Análisis de Destiny: Los Señores de Hierro (PS4, Xbox One)
Probablemente, el término "expansión" es uno de los más desvirtuados de toda la industria del videojuego. Antes, cuando utilizábamos esta palabra hablábamos de multitud de nuevos contenidos para tenernos enganchados a nuestros juegos favoritos durante meses, algo que además se solía aprovechar para pulir la jugabilidad y perfeccionar las bases de cada título, algo que hacía que en unos casos pudiesen considerarse incluso como secuelas de propio derecho, con la única diferencia de que se usaba como base todo lo construido en el título original.
Sin embargo, con la llegada de los contenidos descargables este término se empezó a usar para todo tipo de productos, incluso aunque no dieran la talla y fueran simples y breves añadidos que no aportaran demasiado a la experiencia global como para merecerse ese calificativo.
Un claro ejemplo de todo esto lo tenemos en Destiny, un juego que ha recibido cuatro "expansiones" hasta el momento, de las cuales solo una podría ser considerada como tal.
Y no, no hablamos de Los Señores de Hierro, el contenido descargable que hoy analizamos, sino de El Rey de los Poseídos, el lanzamiento que hizo que lo nuevo de Bungie diera el salto de ser un buen juego a uno sobresaliente.
Aunque los creadores de Halo ya nos avisaron que esta nueva expansión no sería tan grande como la anterior, lo cierto es que esperábamos mucho más de lo que nos hemos encontrado, especialmente si tenemos en cuenta el elevado precio de entrada que tiene el acceso a las Tierras Pestíferas y a la aventura que nos permitirá reclamar nuestro lugar como Señores de Hierro.
Al final, lo que podría haber sido un complemento repleto de nuevas aventuras, cosas por hacer y nuevas mecánicas se ha quedado en un simple aperitivo hecho más o menos deprisa y con el que hacer la espera algo más llevadera hasta el lanzamiento de Destiny 2. No os confundáis, lo cierto es que el juego es tan bueno y divertido gracias a su potente base jugable que casi cualquier excusa para hacernos volver a este fascinante universo nos parece bien, por lo que, a pesar de la decepción que nos hemos llevado con su volumen de contenidos, no vamos a negar que nos ha dado un buen número de horas de entretenimiento.
El resurgir de los Señores de Hierro
Esta vez la historia nos llevará a una nueva región ubicada en la Antigua Rusia de la Tierra conocida como Las Tierras Pestíferas, donde tendremos que ayudar a Lord Saladino, el último de los Señores de Hierro (una ancestral orden de protectores de nuestro mundo), a detener a un antiguo mal que ha despertado tras cien años de letargo.
Esta amenaza no es otra que SIVA, una poderosa nanotecnología capaz de replicar y construir todo tipo de cosas. En el pasado fue utilizada para acelerar el proceso de colonización de la humanidad, pero esta no tardó en volverse en contra de sus creadores, lo que obligó a los Señores de Hierro a sacrificarse en su práctica totalidad para sellar la cámara de replicación de SIVA.
Sin embargo, ahora los simbiontes de la Casa de los Demonios (un grupo obsesionado con la tecnología que aspira a trascender y convertirse en máquinas) han descubierto la ubicación de esta peligrosa amenaza y han comenzado a utilizarla para sus propios fines, algo que evidentemente no podemos permitir y que nos llevará a emprender un nuevo viaje para terminar lo que los antiguos guardianes de nuestro planeta empezaron antes de que sea demasiado tarde.
Esta interesante premisa argumental no tarda en caer en saco roto por culpa de una desastrosa narrativa que echar por tierra todos los avances que Bungie realizó con su anterior expansión en este terreno. El guion está mal contado y explicado, su desarrollo resultan un tanto absurdo e incoherente a poco que nos paremos a pensar detenidamente sobre ello y la historia nunca termina de enganchar ni conseguir que nos interesemos por ella.
Una auténtica pena, ya que con esta base se podría haber creado algo épico y muy memorable que enriqueciera este universo mucho más. Por ejemplo, se podría haber contado de forma más detallada la historia de los Señores de Hierro para ayudarnos a empatizar con estos héroes y que nos importara de verdad el sacrificio que realizaron, algo que nunca llega a suceder.
Esto es algo que podríamos perdonar más o menos si al menos la campaña fuera lo suficientemente buena y memorable a nivel jugable, algo que tampoco termina de ocurrir. Esta puede completarse en apenas hora y media o dos horas (una duración que se nos antoja insuficiente) y el diseño de sus misiones no nos ha resultado especialmente brillante, limitándose a volver a ponernos en el mismo tipo de situaciones que ya hemos vivido cientos de veces dentro de esta aventura de ciencia ficción, solo que con el incentivo de enfrentarnos a los Simbiontes, unos enemigos que nos obligarán a replantearnos algunas de nuestras estrategias contra los Caídos, ya que estos cuentan con nuevas armas y son más agresivos que nunca.
Aunque no sean nada especial, lo cierto es que tenemos que admitir que nos lo hemos pasado muy bien completándolas gracias a la soberbia jugabilidad del título y a sus inigualables tiroteos. Pegar tiros en Destiny sigue siendo una experiencia satisfactoria como pocas y son capaces de sostener todo el juego ellos solos por lo divertidísimos que resultan, por lo que al final estas nuevas fases no dejan de ser más que meras excusas para animarnos a entrar en acción.
Contando la campaña principal y los desafíos opcionales que encontraremos para obtener las versiones revisadas y mejoradas de dos armas clásicas de la serie, como el mítico lanzacohetes Gjallarhorn, tenemos un total de diez nuevas misiones, aunque alguna que otra recicla escenarios y también hay un par que solamente consisten en aguantar oleadas y acabar con todo lo que se mueva, por lo que no esperéis mucho de esta expansión en este sentido.
Algo parecido podemos decir del nuevo Asalto (sí, en singular), que sin estar mal y a pesar de contar con un jefe muy divertido de combatir, nos sabe a poco. Hay un par de mazmorras clásicas que se han revisado para hacerlas en Modo Difícil y otras cuantas se han añadido a una nueva lista de Asaltos Heroicos adaptando su dificultad a los niveles de luz actuales, por lo que al final nos veremos repitiendo lo mismo de siempre solo que con un par de añadidos nuevos.
En PvP las novedades las tenemos en la inclusión de cuatro nuevos mapas con un diseño (tanto en estructura como a nivel visual) muy interesantes. No en vano, algunos de ellos se han convertido en nuestros nuevos favoritos, por lo que se nota que aquí Bungie ha aplicado toda la experiencia que han obtenido a lo largo de los últimos años. Además, también se suma un nuevo modo de juego llamado Supremacía, el cual no deja de ser un calco de lo visto en Baja Confirmada de Call of Duty, por lo que nuestro objetivo será abatir rivales y hacernos con la insignia que dejan al morir, pudiendo denegar de este modo las de nuestros aliados si las recogemos a tiempo.
Evidentemente el plato fuerte de Los Señores de Hierro lo tenemos en su nueva Incursión, la Furia de las Máquinas, probablemente una de las mejores de todo el juego y donde más se notan los beneficios de haber descartado las versiones de PS3 y Xbox 360 para exprimir el potencial de las consolas actuales. Algunos de sus jefes son de un tamaño descomunal, los mapas son realmente grandes, se han podido crear mecánicas únicas que de otro modo no habrían sido posible y se han diseñado multitud de situaciones diferentes que ayudan a que la raid sea la más variada hasta la fecha.
En ella vais a tener que hacer casi de todo: momentos de plataformeo puro y duro, combates en zonas exteriores al aire libre, batallas en interiores tan estrechos que casi no vais a tener espacio para maniobrar adecuadamente, intensas secuencias a contrarreloj, etcétera. Hay hasta un combate que es un puzle cooperativo en sí mismo, por lo que os podéis hacer una buena idea de la creatividad que derrocha esta Incursión.
Eso sí, en su dificultad normal hemos notado que no es tan exigente ni estricta en cuanto a mecánicas como La Caída del Rey (lo que no quiere decir que sea fácil y no requiera coordinación), por lo que es de esperar que a medida que aumentemos nuestro nivel de luz se vaya facilitando considerablemente.
De hecho es en esto último donde encontramos el gran atractivo de esta expansión, en el hecho de poder seguir subiendo niveles de luz (que no de personaje, cuyo límite sigue siendo 40), siendo este proceso el que más nos motive a continuar jugando para hacernos cada vez más fuertes. Nuestro nuevo límite se sitúa en 385, aunque a partir de 350 empieza a costar bastante y tendremos que jugar mucho para llegar a los deseados 365, lo recomendado para poder adentrarse en La Furia de las Máquinas.
La buena noticia es que ahora encontraremos multitud de actividades disponibles para equiparnos y ya no dependerá todo tanto de que hagamos asaltos sin parar o PvP, por lo que patrullar las Tierras Pestíferas, participar en desafíos públicos (especialmente en La Fragua del Arconte, donde utilizando un objeto especial podremos activar un evento que suele dar suculentas recompensas si lo completamos), superar aventuras opcionales, subir reputaciones y terminar contratos también nos ayudarán mucho a ello. De este modo, tendremos que hacer un poco de todo si queremos progresar a buen ritmo, algo que ayuda a que no nos saturemos de una actividad concreta.
Gráficamente seguimos estando ante un juego que luce de maravilla y no tanto por su apartado técnico como por el descomunal trabajo artístico del que hace gala en todo momento: los escenarios, las nuevas armaduras, el rediseño de los enemigos, etcétera. Todo es realmente atractivo a la vista. Además, ahora se ha ganado en espectáculo y en escala, por lo que los escenarios son más grandes e impresionan más gracias al despliegue de efectos que suelen poner en pantalla, especialmente en la nueva Incursión y en los eventos públicos.
Finalmente el sonido es simple y llanamente espectacular. Los nuevos temas que componen la banda sonora de esta expansión están prácticamente a la altura de lo que pudimos escuchar en el juego base, es decir, a un nivel sobresaliente.
Composiciones épicas, tensas, tranquilas y solemnes nos acompañarán a lo largo de toda esta nueva aventura para ponernos los pelos de punta y sumergirnos de lleno en la acción, consiguiendo de este modo que cada tiroteo sea una experiencia sin igual y elevando la emoción de cada momento muy por encima de lo que acabaría resultando con una música que simplemente se limitara a acompañar, por lo que se vuelve a obtener esa fusión tan perfecta entre imagen, sonido y jugabilidad que tan bien se le da a Bungie. Destiny es un juego muy difícil de entender si no se valora el conjunto de todas sus partes, ya que es ahí precisamente donde radica su grandeza.
Los efectos tampoco se quedan atrás: claros (acabaréis reconociendo cada arma con solo escuchar el ruido que hacen), contundentes, variados, nítidos y de calidad, sin olvidarnos de lo bien utilizada que está la tecnología de sonido envolvente para que seamos capaces de saber todo lo que ocurre a nuestro alrededor con solo escuchar. Finalmente, el doblaje español sigue siendo tan bueno como cabría esperar, gracias a una acertada y profesional selección de voces de actores muy conocidos y habituales del cine y de la televisión.
Conclusiones
No vamos a negar que Destiny: Los Señores de Hierro nos ha decepcionado. Esperábamos algo mucho más ambicioso y una mayor cantidad de contenidos por los 30 euros que cuesta, sin embargo, al final solo ha resultado ser un mero pasatiempo hasta su siguiente expansión (o hasta la esperada secuela). Le faltan novedades de peso, más asaltos, una buena historia, más misiones con las que desarrollar la campaña adecuadamente y uno o dos modos más para su vertiente PvP tampoco habrían sobrado. También hemos echado de menos algún tipo de novedad real para nuestro Guardián, como nuevas subclases (o clases incluso) o más niveles para subir, por lo que al final se nos ha quedado en un DLC muy corto y que podría haber dado mucho más de sí.
Pero que nos haya decepcionado no significa que no nos lo hayamos pasado muy bien explorando las Tierras Pestíferas, convirtiéndonos en Guardianes de Hierro, luchando contra los Simbiontes, muriendo repetidas veces en la genial nueva Incursión, equipándonos adecuadamente, superando la historia y aprendiéndonos los secretos de los nuevos mapas competitivos. Lo mejor es que, a fin de cuentas, esto no deja de ser más Destiny, y eso, al final, siempre es algo positivo.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Activision.