Análisis Atelier Lulua, el regreso de la saga a la trilogía Arland (PS4, Switch, PC)

Hace dos meses Gust celebró las dos décadas de Atelier con Nelke & the Legendary Alchemists: Ateliers of the New World, un juego que recogía a multitud de personajes de toda la saga. Aunque entretenido, no era un JRPG al estilo clásico sino un RPG con toques de gestión. La razón es que era una buena disculpa para recuperar a todas esas alquimistas de pasadas trilogías, pero también porque en fechas muy cercanas recibiríamos un auténtico Atelier.

Atelier Lulua: The Scion of Arland nos devuelve al universo y tono de la trilogía Arland, compuesta por Rorona, Totori y Meruru, que nos llegaron en 2010, 2011 y 2012 respectivamente. Después la saga pasó por la trilogía Dusk y la trilogía Mysterious, pero Arland fue para muchos el descubrimiento de la saga y hay un cariño especial por las aventuras de estas jovenes.

La sombra de una madre

Atelier Lulua transcurre años después de los eventos de la saga Arland, y aunque es un título independiente que se puede disfrutar sin experiencia en otros Atelier, hay abundantes referencias a localizaciones y retornos de personajes conocidos, y por tanto es un juego que exprimirán más quienes conozcan la trilogía. Volveremos a ver a las antiguas protagonistas, se profundizará en secundarios que habían pasado más inadvertidos y se amplía un poco el universo Arland.

Sin ir muy lejos, nuestra protagonista es Elmerulia Frixell, más conocida por Lulua, e hija de la famosa alquimista Rorona. Lulua, cómo no, quiere ser una alquimista pero su habilidad con la mezcla de componentes deja algo que desear –si bien esto no desmoraliza a la joven, que logra algunos productos modestos-. Un día, en uno de sus paseos para conseguir materiales, encontrará por casualidad un extraño libro que sólo ella puede leer y que parece ser la clave a la solución de los problemas a los que ella, su amiga Eva y otros compañeros se van a enfrentar. Básicamente, con el progreso del juego –síntesis, combates, recolección- lograremos descifrar sus páginas.

Un sistema simplificado

Los juegos de Atelier apenas han evolucionado en lo básico con los años. Hay algunas entregas que han intentado potenciar un poco más los enfrentamientos –en la mayoría de casos son un mero trámite-, inspirarse más en los mundos abiertos o dar algo de complejidad a la fusión mediante puzles que afectan al producto sintetizado. Pero hay cosas que no cambian: la importancia de recolectar material y la resolución de misiones gracias a la alquimia.

Atelier Lulua no se diferencia mucho de los juegos más recientes, lo que significa que ciertos elementos de Arland están suavizados o se han eliminado. Ya no deberás preocuparte por la presión de plazos, e incluso la síntesis es más sencilla –aunque el resultado sigue dependiendo de varios rasgos y calidad de la materia prima-, pero se combina con sistemas vistos en Mysterious para potenciar y añadir habilidades. Por ejemplo, puedes añadir efectos secundarios a los objetos de batalla para que sumen nuevos elementos, multiplicando el daño que causa una bomba.

Sin embargo, es posible que muchos fans encuentren este sistema poco profundo, pues no empieza a desarrollar todo su potencial hasta bien avanzada la aventura. El juego no es fácil y algunos jefes –en especial los opcionales- requieren dominar la alquimia y el combate, y durante muchas horas este Atelier se siente más simplificado en mecánicas y más centrado en la historia. No diremos que esto es necesariamente negativo, de hecho nos ha parecido un acierto hacer que la síntesis sea más cómoda porque más variables no equivalen necesariamente más diversión, pero ha perdido gracia.

Muchas recetas –además de las claves para avanzar y abrir zonas del mapa- provienen del misterioso códice que ha conseguido la protagonista. El libro da pistas de lo que tenemos que hacer con imágenes de lugares y frases incompletas, así que conviene fijarse en el entorno e investigar para conseguir las palabras clave que resuelven el misterio. Parte de estos objetivos se resolverán total o parcialmente si jugamos con normalidad, recogiendo cada nuevo tipo de planta, pero otros no y se necesita saber qué nos piden. Nos llega con textos en inglés –es necesario un mínimo de conocimientos del idioma- y voces en japonés.

La exploración es la habitual en Atelier: iremos descubriendo nuevas zonas en un mapa de la región y eso da la oportunidad de viajar para explorar zonas con minerales o plantas que se transforman en materia prima. Sigue extrañando los vaivenes de Atelier, que tan pronto apuesta por un desarrollo más abierto –omo era Atelier Firis para luego volver a la fórmula tradicional de mapas sin conexión real y con cargas intermedias, pero tampoco es un problema excesivamente grave y ya estamos más que acostumbrados con la saga.

En campos y demás templos nos cruzaremos con enemigos visibles en el mapa que pasan a un sistema de batalla por turnos –los típicos comandos de ataques y habilidades- con hasta cinco miembros, distribuidos en atacantes y de apoyo según su perfil. Lógicamente hay personajes mejor preparados para el combate con armas que Lulua, pero las alquimistas pueden utilizar esas pociones y explosivos con afinidades elementales creados en el caldero.

A este sistema se añaden otros como los ataques de auxilio, la interrupción de turnos, artes primordiales para aumentar el daño y demás, pero como siempre en Atelier, salvando jefes puntuales, el combate no tiene mucho peso ni presenta algo novedoso al género o la propia saga, que destaca en otras virtudes, como la historia o mejor dicho, la relación entre personajes.

Uno de los Atelier más preciosos

En los aspectos técnicos Atelier Lulua apenas evoluciona lo visto en pasados juegos, que ya eran modestos incluso en la pasada generación. La brecha con la media de lanzamientos actuales en temas como las animaciones o la interacción con el escenario se hace cada vez más grande, y la cámara todavía se hace incómoda en los espacios cerrados.

Estos defectos se olvidan rápido cuando tenemos uno de los juegos de Gust más bonitos que recordamos. La explosión de color de los Arland y el arte de personajes de Mel Kishida lucen mejor que nunca, y podemos ver el mundo con diferentes iluminaciones según la hora, y bajo distintos climas –todo esto también influye en los monstruos que aparecen en la exploración-. Se agradece que poco a poco los diálogos mediante retratos vayan desapareciendo y abunden más las cinemáticas o que juegue con el desenfoque de profundidad. Tenemos un juego precioso que funciona con una tecnología anticuada.

La banda sonora es genial –un aspecto en el que rara vez la saga defrauda- y encaja a la perfección con el tono alegre de Atelier. Ken Nakagawa, Kazuki Yanagawa y Daisuke Achiwa participan en la música, que también recicla algunas melodías de pasados juegos.

Conclusiones

Con un ritmo de lanzamientos tan alto se hace difícil esperar cada año una revolución en Atelier. Y Atelier Lulua: The Scion of Arland tampoco pretende innovar, sino rescatar historias y personajes de una de las trilogías más recordadas por los fans, aplicar cambios del estilo actual de la saga y, quizás, iniciar una nueva trilogía en Arland –Gust no ha anunciado todavía el próximo Atelier-.

Hay decisiones podrán ser polémicas entre los jugones más veteranos de Atelier. Eliminar los límites de tiempo es algo que gustará a quienes deseen experimentar con la alquimia y recoger material a placer, pero otros consideran que los plazos daban un ritmo y la necesaria gestión de tiempo. En resumen, Atelier Lulua es un buen RPG que gustará a cualquiera interesado en un juego de rol sin muchas complicaciones, con personajes adorables y un aspecto por encima de la media de Atelier, pero que está lejos de sorprender en la saga o el género.

Hemos realizado este análisis en PS4 Pro con un código que nos ha proporcionado Koch Media.