Análisis de Grow Up (PS4, Xbox One, PC)
Reflections es un estudio muy querido por los amantes de la conducción. Las horas que sus Driver nos robaron son incontables, e incluso otros títulos algo más olvidados, como Stuntman, también nos dejaron marca. Ahora, parece que Reflections está en un segundo plano, trabajando de estudio de apoyo en otros proyectos, pero el año pasado nos sorprendió con un pequeño proyecto lleno de encanto.
Si recordáis Grow Home, seguro que tenéis en mente una aventura de corte independiente, aunque venga de la mano de una de las editoras más grandes del momento. Parece ser que la cosa no le fue muy mal, ya que Ubisoft les ha dado la oportunidad de desarrollar una secuela, que es el título que nos ocupa hoy y que ha sido bautizada como Grow Up.
Arriba, arriba
Como buena secuela que es, Grow Up continúa con las mecánicas de su predecesor. Volvemos a tomar el control de BUD, que esta vez tiene que recuperar las piezas de su nave espacial (y madre robótica) tras un accidente. BUD vuelve a demostrar que sus habilidades de escaladas están en plena forma, y nosotros tenemos que ponerlas a buen uso para explorar los escenarios. Aunque ahora se amplían las posibilidades, la mecánica básica es usar los dos gatillos para escalar.
Si no conocéis la entrega original, la idea es recorrer un entorno abierto, alcanzando ciertos puntos claves para hacer que una planta crezca y podamos llegar a zonas más altas. En este caso, las posibilidades se expanden, ya que tenemos un "mundo abierto" (en el sentido de que es una especie de Tierra en miniatura), diferentes plantas que hacer crecer y diferentes elementos que encontrar.
En el mundo de Grow Up encontraremos desperdigadas no sólo las piezas de MOM, nuestra nave, sino también habilidades, desafíos, puntos de control y unos cristales que mejorarán a nuestro protagonista. Tenemos libertad absoluta para afrontar la aventura, gracias también a un nuevo acompañante que nos da consejos mientras progresamos y que nos permite también sobrevolar el mapa, identificando puntos de interés y poniendo marcadores para evitar que nos perdamos.
En esta libertad tenemos también la decisión de si ir directamente a por las piezas sin mejorar a nuestro héroe, o si hacer de él un robot mucho más avanzado para facilitar la tarea. Por ejemplo, si decidimos conseguir habilidades, tendremos mejoras como un jetpack, una especie de paracaídas, un ala delta o un spin dash al más puro estilo Sonic, entre otros. Los cristales que mencionábamos anteriormente, por ejemplo, nos permitirán usar el turbo durante más tiempo.
Obviamente, estas habilidades son bastante de agradecer, y más de una vez nos salvarán de un disgusto. Para ejemplificarlo, vamos a usar la ala delta. No es raro dar un traspiés y caernos desde varios cientos de metros de altura. Con el ala delta tenemos una segunda oportunidad, planeando hasta un lugar seguro, algo más abajo, pero al menos no a ras del suelo. También podemos usar esta habilidad de planear para realizar algunos desafíos, como uno de planear a través de ciertos objetivos.
Lo mismo sucede con las plantas. Ahora hay una serie de plantas que podemos escanear, las cuales se suman a nuestro inventario y que podemos usar en cualquier momento. Unas sirven de "muelle" para saltar más alto, otras nos impulsan hacia el cielo, otras sirven para escalar… Esto le da al juego un pequeño componente de puzle, ya que para conseguir ciertos elementos hay que usarlas en determinada manera.
El salto al mundo abierto, las habilidades y demás le sientan bastante bien. Completar la historia puede irse fácilmente a las 8-9 horas, y si queremos hacer el 100% del juego, la cosa se extiende bastante más. Es un poco un paso hacia la fórmula Ubisoft, pero no pierde la esencia del original.
Simpleza y eficacia
Gráficamente, vemos el mismo progreso que la jugabilidad. La esencia permanece intacta, pero crece y mejora con un mundo más completo, complejo y variado. Vemos un ciclo de día y noche, entornos más diversos e incluso algunos guiños a la entrega anterior, manteniendo las carismáticas animaciones de BUD y, para qué negarlo, algún que otro problemilla con la cámara o la detección de elementos. Nada grave, en cualquier caso.
En el apartado sonoro, melodías relajadas nos acompañan sin demasiada parafernalia, aportando un fondo ideal para un juego tan pausado y relajado como éste. Se suman a ellas efectos de sonido igualmente discretos y correctos, todo muy en la línea artística que reflejan las pantallas.
Una secuela más que correcta
Grow Up es una gran secuela, más grande en todos los aspectos y tan divertida como el original. Hay que reconocer que pierde un poco el factor sorpresa, y que, al ser más largo, el tramo final puede hacerse un poco repetitivo. De todos modos, el sistema de progreso le ayuda bastante a paliar estos posibles problemas, que no serán tales si os gusta la fórmula.
Si disfrutasteis con Grow Home, vais a disfrutar tanto o más con Grow Up. Tiene todo lo que ofrecía el original mejorado o expandido, aunque le falta la innovación de aquél y al menos a nosotros no nos ha atrapado igual. Eso no quita que nos haya gustado mucho, y que sea un título digno de expandir la saga. Además, por los 9,99 euros que cuesta (o 7,99 para los usuarios de PS Plus), no podemos pedirle mucho más.
Hemos realizado este análisis en su versión de PlayStation 4 con un código de descarga que nos ha proporcionado Ubisoft.