Análisis de Table Top Racing: World Tour (PS4, Xbox One, PC, Switch)
¿Cómo sería el hijo bastardo de Micro Machines y Mario Kart? Probablemente parecido a Table Top Racing: World Tour. Claro que a veces los hijos no son agraciados con los mejores genes paternos y el resultado no está a la altura de las expectativas.
Algo que no puede negar cualquiera que pruebe este título de PlayStation 4 –llegará próximamente a más plataformas- proveniente de sistemas móviles es que hay un mínimo de calidad que no siempre se encuentra en los juegos independientes. Una de las posibles razones es que detrás se encuentra Nick Burcombe, exPsygnosys y cocreador de la saga Wipeout.
Sólo por esa experiencia es difícil que estemos ante un juego que falle en la diversión, y lo cierto es que se ven destellos de calidad, pero también las enormes limitaciones de una producción modesta. No es desde luego el sustituto de la serie de naves futuristas ni un Mario Kart marca blanca por los que alguno podría suspirar.
Nada más comenzar se nos da a elegir la compra de un vehículo de la gama baja –aficionado- de las tres disponibles –también tenemos profesional y experto-. Las categorías incluyen una serie de vehículos más o menos similares donde un coche destaca en velocidad punta mientras que otro en aceleración o manejo. Aunque hay pequeñas diferencias y los más potentes cuestan un poco más en la moneda del juego, la curva de dificultad es muy cómoda: con uno de los coches más malos podrás empezar a ganar tus carreras sin problemas.
Estos doce vehículos son personalizables en apariencia, armas de neumáticos –unas habilidades, pasivas o no- y estadísticas. Es decir, que podrías optar por subir los valores de tu primer coche para que gane en potencia si así lo deseas. ¿Quién no querría hacer eso con la mítica caravana de Breaking Bad –aquí llamada Braking’s Bad, disparos en la puerta incluidos-? El dinero entra en grandes cantidades y sólo el alto precio de las nuevas carrocerías parece un poco disparatado.
El objetivo es, naturalmente, superar campeonatos y eventos especiales –aquellos con restricción de nivel o coche-. Utiliza el progreso habitual por medio de estrellas: consigue la mejor puntuación para ganar más dinero y desbloquear una nueva carrera o torneo; una vez dominada una categoría de velocidad, comprarás coches para pasar al siguiente nivel de dureza. A mejores resultados también más dinero para decorar y mejorar tu juguetito.
Algo que nos ha gustado es que alterna bien sus diferentes modos de competición para romper la monotonía dentro de un mismo torneo. Table Top Racing: World Tour tiene carreras puras, quedar primero al acabar un número de vueltas determinado, pero también contrarrelojs, persecuciones –golpear un vehículo rápido-, eliminación y las más abundantes, carreras con armas. Estas últimas nos presentan una serie de indicadores distribuidos por la pista y recogerlos nos permite lanzar misiles directos, guiados, áreas electrificadas, rayos congeladores, activar un turbo o dejar una serie de regalos a los rivales que van detrás de nuestra posición, como las bombas. Ocho armas muy clásicas que cualquier aficionado a las sagas citadas anteriormente sabrá sacar partido.
El juego nos ofrece cinco localizaciones diferentes con cuatro recorridos cada uno, en total 20 variantes. La verdad es que su trazado es bastante corriente, no son pistas muy grandes ni espectaculares, con algún pequeño atajo de vez en cuando pero dejan poca imaginación en la jugabilidad. Parte de este problema está relacionado con lo fácil que es, y más aún, lo simple que parece. De hecho hay una serie de objetos interactivos que pueden caer por la pista -cajas, pilas, corchos, etc.-, que no aportan nada a la carrera, ni siquiera merman sensiblemente la velocidad del coche que impacta con ellos.
El ancho de la carretera y las pocas curvas cerradas, para bien o para mal, alejan a Table Top Racing de una alta exigencia técnica; esperable para un título que nació en smartphone y que podría saber a poco para el usuario de sistemas domésticos. La inteligencia artificial es muy pardilla excepto en las últimas pruebas o en algún tipo de reto que se puede hacer un poco más complicado –los de persecuciones por ejemplo, son los únicos con un crono ajustado-. En el resto de casos basta con cometer pocos errores y aprovechar cualquier arma recogida para entrar en el podio.
Eso sí, si no te importa repetir carreras en entornos muy similares, el contenido no está mal por la cantidad de competiciones -92 eventos- y elementos a comprar. No olvidamos tampoco el multijugador online para hasta ocho jugadores, que es la manera más divertida de tomar el volante. No elimina las principales quejas –diseños de circuitos poco originales, un sistema de armas visto anteriormente en decenas juegos- pero en compañía los piques son más sanos.
Para ser una adaptación de móviles y PS Vita, Playrise Digital ha hecho un buen trabajo con los materiales de la decoración, todos objetos cotidianos vistos desde la perspectiva de un diminuto coche para el que una lata de cola o barras de pan son muros infranqueables. Se echa en falta una mayor variedad de ambientes porque nos costará distinguir muchos de ellos.
Nunca da la sensación de ser un triple A, y tampoco es el indie de garaje realizado por cuatro novatos, se mueve más en esa desaparecida categoría intermedia con gráficos que, sin sorprender, cumplen con el mínimo exigible. Más criticable que los aspectos técnicos, donde no se podría pedir mucho más, peca un poco de falta de personalidad en el estilo. Ni demasiado realista, ni estética Toy Story, un punto intermedio que no termina de impactar.
La banda sonora de Wes Smith apuesta por el breakbeat, sonidos electrónicos, hip-hop, funk y un poco de dubstep. No son temas que funcionen muy bien para este género y nos han parecido poco inspiradas, pero este es uno de los apartados más subjetivos de analizar. En cualquier caso, destacan poco durante la partida.
Conclusiones
Table Top Racing: World Tour es un arcade sin muchas pretensiones apto para todos los públicos. Quizás ahí esté su mayor lastre: demasiado ligero y genérico en un género que tiene grandes joyas de las cuatro ruedas protagonizadas por Mario, Sonic o si nos remontamos más en el tiempo, Crash, e incluso carece de alguna función especial como pudiera ser el editor de circuitos de Modnation Racers.
La base jugable cumple –y es divertido, no se puede negar-, pero fuera de ahí le falta esa chispa que diferencia a los juegos que marcan tendencia de los que van a rebufo. Y en este caso, Table Top Racing: World Tour entretiene y se olvida con la misma rapidez.
Hemos analizado el juego descargándolo de PSN con una suscripción a PlayStation Plus.