Análisis de Shiftlings (PS4, Wii U, Xbox One, PC)
Sierra ha vuelto, aunque sea para editar pequeños proyectos independientes. Shiftlings es el último de sus juegos para distribución digital, desarrollado por Rock Pocket Games, que mezcla puzles y plataformas 2D con gráficos tridimensionales. No es un mal concepto y cuando funciona se hace ameno, pero no siempre es así.
Shiftlings consiste básicamente en dos alienígenas en traje de astronauta, conectados por un tubo de ventilación. Uno de ellos decide beber una botella con algún tipo de gaseosa que causa un efecto indeseado, aunque después resulte bastante útil: flatulencias. Este excedente de gas infla el cuerpo de uno de estos personajes, y gracias a esa manguera de unión, puede pasar al otro alien. Este gag de la introducción, bastante burdo, es parte central de la jugabilidad que un supuesto programa galáctico muestra como espectáculo.
El propósito de Shiftlings es el de superar laberintos de plataformas con esta pareja, activar algunos dispositivos y llegar finalmente a la meta. La tarea parece sencilla, sin embargo el incidente de los pedos trae ventajas e inconvenientes. Por una parte, hay estrechos pasadizos por los que únicamente cabe el personaje en estado "normal", que además será el que pueda saltar bien.
Mientras, su compañero debe mantenerse inflado, con una movilidad reducida; esto también es útil dependiendo de la situación, ya que se puede usar para rebotar sobre él, su peso es capaz de tirar del otro jugador o de activar interruptores.
Quién lleva el gas depende de nosotros, pues siempre hay uno respirando aire pútrido. En solitario vamos pasando de manejar uno a otro instantáneamente porque es necesario cooperar en todo momento, están unidos físicamente a una distancia limitada y ninguno se va a alejar demasiado del otro. A veces interesa avanzar con el astronauta sin gas, otras es el grande quien tirará del compañero, y lo cierto es que el diseño de los niveles tiene bastante jugo, según avanzamos en los niveles se hace más complicado pensar cómo pueden llegar ambos a una determinada plataforma, sea mediante rebotes o usando físicas. O al menos esa es en general. Es curioso porque la dificultad no es del todo creciente, al menos en nuestro hemos visto algunos niveles más sencillos que sus predecesores, como si el listado no estuviese bien ordenado.
Hay una serie de objetos coleccionables en forma de Black Cola que se hacen más enrevesados de alcanzar, y eso es un punto positivo para los completistas. Superar las más de 50 fases de Shiftlings no es excesivamente difícil y los puzles más extensos disponen de puntos de control. Es cuestión de tiempo, menos de 10 horas, llegar al final, y aunque los últimos niveles son más duros para entonces ya estarás acostumbrado a pensar con las reglas del juego, así que ir a por todos los objetos es una manera de aumentar la duración de la aventura.
En la práctica hay varios aspectos que no nos han entusiasmado. El control para los saltos no es muy preciso, sobre todo cuando se trata de rebotar en el compañero, algo que debes hacer casi exactamente sobre su cabeza. Es perfectamente jugable sin otro usuario, pero hay movimientos que se hacen bastante engorrosos en solitario, especialmente con los puzles que requieren buen ritmo o coordinación. También se dan situaciones de frustración, caídas que echan por tierra todo un planteamiento por culpa de equivocar el botón de personaje con el de cambio de aire, que puede pasar si juegas con algo de prisa. No, no es tan extraño como parezca, y a veces sucede en el momento más inadecuado.
En esas situaciones concretas donde un usuario tiene problemas se demuestra que es un juego diseñado para cooperativo –local u online-, y de hecho hemos rejugado fases buscando partida en red y decir que se hace notablemente más divertido. A veces puede ser un lío si no hay comunicación verbal o nadie tiene experiencia y cada uno quiere hacer algo diferente, pero es mucho más entretenido. Incluso las meteduras de pata se hacen más amenas, forma parte de la gracia del puzle. Por tanto, nuestra recomendación es que lo juegues como veas conveniente, pero si encuentras problemas con los constantes intercambios de personajes, optes por el cooperativo.
Pese a los muchos intentos por hacer de Shiftlings un juego gracioso, a veces queda en un mal chiste. No tanto por el tema de las flatulencias que pierde su humor a los tres segundos, sino por los abundantes comentarios del narrador –voces en inglés con subtítulos en español- que tampoco tienen chispa ingeniosa. Por la estética medio futurista y de animación 3D recuerda un poco a la serie Ratchet & Clank, pero es sólo esa impresión, sin ningún sentido de ironía o doble sentido inteligente. Como se suele decir, se cree más gracioso de lo que realmente es.
El apartado visual es el que se muestra en las imágenes, una explosión de colorido repleto de mecanismos, cables, compuertas y engranajes. Quizás demasiado color, y entiéndase esta crítica: a veces está tan recargado que distrae demasiado de los elementos realmente importantes, la primera vez que aparece algún nuevo tipo de trampa no sabes si forma parte del decorado o es interactivo.
¿Eso es todo? Más o menos. Aunque hay algunos modos desbloqueables como contrarreloj, marcadores y las funciones online aseguran que una misma fase se disfrute de manera diferente según la pericia del otro usuario, el concepto de Shiftlings es el que es, y apenas cambia de principio a fin. Diferentes posiciones de las plataformas apenas ocultan que el concepto se quema rápidamente. Hay buenos títulos de puzles como Portal que van introduciendo nuevas mecánicas poco a poco para sorprender al jugador, todavía más evidente en Portal 2 con el uso de elementos líquidos. Shiftlings te cuenta todo lo que ofrece en pocas fases y a partir de ahí cae en la repetición.
Conclusiones
Parte del ingenio de Shiftlings desaparece rápido. Una lástima porque la idea en sí es notable y en compañía multiplica la diversión, pero podría ganar bastante con algún editor, funciones para compartir niveles o profundizar más en cuanto a variedad de mecánicas. No es así y queda lejos de los clásicos del género.
No obstante, su precio es de 15 euros en distribución digital, bastante razonable para lo que ofrece. Si eres fanático de los puzles y no tienes problemas para disponer del cooperativo, sea en la misma plataforma o en red, no es una mala opción.