Análisis Rock of Ages 3: Make & Break, construye y destroza (PS4, Xbox One, Switch, PC)
Rodando por una pendiente, Rock of Ages 3: Make & Break ya está aquí. Lo nuevo de ACE Team es el regreso de esta peculiar saga –para muchos, casi convertida en juego de culto- llena de humor que combina defensa de torres y lo que el estudio llama acción arcade –conducir una piedra por caminos serpenteantes repletos de trampas-. Además, su título destaca una de sus principales novedades, y es que esta vez no todo va de destruir, también podremos crear y compartir nuestros mapas. Muchas de sus características os las contamos en nuestras impresiones, y después de jugarlo en profundidad, podemos decir que Make & Break hará uso de ese peculiar tono a lo Monty Python para revisar los mitos y la historia con unas protagonistas claras: las piedras rodantes.
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Nuestra primera parada debería ser el modo destrucción, que incluye su modo historia y los tutoriales básicos, y que comienzan al igual que la versión en desarrollo que habíamos probado, intentando huir de la cueva donde nos ha atrapado Polifemo.
A partir de ahí, nuestras intrépida tripulación se embarcará en un viaje por distintas fases con temática de épicas históricas, y para avanzar se necesita desbloquear fases mediante un número determinado de estrellas que se consiguen superando otros niveles. Es un desarrollo típico: tienes algo de libertad para posponer una misión que se te atraganta, pero a la larga necesitarás ahorrar el mayor número de estrellas que te permitan llegar más lejos.
La jugabilidad de Rock of Ages 3 se divide en dos fases claramente diferenciadas; hay retos centrados sólo en una de ellas y, en algunos casos, se alternan las dos. La más sencilla de explicar son las fases de asalto, en las que controlas una gran roca –hay varias a conseguir, cada una con diferentes estadísticas- que avanza por un laberinto salpicado de obstáculos y, en general, nuestro objetivo es llegar a una fortaleza para atacar causando el mayor daño posible –golpear con mucha velocidad-. Este final puede cambiar según el tipo de modo, pero en las fases arcade la idea es la misma: conducir la piedra evitando caer por precipicios o ser dañado por trampas ideadas para desviar a la roca, detenerla o restar vitalidad.
Estas misiones son divertidas y siempre han recordado algo a Super Monkey Ball-. Gracias al uso de Unreal Engine 4 y físicas realistas, también es un control creíble. Calculas velocidad, tomas las curvas con cuidado y corriges constantemente la dirección para no golpear barriles explosivos o caer víctima de un león atado a un globo aerostático. Es suficientemente sencillo como para enganchar desde el primer minuto y sirve para crear, por ejemplo, carreras contra otra roca.
Esta parte de asalto se complementa con la que sería una fase de defensa, es decir, justo la opuesta: colocar trampas en el recorrido para que las rocas enemigas no lleguen a impactar en las puertas de nuestro castillo, o lo hagan en las peores condiciones. Aquí el juego pasa a un típico juego de defensa de torres, aquellos donde tienes un tiempo limitado para colocar las trampas en el camino por el que bajarán las piedras rodantes. Cada catapulta, torre o, pongamos, elefante cabreado, tiene un coste en monedas, así que también necesitarás equilibrar la economía para disponer de más y mejores obstáculos. Cuando empiezan a avanzar las rocas no nos quedamos únicamente mirando la pantalla, todavía es posible modificar las trampas sobre la marcha e incluso causar un pequeño daño de zona.
La auténtica gracia de Rock of Ages 3 es lo bien complementados que están los dos géneros. No es el juego de estrategia más profundo que se recuerde y las fase de conducción de la roca podrían perder su interés rápidamente, pero en conjunto dan la variedad que pide esta aventura. Especialmente divertidas son las misiones donde nos enfrentamos a un enemigo, por ejemplo Julio César, que trata de hacer lo mismo que nosotros: romper nuestra fortaleza, modificar el recorrido para hacérnoslo más difícil y volver a la carga; aquí no sólo hay que ser bueno en las dos secciones jugables, sino también más rápido.
Después de jugar a Rock of Ages 3 en PC y consolas, hemos disfrutado de ambos estilos. Obviamente con teclado y ratón se hace más cómoda la fase de gestión, te mueves más rápido por el mapa y resulta más intuitivo. En cambio, para las fases arcade es preferible el pad al teclado, mucho más cómodo. Aunque es probable que no todos los jugadores adoren por igual las misiones de uno y otro estilo, ninguno comete grandes fallos. Luego tenemos los modos multijugador, las reglas que incluyen contrarreloj –controlamos a una bomba- o Humpty Dumpty, donde la piedra se sustituye por un delicado huevo.
El modo creación
Cada vez son más los juegos que incluyen un editor de circuitos o niveles y opción para compartir, porque amplían la duración hasta que desees. Estas herramientas eran una de las novedades más pedidas por los fans, y en pocos minutos podrás empezar a diseñar y decorar tu trazado. Por supuesto, no todas las creaciones de la comunidad merecerán la pena ni estarán al nivel de la campaña, pero con el tiempo seguro que sorprende la calidad y originalidad de este contenido. A medio y largo plazo, se convierte en la gran estrella de esta edición.
Un peculiar repaso a la historia y los mitos de la humanidad
Como ya dejaba entrever su beta, el juego adapta un estilo común para todas las ambientaciones imitando paletas o decoración que se identifique con cada época que se visita. Combina elementos 2D -por ejemplo los recortables de personajes- con el escenario 3D, se inspira en el arte griego, la arquitectura romana, hay elementos hindúes… En las fases de estrategia y el editor la vista superior es clara y funcional, y la única crítica al juego, dentro de su ambición y posibilidades, es que de vez en cuando el rendimiento se resiente un poco cuando hay muchos elementos en pantalla, pero nunca baja a niveles molestos que afecten a su jugabilidad.
En el apartado sonoro volvemos a tener temas de música clásica versionados con guitarra o ritmos más rápidos, además de otros temas que podemos asociar a cada ambientación. Lo que podríamos criticar es que ciertos temas son un poco cortos y repetitivos, así que jugar a un mismo grupo de fases durante un tiempo, intentando batir récords, puede agotar rápido.
Conclusiones
Si te gustaron los anteriores Rock of Ages y siempre te picó la curiosidad de diseñar tus propios niveles, Make & Break justifica sobradamente su lanzamiento. Tampoco pretende reinventar la fórmula de sus predecesores y adolece del mismo aspecto negativo de siempre: cae en la repetitividad al cabo de un tiempo, pero esto se puede paliar si aprovechas su multijugador, las fases de la comunidad y creas tus propios recorridos. Esta es la mejor manera de descubrir la saga si no lo has hecho antes, y lo cierto es que tampoco existen muchas alternativas parecidas a Rock of Ages. Con mecánicas conocidas, ACE Team ha logrado una saga única.
Hemos realizado este análisis en PS4 Pro con un código que nos ha proporcionado Dead Good Media.