Análisis de Moss (PS4, PC, PS5)
Una de las promesas de la realidad virtual es transportarnos a otros mundos. Hacer que visitemos mundos increíbles y que sintamos que somos parte de ellos. ¿Pero tenemos que ser una persona en esos mundos? ¿Tenemos que tener manos y agarrar objetos? ¿Qué pasaría si somos un espectador que simplemente supervisa e interactúa con un mundo de fantasía? Ésa es la propuesta de Moss.
Una ratona fantástica
Moss es un juego de acción, plataformas y puzles en tercera persona para PlayStation VR. Nosotros tomamos el control tanto de Quill, la ratona protagonista, como de una entidad mágica que contempla desde arriba los escenarios. Nuestro objetivo es interactuar com ambas partes para ir abriéndole camino a Quill, y que ella pueda continuar con su mágica aventura.
Quill puede saltar, esquivar y atacar, algo que hacemos con los botones del DualShock 4 de manera tradicional, y la entidad mágica puede interactuar con ciertos enemigos y elementos moviendo el mando, algo que aparece reflejado en pantalla como un orbe de luz azul. Esta interacción está ejecutada con muchísimo acierto, invitándonos a jugar de una manera muy original y divertida, que habría funcionado incluso sin la realidad virtual, aunque obviamente esta añade una nueva dimensión que le da más coherencia a la propuesta.
Así, nos encontraremos situaciones en las que tenemos que resolver puzles guiando a los enemigos hasta ciertos puntos mientras movemos palancas con Quill, o podremos "poseer" a otros enemigos para usarlos en nuestro beneficio y obtener ventaja en combate. En la mayoría escenarios encontraremos un combate, un puzle o una sección de plataformas (o varias de estas cosas combinadas), pero todo está hecho con mucho gusto y cuidado, y en ningún momento se siente tedioso o repetitivo, sino todo lo contrario: es una constante sensación de sorpresa.
A esto también ayudan los pequeños detalles. Nosotros (como entidad mágica) no somos un elemento pasivo, sino que podemos movernos para ver el escenario desde diferentes ángulos. No hay que levantarse del sofá siquiera, pero podemos encontrar algunos secretos con tan sólo echarnos un poco para un lado y mirar detrás de una columna, por ejemplo. También podemos interactuar con Quill para chocar los cinco, asustarla o curarla; esas pequeñas cosas que le dan vida a lo virtual.
Moss nos explica claramente cuáles son nuestras herramientas desde el principio, y aunque apenas introduce un par de mecánicas nuevas a lo largo de la aventura, siempre tenemos esa sensación de progresión gracias a cómo nos hace utilizarlas. La sensación de progresión también está presente en el apartado visual, algo en lo que profundizaremos más adelante.
Otro aspecto que nos encanta de este título es cómo se ha ejecutado la ambientación. El mundo de Moss está vivo dentro de un cuento, con una voz en off que nos lo narra y escenarios divididos por zonas que se podrían comparar a las páginas. Es un mundo que le viene como anillo al dedo a la aventura, y que hace que la sensación de inmersión y magia sea todavía mayor.
Como suele ser habitual en los juegos de realidad virtual, su duración no es su punto fuerte. Nosotros hemos tardado un poco menos de cuatro horas en completarlo, aunque nos faltan aún una buena cantidad de coleccionables para conseguir el 100%. Eso sí, aquí pesa más la calidad que la cantidad, y aunque obviamente hubiésemos querido más Moss, nos hemos quedado muy satisfechos al terminarlo.
Un mundo fantástico
El universo que Polyarc ha creado es sencillamente increíble. La sensación de descubrimiento cada vez que llegamos a una nueva zona es enorme, y tiene algunos paisajes que son de los más bonitos que hemos visto hasta la fecha en un juego de realidad virtual. Todo está cuidadísimo, prestando muchísima atención hasta el menor detalle, y ofreciendo un mundo de leyenda tan épico como divertido, donde vemos impresionantes monumentos… de ratones montando sobre ardillas.
El mundo de Moss transcurre dentro del mundo humano, y lo que tenemos ante nosotros es un pequeño universo en miniatura, aunque si miramos hacia arriba veremos cómo forma parte de la "realidad humana". Esto da mucho juego en según qué niveles, donde consiguen crear sensación de escala o de peligro para el jugador.
Punto y aparte para las animaciones de Quill, que son casi perfectas. Sólo se le podría pedir algo más de variedad, pero por lo demás, poca crítica podemos hacer. Desde cómo se quita al zurrón al principio del juego, a cómo celebra con nosotros una victoria, todo está cuidadísimo.
Todo este apartado gráfico, unido a la interacción que mencionábamos antes, consigue que nos sintamos dentro de cada fase. Parece que cada uno de los objetos está ahí, y casi que los podemos coger. Moss demuestra que en tercera persona también se puede conseguir una gran sensación de presencia, y al ser un ente etéreo, nuestra interacción con el mundo virtual es más creíble.
A esto hay que sumarle la sensacional música y una gran narración, aunque esta última está únicamente en inglés. Como decimos siempre, la falta de traducción y doblaje al castellano se echa más en falta en la realidad virtual, aunque en este caso es bastante sencillo de seguir incluso si no se entendiese nada.
Un juego fantástico
Moss nos ha encantado. De hecho, si te gustan las plataformas y los puzles nos parece el mejor juego disponible ahora mismo para PlayStation VR. Es bonito, original, sorprendente y tiene una ambientación preciosa y mágica. Es corto y sencillito, si bien su dificultad es suficiente para que no nos aburramos pero tampoco nos frustremos, y nos ofrece coleccionables para que le demos al menos una segunda vuelta.
Por nuestra parte, sólo podemos animaros a comprarlo a poco que os atraiga lo que veis. Tras probar la demo teníamos unas expectativas bastante altas para este título, y os podemos asegurar que las ha superado. Esperemos que Quill salga airosa de su primera aventura, y que sea tan sólo la primera de muchas.
Hemos realizado este análisis en PS4 Pro con un código de descarga proporcionado por Sony.