Análisis de Cars 3: Hacia la victoria (PS4, Wii U, Switch, Xbox One, Xbox 360, PS3)
Desde hace años nos han acostumbrado a desconfiar de cualquier producto que esté relacionado con una película de éxito, más todavía cuando el film está dirigido a los más pequeños de la casa. La mayoría de estos títulos que hemos tenido el dudoso honor de disfrutar en las dos últimas décadas dejaban mucho que desear, salvo alguna que otra honrosa excepción.
Por eso cuando nos encontramos con un juego de este tipo que está realmente trabajado y que encima cuente con una buena jugabilidad, la sorpresa que nos llevamos suele ser doble. Esto es justamente lo que nos ha pasado con Cars 3: Hacia la victoria, título que tenemos que admitir que encaramos en un principio con cierto escepticismo y desconfianza, pero que no ha tardado ni diez minutos en convencernos de que no estábamos ante la enésima adaptación hecha deprisa y corriendo de películas a videojuegos.
Esto podría resultarnos especialmente sorprendente si además tenemos en cuenta que Cars es probablemente la saga de películas de Pixar peor valorada. No en vano, el film que ha servido de excusa para este lanzamiento se estrenará este mismo viernes en las salas de nuestro país tras haber recibido unas críticas muy tibias en Estados Unidos, donde se ha vuelto a destacar la ausencia del encanto y la magia que suelen caracterizar las cintas de animación de los creadores de Toy Story.
Para la ocasión, Warner Bros. ha decidido encargar el desarrollo del juego a Avalanche Software, quienes ya demostraron su buen hacer con las licencias de Disney con títulos como los tres Disney Infinity, Toy Story 3 o el mismo Cars 2: El Videojuego, lo que explica fácilmente los satisfactorios resultados que hemos obtenido nuevamente en esta ocasión.
Al igual que su predecesor y como no podía ser de otro modo, volvemos a estar ante un juego de karts que destaca por saber diferenciarse lo suficiente de los principales referentes del género gracias a sus mecánicas únicas. Sí, pisar el acelerador constantemente, derrapar como profesionales y encontrar los mejores atajos en cada circuito es algo fundamental para hacernos con la victoria, pero aquí es tan importante la habilidad al volante como conducir con estilo.
Gracias al stick derecho del mando podremos hacer que nuestro vehículo realice diferentes acrobacias, como conducir de espaldas (lo que invierte los controles), a dos ruedas o ejecutar todo tipo de giros en el aire. Todo esto, sumado a los derrapes, nos rellenará parte de nuestra barra de turbo, la cual tenemos que aprender a gestionar, ya que esta la podemos utilizarla en pequeñas dosis o esperar a que se llene entera para entrar en "la zona" y arrasar con todo a gran velocidad durante un periodo de tiempo más que considerable.
Para obligarnos a dominar todos los movimientos de nuestro coche, en los trazados encontraremos una serie de bandas que nos llenan una enorme cantidad de nuestro medidor de turbo, aunque estas solo se activan si ejecutamos la acción que nos indiquen, como derrapar o conducir de espaldas.
Lejos de ser una simple ayuda, saber aprovechar esta mecánica resulta imprescindible para ganar y se convierte en una parte integral en nuestra estrategia durante la carrera. De hecho, uno de los grandes atractivos que tienen los circuitos en su diseño es que no son pocas las veces en las que nos proponen diferentes rutas, unas con atajos aunque sin bandas de turbo y otras que acortan menos pero que nos recompensan con un buen empujón a nuestro medidor, por lo que siempre tendremos que estar valorando cuál es el recorrido que más nos conviene para cada vuelta, lo que demuestra lo bien planteado que está el juego y la profundidad que esconde bajo esa apariencia infantil y para todos los públicos que tiene.
En general, los controles responden muy bien (aunque las físicas pueden hacerse un poco raras por el poco peso que suelen tener los vehículos) y competir es realmente divertido al tener que estar pendientes de tantas cosas: vigilar a nuestros rivales, realizar acrobacias, buscar buenos atajos, gestionar nuestro medidor de turbo y, por supuesto, conducir bien para tomar las curvas de la mejor manera posible mientras hacemos todo lo demás.
Los circuitos tampoco desmerecen, ya que sus trazados están muy bien estudiados y se nota que cada curva y atajo están colocados con sentido. Además, resultan tremendamente abiertos, por lo que la mayor parte del tiempo nos la pasaremos fuera de la carretera principal para aprovecharnos de las ventajas que nos ofrezcan los escenarios.
Algo que nos ha llamado muchísimo la atención es que se trata de un juego con una enorme cantidad de contenidos: más de una veintena de personajes jugables (cada uno con sus características y peculiaridades únicas) y circuitos, así como seis modos de juego que incluyen vueltas rápidas, carreras normales, carreras con objetos (aunque estos son demasiado genéricos y su uso no es especialmente divertido ni satisfactorio), carreras eliminatorias, acrobacias y copas.
Además, tenemos más de un centenar de desafíos para cumplir que nos invitarán a jugar en cada modalidad para progresar. Estos van desde ganar una carrera en una modalidad concreta hasta cosas más específicas, como que hagamos una acción un determinado número de veces durante una competición o que combinemos varias habilidades de una forma concreta.
Como decimos, completarlos es algo vital, ya que con cada desafío superado ganaremos un punto de fama. A medida que obtengamos fama iremos desbloqueando nuevos contenidos, como circuitos, personajes y modos, así como las intensas batallas contra los jefes finales, a quienes tendremos que vencer para poder jugar con ellos.
Desde luego, si os gusta explotar este tipo de juegos en solitario, aquí tenéis diversión para rato, y si sois de los que disfrutáis jugando en compañía, sabed que toda la "campaña" puede jugarse de forma cooperativa o competitiva, por lo que nos os van a faltar opciones ni contenidos... o sí, ya que por algún e inexplicable motivo se ha prescindido de un modo multijugador online, limitando su vida útil mucho más de lo que nos gustaría y dejándonos con las ganas de poner a prueba nuestras habilidades contra jugadores de todo el mundo. Una auténtica pena.
A nivel gráfico no estamos ante un juego que despunte precisamente y explote la potencia de las nuevas consolas (os recordamos que también sale en la anterior generación), aunque tenemos que admitir que se ve bien, los escenarios son variados y tienen un buen número de detalles y los personajes están especialmente conseguidos, tanto en lo referente a modelado como animaciones. Eso sí, cosas como las texturas, los efectos o la iluminación podrían dar para mucho más.
El sonido nos deja con una banda sonora bastante animada aunque no demasiado inspirada, por lo que no llega a tardar en cansar, mientras que el doblaje español es el mismo que el de las películas, por lo que reconoceremos rápidamente a todos nuestros personajes favoritos. Eso sí, os avisamos que los coches no paran de hablar durante las carreras repitiendo una y otra vez las mismas frases, algo que se hace muy molesto.
Conclusiones
Cars 3: Hacia la victoria se destapa como un juego de karts sorprendentemente sólido que cuenta con una jugabilidad profunda y divertida, y una enorme cantidad de contenidos para tenernos disfrutando durante horas. En la parte negativa tenemos unas armas muy poco inspiradas, un apartado técnico que podría dar para más, modos un tanto irregulares (no todos son igual de divertidos) y la incomprensible ausencia de multijugador online, aunque esto no quita que siga siendo un título muy recomendable para cualquier fan del género y de las películas en las que se inspira.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código de descarga para PlayStation 4 que nos ha facilitado Warner Bros.