Análisis Journey to the Savage Planet, un viaje mejor con amigos (PS4, Xbox Series X/S, PS5, Switch, Xbox One, PC)
Quizás habéis escuchado hablar de Typhoon Studios recientemente. El equipo independiente capitaneado por antiguos empleados de Ubisoft, Electronic Arts y WB Games Montreal –con figuras como Alex Hutchinson, director creativo de Assassin’s Creed III y Far Cry 4– acaba de estrenarse con su primer título justo tras ser adquirido por Google, y, por lo que hemos visto, parece que van a tener mucho que aportar a Stadia.
Varios extensos mundos por descubrir
Journey to the Savage Planet es un juego de exploración con un marcado componente metroidvanesco; tanto que, de hecho, recuerda inevitablemente, y mucho, a Metroid Prime. Aunque hay pequeñas dosis de acción, no es un título que se centre demasiado en los disparos, y prioriza sobre todo el descubrir constantemente nuevas zonas en los escenarios que recorremos. Los detalles que nos recuerdan al la saga de Retro Studios están presentes desde el principio, incluyendo un escáner con el que tenemos que adquirir información sobre el entorno y las criaturas. Sobra decir que, como buen metroidvania, gran parte de la aventura la vamos a pasar revisitando áreas tras adquirir nuevos poderes para llegar a zonas antes inaccesibles, aunque su planteamiento es tan ágil que nos parece que, incluso si no te gusta este subgénero, lo vas a disfrutar igual.
En cierto modo, es un título que toma muchas de las mecánicas más populares de hoy en día, y mete la dosis justa de ellas, sin que lleguen a predominar ni a hacerse pesadas. Tenemos, por una parte, el combate. Parte de dos pilares básicos -cuerpo a cuerpo y disparos-, aunque según vamos avanzando vamos a encontrar enemigos que requieren objetos arrojadizos especiales para poder derrotarlos.
Estos objetos funcionan, básicamente, como granadas, y se pueden encontrar por el escenario (aunque sólo duran cinco segundos) o podemos mejorar nuestro equipo para almacenarlos de manera indefinida. Los enemigos, a excepción de los jefes finales, suelen ser más o menos fáciles de derrotar, aunque vamos a morir alguna que otra vez si nos hacen alguna encerrona. Poco a poco iremos consiguiendo habilidades para explorar que nos servirán también para el combate, así como otras mejoras específicas, como mejorar nuestra pistola para hacer ataques cargados.
Hay un pequeño componente de recolección de recursos, aunque muy leve. Para fabricar mejoras -algunas necesarias para avanzar, otras prescindibles- necesitamos diferentes compuestos químicos que sueltan las criaturas o que podemos encontrar por el escenario. De igual modo, encontraremos mejoras y secretos, por lo que buscar en cada rincón tiene su recompensa. Creemos que hay que reconocerle el mérito de hacer que todo vaya encajando de manera orgánica, haciendo que el desarrollo siempre tenga sentido. Algo a destacar es que siempre nos deja jugar como queremos, que rara vez impone y que siempre informa. Si te falta algo para avanzar, no va a dejar que te vuelvas loco intentando averiguar qué falla; te notifica claramente y te da la libertad para que sigas haciendo lo que quieras.
Algo parecido pasa con el cooperativo, que es simplemente fantástico, a pesar de que hay más de un bug que se interpondrá en nuestro camino alguna que otra vez. Cada jugador hace lo que le da la gana y va a donde le da la gana sin problema ninguno, puede crear mejoras que se comparten, puede avanzar en una misión mientras el otro explora... Tener dos jugadores baja la dificultad un poco, ya que podemos revivir a nuestro compañero, y, obviamente, luchar juntos, pero aun así nos parece que el nivel de desafío está bien medido para que no sea ni demasiado difícil ni demasiado fácil. Lo único malo del cooperativo es que tenemos que salir al menú principal para invitar a nuestro amigo y que el invitado no puede guardar ningún progreso, por lo que sólo el anfitrión podrá continuar esta partida en solitario.
Un universo salvaje
Artísticamente, Journey to a Savage Planet nos ha encantado. En cierto modo recuerda a esos mundos alienígenas de No Man's Sky, pero con la ventaja de estar diseñados a mano, pudiendo de dotar de mayor personalidad cada rincón y a cada criatura. Pero más allá de lo estético, cada escenario es gigantesco, repleto de posibilidades y con un diseño fantástico. Da gusto perderse, investigar y llegar a nuevos lugares, sobre todo por que (casi) siempre suele haber una recompensa. Es un mapa que te anima a explorar, y en el que podemos perdernos durante horas y horas, y extender así la notable duración media del juego. La historia puede completarse unas cinco o seis horas a un ritmo normal, pero creemos que merece la pena explorar e intentar conseguir el 100% para ver el final auténtico.
Hablando de la historia, todo lo que puede tener de interesante a nivel de contenido lo pierde por su ejecución. La narración, por llamarlo de alguna manera, corre a cargo de una especie de robot que intenta imitar el tono de GLaDOS o Claptrap, pero que se queda muy por detrás de éstos. Nos ha parecido que los guionistas no han sabido dosificar al personaje, y al final lo único que consiguen es acabar cansando al jugador con una interminable ristra de chascarrillos que hace que tu cerebro empiece a ignorarlo. Además, en la nave, que sirve de base, encontramos vídeos con más chistes y... bueno, suponemos que no habremos terminado de conectar con el humor. A lo mejor vosotros os lo pasáis en grande. Como nota, nos llega con voces en inglés con textos en castellano.
Entrando un poco en lo técnico, queremos decir que puede no sorprender demasiado, pero cuanto más juegas más te das cuenta del trabajo que hay detrás. La distancia de dibujado es enorme, y al menos en PlayStation 4 Pro, su tasa de imágenes por segundo (de 30, en este caso), aguanta bastante bien. Hay algún bajoncillo en los momentos más caóticos, pero nada grave que afecte a la jugabilidad. Nos ha gustado lo clara y concisa que es la interfaz, que nos permite saber en qué zona del juego está nuestro compañero o nuestro objetivo sin complicaciones ninguna, y detalles como las animaciones, que aunque no las apreciemos si jugamos en solitario, sí que se agradecen al jugar con un amigo.
Un gran viaje, sobre todo en compañía
Journey to the Savage Planet ha sido una agradable sorpresa en todos sus aspectos. Un título muy, muy entretenido, que sabe ofrecer de todo en la justa medida, dando opciones para profundizar más o menos a gusto de jugador, con un montón de cosas que descubrir y, además, muy bonito. A pesar de su marcado corte metroidvania, se lo recomendamos a cualquiera que disfrute de aventuras plataformeras y de acción, sobre todo si tiene pensado jugarlo en cooperativo.
Hemos realizado este análisis en PS4 Pro con un código proporcionado por 505 Games.