Análisis de Gravity Rush Remastered (PS4)
En 2012, no coincidiendo con el lanzamiento de PS Vita sino un poco más tarde, el director Keiichiro Toyama –conocido por sus juegos de terror, Silent Hill y Siren- nos sorprendió con un cambio de registro radical: Gravity Rush, un juego más desenfadado y alegre, enfocado a la acción e inspirado en el cómic belga. El proyecto había comenzado en PlayStation 3, pero en 2010 Japan Studio decidió cambiar el rumbo de Kat y Dusty hacia la portátil para engrosar su catálogo. Cuatro años más tarde la protagonista vuelve a saltar de plataforma: PlayStation 4, con motivo de dar a conocer el juego ante su próxima secuela para doméstica.
Gravity Rush nos enamoró, descubriendo el horizonte de lo que PS Vita podía hacer a nivel técnico y jugable –aprovechaba muchas de sus funciones- cuando todavía desconocíamos el límite de su potencial. Podemos lamentar que ese futuro tan prometedor quedó bastante limitado y pocas superproducciones de este nivel se han repetido en Vita, algo que ha aumentado más si cabe la fama de este título. No es perfecto, pero sí lo suficientemente bueno para ser uno de los emblemas de la portátil que todo poseedor de ella debería probar.
No existe arriba y abajo
La historia comienza con el despertar de Kat, una chica que no recuerda mucho de su pasado, ni nombre ni procedencia. Desconoce cómo ha llegado a la ciudad de Hekseville, quién es el misterioso gato y que ella es una transmutadora capaz de controlar la gravedad, la suya y la circundante –lanzar objetos como si fueran proyectiles-, para desactivarla o cambiar la dirección de la fuerza. Esto es importante porque define toda la jugabilidad, exploración y combate, no se trata de volar sino de caer en la dirección deseada, de hacer las paredes y techos nuestro suelo.
Esta habilidad tan práctica tiene su propia restricción de tiempo, pero en Gravity Rush podemos coleccionar un tipo de cristal que puebla todo el escenario para mejorar parámetros de Kat, incluyendo ese de la gravedad y otros como la vitalidad. Si bien no llega al extremo de un juego de rol, da un poco de libertad en cuanto a la evolución de nuestras fortalezas –y es, por supuesto, el mejor incentivo para buscar las gemas siempre que lo deseemos-. Un nivel de reputación pone el límite a la subida de nivel máximo, evitando así que puedas potenciar a Kat a un nivel ridículamente alto desde un principio.
La ciudad está asaltada por un tipo de enemigo llamado Nevi, unas sombras que nos recuerdan a los de ICO o los Sincorazón de la saga Kingdom Hearts, de diversos tamaños y resistencia pero todos con un punto débil –un orbe luminoso-. Kat da patadas de manera ágil y con posibilidad de hacer combos, aunque haciendo esto apenas te servirá para despachar a los más básicos e inofensivos. El combate se diferencia y mucho de otros juegos en aprovechar las ventajas de nuestro poder para realizar ataques como patadas voladoras o movimientos especiales.
El principal malentendido que puede provocar decepciones, o todo lo contrario dependiendo de los gustos personales, es que no se trata de un poblado mundo vivo en el sentido más habitual. La libertad de Gravity Rush está para hacer de la historia lineal mucho más variada, tú decides desde dónde atacar y a dónde huir. En la mayor parte de capítulos tenemos la ciudad a nuestra disposición, con algunas pequeñas misiones opcionales –carreras contrarreloj, derrota de enemigos en un tiempo concreto, encontrar a ciertos personajes y colaborar con peticiones de la población-, pero no es un bombardeo de tareas secundarias a ras de suelo comparable al de aquellos sandbox más representativos, ni amplían la historia con nuevas ramas argumentales. Se hacen por obtener recompensas.
En nuestro análisis del original profundizamos más sobre su jugabilidad, os recomendamos su lectura. Echando la vista atrás, y aceptando que muchos usuarios no acabaron muy contentos con el control o el desarrollo, las principales quejas van dirigidas a la simpleza del combate, que tira por el beat´em up con el añadido del "vuelo". Gravedad que también causó algún que otro mareo, aunque se trata de un problema a pagar por una libertad de movimientos casi total. Gravity Rush se debe tomar como lo que es, una historia que brilla por el carisma de los personajes, ambientación sobresaliente y mucha frescura.
Finalmente, en nuestro artículo comentamos que su final abrupto indicaba que el juego seguramente se habría planeado para una historia mayor, y es que hay menciones a lugares que intuimos, cabos sueltos que apuntaban a un trasfondo mayor del que se ve. Ahora con Gravity Rush 2 anunciado esto es un mal menor -hay la seguridad de conocer el trasfondo de Kat- pero no elimina la sensación a un ritmo en la historia desequilibrado: una primera mitad de sus aproximadamente doce horas sin grandes sobresaltos, y una segunda mitad que concentra más sorpresas y giros.
Con todo, Gravity Rush es una aventura muy divertida y original. Keiichiro Toyama comentó con motivo de la remasterización que no se encuentran muchos juegos de este tipo, y es algo que no se puede negar. Gustará más o menos, pero no hay muchos títulos con los que podrías compararlo.
La remasterización
Gravity Rush en PS Vita es uno de los juegos más espectaculares del sistema, por tanto el material de partida no es malo en su salto a PlayStation 4. En honor a la verdad, si lo comparamos con Gravity Rush 2, la diferencia es muy visible en físicas, elementos destruibles, detalles y efectos, sin embargo no se aleja demasiado de un lanzamiento de PlayStation 3, y las mejoras han sentado muy bien.
La adaptación corre a cargo de Bluepoint Games, los auténticos maestros en estos trabajos de restauración. Suyos son los Remaster de God of War, Metal Gear Solid o Uncharted, y últimamente hacen algo más que mejorar fluidez y resolución, dos aspectos que destacan más las virtudes de Gravity Rush. En primer lugar están las 60 imágenes por segundo, que duplican a la portátil. ¿Por qué es importante aquí? Los giros de cámara a gran velocidad controlando a Kat son más cómodos que nunca, y también es más fácil seguir la pista a los enemigos voladores y aquellos más rápidos. Sin duda una mejora que afecta a la experiencia y la jugabilidad.
Segundo punto, la resolución. El original no corría a resolución nativa de la pantalla de Vita, sino un poco menos –concretamente 720x408-, una medida tomada por otros juegos de mucha carga gráfica. Más que los dientes de sierra, esta cantidad de pixels hacía un poco borroso el arte del juego. Al tratarse de un mundo con un horizonte amplio el fondo lejano perdía calidad, y aunque por el estilo adoptado quizás no sea tan necesario, los 1080p permiten ver con más nitidez las callejuelas y objetos a gran distancia.
En consonancia con esta mayor claridad, las ilustraciones también son mayores, las texturas se actualizan, e incluso también algunos modelados de personajes y escenarios, que ahora presentan objetos más tridimensionales, un mejor perfilado, sombras de más calidad, efectos pulidos –ahora hay bloom en los destellos brillantes-, un horizonte visible mayor, cargas mucho más rápidas, antialiasing y filtrado anisotrópico. Detrás de esta serie de temas técnicos el resumen es una imagen donde se aprecia mejor el trabajo del original, y es todavía más espectacular de jugar en una pantalla grande, sin desmerecer para nada que en portátil tenía un gran mérito.
Hay otro tipo de cambios no relacionados con los gráficos, los del pad. El mayor tamaño de las palancas favorece el control de la protagonista y la cámara. El sensor de movimientos suple aquí la misma función de Vita, para afinar la puntería en la caída de Kat, y puesto que este control a pulso no supone mover toda la pantalla –a diferencia de la portátil- es probable que satisfaga a más usuarios. Gravity Rush también utilizaba la pantalla táctil para un movimiento de finta que se puede realizar con el panel central o los gatillos R2 y L2, que están mejor situados para los dedos; gracias a esto es una acción que ahora podemos usar más habitualmente. También aprovecha el altavoz del mando para emitir algunos sonidos, así que podemos decir que aprovecha todas esas opciones que pocos desarrolladores explotan del DualShock 4.
La remasterización recoge el contenido descargable de Vita. Son misiones adicionales con nuevas ropas para Kat –que luego puedes usar en el resto del juego-. No son imprescindibles para la historia y apenas aportan unas pinceladas más a la personalidad de la heroína, pero su inclusión era obligada para hacer de la reedición la versión definitiva.
Conclusiones
Gravity Rush Remastered lleva a doméstica una de las grandes superproducciones de portátil, con un acabado que satisface las expectativas de una remasterización y sin perder jugabilidad por el cambio de control, más bien al contrario. El tipo de experiencia es un poco diferente, ya no hay esa conexión tan próxima a la pantalla y su movimiento, pero a cambio se disfruta de la ciudad –y la música- como nunca.
Ahora bien, Remastered no deja de ser un aperitivo a su secuela y ese es el motivo de su existencia. Si ya posees el original apenas hay más incentivos que "lo mismo más bonito", algo que en cualquier caso es de agradecer: Gravity Rush, merecía una nueva oportunidad. El mercado necesita apoyar las aventuras únicas. Los jugadores merecen descubrir a Kat, Raven y Syd.
Hemos escrito este análisis gracias a un código de descarga que nos ha proporcionado Sony España.