganar, pero aun así podrás obtener recompensas y divertirte. Por cierto, la licencia del Tour no da acceso completo a todos los nombres de los ciclistas, así que al estilo de antiguos Pro Evolution Soccer quizás quieras echar mano del editor de las plantillas para corregir aquellos sucedáneos que suenan parecidos a los auténticos.
Si decidimos centrarnos en la visión del corredor, por primera vez se permite dar vueltas de reconocimiento a la etapa –una carrera de prueba- con el deportista elegido. Una opción clásica de los juegos de velocidad que es bienvenida aquí, no ya por contemplar las 21 etapas que este año comienzan en la campiña inglesa y terminan, cómo no, en París, sino para conocer los puntos clave del recorrido, cómo de empinadas son las subidas o el zigzagueo de los tramos que transcurren en suelo urbano. Conocer todo el recorrido de memoria es imposible, pero una toma de contacto te puede evitar batacazos épicos.
Cada ciclista tiene un perfil propio. Unos destacan más en contrarreloj, otros en escalada de montaña, y nuestra meta es aprovechar las fortalezas de cada uno. A menos que así lo indiques, el juego no te hace jugar a todas las etapas del Tour, se seleccionan siete; presta atención porque dependiendo de las incluidas quizás sea una vuelta muy orientada para expertos en escalada o aquellos que dominen el llano. Eso sí, durante la partida podemos ir pasando por los integrantes del grupo, no necesariamente mantenerse en el líder, y eso destaca más la estrategia colectiva que la gloria individual.
Dar órdenes de equipo está a la orden del día: ataques por sorpresa, reservar energías o proteger al líder para que no pierda puntos en las etapas más duras. Todo esto se hace mediante el pinganillo, una llamada de radio a nuestros compañeros para que hagan lo que nos conviene en cada momento, además de recibir mensajes de alerta sobre la situación general, las intenciones de la competencia, los escapados, las diferencias de distancia entre los pelotones o si hay caídas.
Al igual que Le Tour de France 2013, tenemos un control del pedaleo para decidir cuándo acelerar y bajar el ritmo, o cambiar los discos para favorecer la velocidad punta a costa de un mayor desgaste. A diferencia de otros juegos, como pueda ser uno de motociclismo, aquí la jugabilidad no está tanto en tomar curvas, que rara vez son problemáticas -y hasta tenemos la opción de funcionar de manera automática durante unos segundos siguiendo a un corredor cercano-. Es principalmente un juego de gestión y estrategia, más de inteligencia y de leer el ritmo de la carrera que de pulsar el botón de impulso.
El gasto de varias barras según nuestras acciones es clave para no sufrir una pájara que nos haga pasar de cabeza a la cola del pelotón en un instante. ¿El secreto? Utiliza las bajadas para recuperarte, aprovecha la aerodinámica para ganar velocidad y tira de alimentos como las bebidas energéticas de café, los antioxidantes, barras de proteínas y geles de frutas que reducen el cansancio, dan energía o facilitan atacar. Hemos buscado los famosos filetes de clembuterol sin éxito. Ahora en serio, la clave está en vigilar lo que hacen los principales adversarios y administrar las fuerzas, aquí no hay superhombres capaces de quedar primeros en todas las etapas.
Algo que refleja razonablemente bien Le Tour de France es la sensación de resistencia, de carrera que no se gana por una buena salida y no se pierde por un par de errores. Las partidas son largas, tanto que si lo deseamos se pueden rebobinar, y aunque los mejores resultados los obtienes jugando tú mismo, simular tramos sin complicaciones tiene su utilidad si confías lo suficiente en la inteligencia artificial. También hay opción de cooperativo local para que un segundo jugador pueda controlar a un corredor diferente del mismo equipo, con lo que mejorar las estrategias; si prefieres los enfrentamientos, tienes el modo versus a pantalla partida.
Este año se ha añadido una nueva opción, Pro Team, un modo carrera en el que creamos un equipo y participamos durante varias temporadas –aunque naturalmente, se hace selección de las etapas de este año-. El sistema es el típico, empezamos desde abajo como equipo invitado y vamos ganando fama para que corredores de otros equipos decidan apuntarse al nuestro y así ir consiguiendo maillots, más éxito, dinero con el que contratar estrellas y en definitiva, convertirse en un equipo revelación. Este modo te pide tener equipos equilibrados, con ciclistas de sprint, para colinas, versátiles y para montaña, que es una manera de hacer que te intereses por todo el abanico de corredores y no sólo aquellos de más renombre.
Le Tour de France 2014 hace un buen trabajo para reflejar la personalidad de esta competición. ¿Gustará a los no aficionados al ciclismo? Pues es posible, el ambiente y ritmo está bien logrado, es una sensación diferente a ver una vuelta en televisión, aquí te sientes dentro del pelotón, escuchas el cansancio y la tensión cada vez que alguien sube el ritmo y tú andas al límite de fuerzas. Lo que está claro es que al menos hay que tener algo de pasión por este deporte de paciencia. Se trata de un mánager de ciclismo, y la diversión se consigue a largo plazo; ten en cuenta que una etapa supera fácilmente la hora de duración y no puedes bajar la guardia en ningún momento. Si lo que buscas es diversión inmediata, este no es un lanzamiento para ti, la jugabilidad no es arcade y tampoco hay una simulación profunda en el control de las bicicletas.
Hay mejoras respecto a la edición de 2013, no tan rompedoras como en aquel caso, y el modo Pro Team es muy bienvenido. Lástima que después descubres que la conexión online sólo vale para los marcadores y en esta cuestión no se han atrevido aún a dar el salto a lo grande. Le Tour de France 2014 no empezará a explotar todo su potencial hasta que no se beneficie de torneos multijugador con cientos de corredores humanos para sentir la auténtica emoción del Tour de manera virtual. Esperemos que, pese a la ausencia de competencia directa, la desarrolladora tome nota de lo que aún se puede pulir.
En cuestiones gráficas, Cyanide cumple aunque sin grandes alardes, es una producción modesta. La versión jugada ha sido la de PlayStation 4, que corre de manera más estable que las de la pasada generación. No hay cortes en la imagen ni caídas en la fluidez por debajo de límites incómodos, aunque no es estable todo el tiempo y depende de varios factores, entre ellos la complejidad de los escenarios –los bosques cuestan más que las mesetas- o el número de ciclistas en pantalla, que puede ser muy abultado. Existen algunos errores no demasiado graves en cuanto a generación de vegetación o los cambios de detalle al aproximarse a los árboles. Hay más animaciones que en 2013, la pena es que no acaban de convencer y se reciclan mucho: una para el pedaleo, otra para el sprint, para el cansancio y poco más, falta algo de naturalidad, de errores humanos y gestos improvisados. Además, el sistema de colisiones falla bastante, chocar con otros jugadores no causa una respuesta realista.
La recreación de la arquitectura y vegetación es variada según la localización, y puntualmente aparecen elementos reconocibles de las ciudades, pero en general le falta algo de vida. Aunque no haya mucho margen de mejora a un paseo por el campo, el público está muertísimo, sin apenas animaciones de vítores, no agitan banderas, no hay coches de equipos ni un helicóptero para la retransmisión… aspectos superficiales que sin embargo darían una mayor sensación de espectáculo. El sonido –voces en inglés, textos traducidos en español- quitando la música de los menús es ruido ambiente –viento, voces de espectadores..-, correcto pero demasiado cíclico y puede llegar a ser repetitivo.
Conclusiones
Le Tour de France 2014 sorprende positivamente si mantienes las expectativas bajas, como fue nuestro caso. Sí, Cyanide ha puesto unos cimientos para que en un futuro la serie empiece a despegar. Eso no impide que aún quede un largo trecho para convertirse en uno de esos juegos que convencen a todos los usuarios, independientemente de si son seguidores del deporte; vamos, no es un caso de Virtua Tennis capaz de gustar a quienes odian ver una retransmisión de tenis, pero va por el buen camino.