Análisis de Rory McIlroy PGA TOUR (PS4, Xbox One)
La serie PGA Tour Golf de Electronic Arts es una de las más longevas del mundo de los videojuegos. Se estrenó en 1990 y en el 98 introdujo en su nombre a Tiger Woods, un golfista que ha marcado una época en este deporte, y que protagonizó todos los juegos de la saga hasta el 2013 con Tiger Woods PGA Tour 14, cuando coincidiendo con el cambio de generación de consolas, la serie se tomó un respiro que finalmente ha sido de dos años.
Ahora vuelve en exclusiva para PlayStation 4 y Xbox One con un nuevo protagonista, el joven Rory McIlroy, número 1 de la clasificación mundial durante 80 semanas y ganador de cuatro torneos mayores, que apunta a ser uno de los mejores golfistas de los próximos años. El juego vuelve a estar desarrollado por EA Tiburon, responsables de la serie desde 2007, y se ejecuta en el motor gráfico Frostbite 3, como casi todos los títulos actuales de Electronic Arts, siendo un juego hecho desde cero, para aprovechar la potencia de las nuevas consolas.
Todo esto suena muy bien, pero en la práctica, como el debut de otros juegos deportivos en la nueva generación, se ha quedado a medio gas, muy escaso en cuanto a contenidos y modos de juego, palideciendo ante las entregas anteriores, en un caso muy parecido al del reciente F1 2015. Se ve bien aunque sin deslumbrar, se juega mejor gracias a distintas opciones de control, siendo más versátil que nunca, pero si ya has disfrutado de otros PGA Tour Golf, sobre todo de los últimos años, casi parece una demo de los anteriores en comparación.
El recibimiento al juego es esperanzador, y nos da la bienvenida un completo tutorial que nos explica los tres sistemas de control: arcade, tour y classic, los dos primeros golpeando la pelota con el stick analógico izquierdo, y el tercero el de toda la vida con las tres pulsaciones (inicio del golpeo, definición de potencia y precisión), el que más nos gusta a los que llevamos muchos años disfrutando de juegos de golf. Lo bueno es que además podemos crearnos un control personalizado, definiendo diferentes parámetros, como la dificultad del swing, poder dar efecto a la pelota en el aire, mostrar la inclinación del green, etcétera.
Una vez hemos elegido el sistema de control con el que queremos empezar a jugar, nos recibe el propio Rory McIlroy con unos vídeos motivacionales de imagen real, que dan la sensación de que este nuevo PGA Tour Golf va a contar con una buena presentación y unos altos valores de producción. En la piel del joven golfista, y mientras escuchamos sus consejos y arengas, tenemos que jugar los últimos hoyos de la ronda final del U.S. OPEN, en un primer y positivo contacto con el juego.
Una vez hemos acabado el prólogo nos sueltan de la mano, y es cuando comenzamos a ver todas las carencias de Rory McIlroy PGA TOUR, empezando por los menús por los que nos movemos en el juego, que se mueven a trompicones, poco fluidos, impropios de un título de EA Sports, como si se hubiera tratado de una producción menor. Una idea que te empieza a quedar más o menos clara cuando descubres los pocos modos de juego disponibles, y la escasez de campos y deportistas.
Tenemos doce campos, de los cuales solo ocho son reales, aunque hay que destacar que si bien los inventados no gustarán a los más puristas o a los que buscan un juego lo más realista posible, hay que reconocer que son espectaculares. Como Coyote Falls, un campo dentro del Gran Cañón del Colorado, o Paracel Storm, uno de los mapas multijugador de Battlefield 4. Tenemos doce golfistas reales para elegir, y luego algunos ficticios bastante alocados, como un par de simpáticos ancianos o un soldado de Battlefield, además de la posibilidad de crearnos un personaje. Está anunciado que llegarán nuevos contenidos próximamente en forma de actualizaciones gratuitas, pero todavía no han especificado nada y hay que ser cautelosos.
En los modos de juego tenemos Play Now, en clásico partida rápida en el que podemos establecer nuestras propias reglas, y que se puede disfrutar entre cuatro jugadores de manera local, Pro Career, un modo carrera bastante flojo y con muy pocas posibilidades, empezando con un editor de personajes de lo más espartano que hemos visto en los últimos años en cualquier título deportivo, Night Club Challenge, una de las novedades más interesantes de esta entrega y que ahora comentaremos, y dos modos online: Head2Head, en el que competimos contra otros tres jugadores en tiempo real y con rankings, y Online Tournaments, con torneos diarios o semanales y diferenciados por el sistema de control, arcade, classic o tour.
Como veis si lo comparamos con la última entrega de la saga o prácticamente con cualquier título deportivo, tiene poquísimos modos de juego, lo que unido a la escasez de campos, y a un modo carrera muy pobre, hacen que la oferta de contenidos sea impropia de un juego de EA Sports. Al menos sí han introducido una novedad en la saga que nos ha gustado bastante, Night Club Challenge, un modo arcade con 170 desafíos en los que dependiendo de nuestra puntuación podemos obtener de una a tres estrellas, la clásica mecánica heredada de los juegos para móviles.
Los primeros desafíos son un buen tutorial para aprender a jugar, ya que te obligan a poner en práctica las nociones básicas de la jugabilidad, mientras te entretienes consiguiendo puntos. Antes de lanzaros a los campos normales, os recomendaríamos que os iniciarais con estas entretenidas pruebas. Luego la cosa se empieza a volver más y más alocada, y abandona sus funciones de tutorial para introducir power-ups propios de un juego arcade, con la posibilidad de dar un impulso a la pelota en el aire, dejarla pegada al suelo cuando bota, o incluso teledirigirla por el suelo como si fuera un coche de radio control, pudiendo tener equipados a la vez hasta tres de estos potenciadores. En definitiva un nuevo modo de juego muy entretenido, y es una pena que no le acompañen igual de bien el resto de contenidos del juego.
El apartado técnico también nos ha decepcionado, esperábamos más de un juego movido con el Frostbite, que en títulos como Battlefield 4, y a 60fps, nos ha demostrado de lo que es capaz en las nuevas consolas. Aquí se limita a cumplir, a 30fps, y además con unos detalles un tanto feos, como aparición repentina de elementos en las panorámicas del campo, o un césped a veces poco definido e incluso feo. Es en los campos ficticios, como el del Gran Cañón o el del mapa de Battlefield, cuando muestra su mejor cara, gracias a los efectos de iluminación.
Se agradece que no haya tiempos de carga entre los hoyos, uno de los mayores logros de este salto generacional, pero el juego no se mueve demasiado fluido (ni en los menús como decíamos antes), y ni el modelado de los deportistas, ni el de los campos sobre los que jugamos, sorprenden demasiado, se puede hacer mucho más con este motor.
Lo que sí nos ha gustado en general es la ambientación en los campos, mucho mejor que en anteriores juegos de golf, con bastante público rodeando los hoyos que además aplauden con entusiasmo nuestras acciones, excesivamente incluso, pero nos gusta. Está bien ese lado relajante y tranquilo de ir jugando los hoyos por un campo vacío escuchando la naturaleza, pero se agradece también la vertiente competitiva y de espectáculo de un torneo, algo que no se había cuidado demasiado en los juegos de golf hasta el momento. También los efectos de sonido están muy bien, nos gusta mucho cómo suena el golpeo de la pelota, la música que suena por los menús deja bastante que desear, y los comentaristas hacen un buen papel comentando todas las jugadas. Eso sí, el juego se encuentra íntegramente en inglés.
Flojo estreno en la nueva generación
Tanto por la escasez de contenidos como por su discreto apartado técnico, Rory McIlroy PGA TOUR no es lo que esperábamos de un juego de golf de nueva generación de EA Sports, y es sin duda decepcionante. Dicho esto, la jugabilidad funciona a la perfección, tenemos mucha libertad para configurarla a nuestro gusto, y aunque al mencionar tantos puntos negativos parece que estemos hablando de un mal juego, una vez te pones a golpear a la pelota y a hacer birdies, lo malo se te olvida y se disfruta como cualquier otro buen juego de golf. Sin duda un buen núcleo jugable muy mal arropado por todo lo demás, algo que esperemos solucionen con actualizaciones gratuitas y que mejoren en futuras entregas.