Análisis de Pyre (PS4, PC)

La historia de Supergiant Games empezó con letras doradas con Bastion, un juego que, sinceramente, no es que fuera un alarde de originalidad, pero que supo hacer dos o tres cosas muy bien que llamaron la atención en su momento. El siguiente juego de esta empresa, Transistor, ya lo lanzó al mercado sin ningún paraguas a la vista (Bastion lo publicó Warner Bros en uno de sus primeros acercamientos a los videojuegos), y además podemos decir que fue original en muchas cosas, como su sistema de combate o el universo en el que se cuenta la historia.

Pero a pesar de todo, entre los dos existe cierto nexo en común, que desaparece prácticamente en su totalidad en el momento en que lo comparamos con Pyre (sí, sigue siendo un juego en bellas dos dimensiones con una cámara que en ocasiones puede llegar a recordar la de Transistor). Y es que definir Pyre puede ser una tarea complicada que vamos a afrontar enseguida.

Podemos considerar a Pyre como "el juego de deportes para los que necesitan otra motivación para jugar a juegos de deportes". Esto no es del todo cierto, pero la realidad es que es mucho más cercano este juego a esa definición, que a la de "juego de rol por equipos". Sin querer entrar en la definición de juego de rol, los ritos (este es su verdadero nombre) se parecen mucho más a partidos de un deporte inventado que a un combate de un juego de rol. Hay una pelota, hay adversarios, cada uno con una serie de habilidades, y hay unos puntos que conseguir para ganar o perder el rito.

Pyre tiene dos modos de juego: El modo para un jugador es el modo campaña, mientras que el añadido para varios jugadores es el modo versus. En el modo campaña dirigimos un grupo de exiliados que, dirigidos por el jugador, buscan la libertad en este extraño mundo, que vendría a ser una especie de purgatorio en el que los diferentes "equipos" buscan la iluminación. Al principio del juego se nos explican las reglas básicas, de las que os contaremos las nociones necesarias para que se entienda un poco su mecánica: Hay dos fuegos, uno para cada equipo, protegidos de inicio por sus los 3 personajes que participan en el rito.

Al inicio del rito, y cada vez que uno de los equipos consiga llevarla hasta el fuego rival, cae una bola del cielo. En el momento en que alguno de los integrantes de uno de los equipos coge la bola pierde el aura que le permite derribar a los rivales, pero puede seguir usando ciertas habilidades, como correr o saltar, pero no puede usar otras, como concentrarse para lanzar energía a los miembros del equipo contrario.

Sólo se mueve un personaje por equipo a la vez, y el que lleva la bola puede pasarla a sus compañeros de equipo. Como podéis ver, parece un deporte como el baloncesto (se puede hacer "canasta") o el rugby (se puede hacer "ensayo") , pero con la diferencia que los practicantes lanzan todo tipo de rayos, llevan un aura protectora, pueden hacer que el rival tenga que meter más puntos, o disponen de otras habilidades que les pueden ayudar en la partida, que por cierto se juega en unos campos que no siempre son iguales (por ejemplo, pueden tener piedras de gran tamaño en medio), lo que nos obligará a cambiar nuestra estrategia para conseguir la victoria.

Conforme vayamos avanzando la historia en el modo campaña se nos contará la historia que envuelve a este grupo de exiliados al que pertenecemos. De hecho, es un juego que contiene mucho texto, de cierta densidad, al que podemos incluso no sólo pedir detalles mientras avanza la historia, sino también influir en él (por ejemplo, decidir si el protagonista es masculino o femenino, o el nombre de algunos personajes) , y que resulta una verdadera pena para los que no dominen el idioma anglosajón que el juego no haya sido traducido a más idiomas (suponemos que es algo que pasará en un futuro, como con Oxenfree, que cuando hicimos el análisis el juego estaba sólo en inglés, pero que posteriormente sí se tradujo, como también han acabado traducidos los juegos anteriores de Supergiant Games).

Es una especie de road movie, pero en lugar de ir en coche los exiliados se desplazan en un destartalado carromato en el que pueden elegir los caminos a seguir, conversar con los otros miembros del "equipo", elegir qué movimientos especiales aprende en el camino (con su propio árbol de habilidades) o que talismanes se pone para el siguiente rito, entre otras posibilidades. Por así decirlo, el juego es bastante más que lo que pasa en los ritos, pero es en estos donde el ritmo de la acción sube notablemente, mientras que durante el resto del juego todo va mucho más pausado. Como detalle, comentar que la historia fluye ganemos o perdamos, de manera que no hay un "Game Over" por perder un rito, sino que el juego nos busca otro camino.

Otro punto importante del juego es el estilo. Visualmente está muy trabajado, y eso se nota. Tal vez si exceptuamos detalles, como que en PlayStation 4 el primer menú que nos encontramos ni está especialmente mimado ni el desplazamiento está pensado en el controlador principal de la consola, todo lo demás alcanza un nivel sobresaliente, con animaciones a toda pantalla (en PlayStation 4 Pro y PC el juego puede funcionar a resoluciones de 4K) realmente bellas, personajes diseñados con muchísimo gusto y detalle, efectos de luz de todo tipo, y muchas más sorpresas. Principalmente destacar que el universo alrededor de Pyre es realmente enigmático, pues los personajes cuando participan en los ritos llevan máscaras, y de esa manera llega a parecer que son como dos seres distintos, y todo tiene una mística realmente compleja.

Si hay un aspecto en el que que todos los juegos de Supergiant Games tienen un excelente es el sonoro, y en este caso no es una excepción. Darren Korb esta vez no sólo compone, sino que se une a Ashley Barret, que repite en temas vocales. Una banda sonora que podéis disfrutar gratis gracias a Supergiant Games aquí, y que en general mezcla desde músicas folk de carácter celta hasta canciones que recuerdan al country más auténtico, pasando por temas verdaderamente roqueros. Y además, por así decirlo, se nota que no se realiza el videojuego por un lado y la banda sonora por otro, sino que los dos forman un conjunto que funciona a las mil maravillas, y que además se ve rematado por unos excelentes sonidos, y un magnífico narrador, especialmente clave en el devenir de los ritos.

Es innegable que Pyre es un juego especial, diferente. Además, a diferencia de Transistor parece que ha venido acompañado por un gran apoyo de la crítica americana, que se ha volcado notablemente con este juego. Por otro lado, Pyre tiene un gran inconveniente, y es que maneja dos tipos de juego muy diferenciados, y que suelen ser jugados por usuarios distintos (básicamente, juegos de deporte y novelas visuales). Parece que su campaña de lanzamiento, al menos en los territorios anglosajones, va a conseguir evitar este rechazo, pero sería perfectamente entendible por parte de los compradores. En cualquier caso, Supergiant Games se postula definitivamente como una empresa capaz de afrontar cualquier reto… siempre que hablemos de juegos con gráficos en dos dimensiones.

Hemos podido analizar Pyre gracias a un código proporcionado por Supergiant Games para PC y PlayStation 4.

Nota: Inicialmente, por un error de comunicación, las notas de "un jugador" y "multijugador" eran 50% y 0% respectivamente.