Análisis de Pix the Cat (PS4, PC, Switch, Xbox One, PSVITA)

Es un título para ser rejugado una y mil veces, no deja de ser una carrera de resistencia para ver hasta dónde llegamos, repitiendo una y otra vez la cadena de laberintos hasta que el tiempo termina, así que su diversión depende del gusto por mejorar puntuaciones e intentar conseguir todos los retos propuestos. En los años 80 algo así era el pan de cada día, pero entendemos que se haría muy corto en cuanto a contenido para las nuevas generaciones de ser únicamente este modo; los desarrolladores lo han tenido en cuenta y nos ofrece unas cuantas alternativas más que sorprendentemente funcionan bien y se alejan de las normas establecidas en el arcade, casi tanto que podrían dar origen a otros juegos independientes.

El modo Nostalgia por ejemplo cambia la estética electrónica por la vieja animación de los años 30, sobre todo de los cortos de Mickey Mouse o Félix el gato, además de presentar nuevos giros a la jugabilidad estándar. Y tenemos un modo Arena –sólo en PS4- para cuatro jugadores con nuevas reglas para aturdir a los oponentes y utilizar algunas armas, completamente caótico y fácil de jugar, casi tan entretenido como el multijugador de un Bomberman.
Uno de los modos, el llamado laboratorio, nos ha extrañado mucho encontrarlo en un título que derrocha arcade por los cuatro costados. Se basa en los juegos tipo Sokoban –o Quell Memento, que quizás sea más conocido para usuarios de PS Vita-, es decir, esos títulos en los que movemos a un personaje que avanza en línea recta entre los límites del laberinto. Tiene sus propias particularidades, jugamos con bacterias o células vistas por un microscopio que debes coleccionar de la pantalla antes de llevarlas a unas casillas concretas. No hay tiempo límite porque es un juego de puzles puro –de pensar, no de habilidad con los dedos-, en cambio sí se recompensa realizar el mínimo de movimientos posible.

Pix the Cat es muy bueno, aunque encontramos algunos aspectos a mejorar. El primero, el control del gato –que es para cruceta digital, sí o sí- parece un poco durillo, o al menos no responde tan instantáneamente como Pac-Man. Es una simple sensación personal y te acostumbras rápido, por suerte. Respecto a la música, es bastante decente, pero podría haber sido la guinda perfecta con algo más cañero y acelerado, o pegadizo. En PS Vita hay tiempos de carga, no excesivamente grandes, pero que se dejan notar; en PS4 va mucho más rápido.
Como último defecto, y este un poco inesperado por ir en contra de la política habitual, no tiene cross-save ni guardado en la nube, lo cual es un inconveniente a la hora de decidir plataforma de juego si cuentas con las dos, pues los avances en cuanto a desbloqueos no pasan de una a otra; es un engorro que te hará decidir por la consola principal para jugarlo.
Conclusiones

Pix the Cat es una grata sorpresa indie que ya apuntaba buenas maneras desde su primer tráiler por su peculiar desarrollo de laberintos dentro de laberintos. Es mucho más que una idea bien llevada a cabo: es adictivo, más variado de lo que aparenta en un rápido vistazo y una de esas tonterías retro que se disfrutan sin complejos. Más apropiado para portátil que en doméstica, salvo cuando necesites echar mano del multijugador.
No has adquirido PlayStation 4 por este juego, y tampoco Chu Chu Rocket te vendió una Dreamcast, pero sabes que a la hora de la verdad esos prejuicios se desvanecen.

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