Análisis de AIPD (PS4, PC, Xbox One)

En un género tan poco valorado en la actualidad por parte de la mayoría de los jugadores, es curiosa la importancia que tuvo un minijuego que estaba incluido dentro de un gran juego de coches. Hablamos del original Geometry Wars, que por si alguien no se acuerda estaba accesible dentro del modo garaje Project Gotham Racing 2, y que si bien el juego de coches era fantástico, la sorpresa que nos llevamos muchos jugadores con este hallazgo ha permitido, entre otras cosas, que su legado siga vivo bastantes años después.

Como todos sabréis, posteriormente este juego se puso a la venta dentro del servicio Xbox Live de la primera consola de Microsoft, con unas ventas tan humildes como todo lo que ocurrió en ese servicio en dicha consola. Todo cambió en el lanzamiento de la segunda entrega, cuando Bizarre lanzó en 2005 el juego Geometry Wars: Retro Evolved, y se convirtió en uno de los juegos más descargados de la tienda online de Xbox 360, que en esta ocasión ya implica que son millones de usuarios por todo el mundo.

Las características de este juego se pueden resumir en una mecánica adictiva como pocas, un aspecto gráfico minimalista pero muy llamativo, con potentes efectos visuales, una banda sonora que no te suelta en ningún momento, y el reto contra uno mismo para superar una puntuación mejor.

Su éxito provocó que muchos otros desarrolladores llevasen a cabo propuestas similares, en ocasiones porque los desarrolladores también son jugadores, y llevan a cabo mejoras sobre un material ya bueno de por sí, y por otro lado porque es un juego sencillo y exitoso, y eso implica que con poco dinero se puede realizar algo similar. Por eso aparecen casos como el de Manuel Martínez Almeida, que con 15 años convirtió en un éxito su alianza con Chillingo creando su juego Infinity Field (el cual comparte hasta el creador de la banda sonora con Geometry Wars) en iPhone y iPad, o el de Eclipse Games, empresa de Zaragoza que lanzó hace poco Tachyon Project para PC, PlayStation 4 y Xbox One.

Ahora, para estas mismas plataformas aparece este AIPD, cuya premisa se parece bastante a la del juego de origen zaragozano, ya que su excusa es la de eliminar amenazas cibernéticas bajo el rol de un policía espacial. Como ya decimos es más una excusa que una verdadera premisa, porque la historia en este juego no existe, y todo se ciñe a hacer tu mejor puntuación en cualquiera de los modos de juego (de origen cinco, pero realmente es el mismo con diferentes cambios, los cuales se pueden acabar de dejar a nuestro gusto en un modo que nos permite tocar más de 24 parámetros a nuestro antojo).

Como detalle de poca dedicación a las versiones controladas por un mando, el cursor en los menús se controla como si fuera un ratón, de manera que en lugar de cambiar de opción con un sencillo toque, hay que desplazar el cursor hacia la posición elegida, y "hacer clic" (apretar el botón de turno). Es una tontería, y realmente no influye en el juego, pero demuestra el poco cuidado que han tenido los desarrolladores de Blazing Badger, un grupo de ex-trabajadores de otros estudios alemanes como Crytek o Deck 13.

A la hora de meternos en acción nos ponen en un pequeño escenario donde irán apareciendo las diferentes oleadas de enemigos, los cuales dejan un rastro de puntos una vez derrotados, y cuya variedad no es especialmente elevada (de hecho, es sorprendentemente corta). Hay que reconocer que si bien la conclusión a la que llegamos tras jugar durante un buen rato es que no es un título especialmente original (y seguramente no lo intente), sí que aporta un par de novedades a este tipo de juegos.

La primera es que a diferencia de otros matamarcianos, en este no podemos estar soltando munición todo el rato porque nuestra nave se sobrecarga, lo que provoca que soltemos una bomba de calor, la cual nos puede dañar. Es un sistema que nos parece bastante original, aunque tal vez descoloque a más de un jugador de matamarcianos, pero sin duda aporta una variedad que puede ser considerada como reseñable.

La otra novedad, y que recuerda bastante a lo que hace Nuclear Throne o Ziggurat al acabar una fase, es permitirnos elegir la dificultad que nos vamos a enfrentar en la siguiente fase, para que a cambio de ello nuestra puntuación sea mejor. Sorprende por el enfoque, ya que en lugar de ofrecernos una mejora nos está otorgando una desventaja, pero el sistema es muy parecido a lo visto anteriormente en otros juegos.

Por lo demás, lo esperado en un matamarcianos de doble stick. Como os podéis imaginar con uno de ellos manejamos la nave, con el otro apuntamos (y si hacemos clic podemos usar power ups como ralentizar el tiempo o un escudo temporal), pudiendo disparar con el gatillo derecho, siendo el izquierdo el que nos permite soltar ataques especiales. Podemos mejorar nuestra nave con nuevas armas y habilidades estáticas, lo que permite que tengamos fe en que nuestros siguientes intentos vamos a mejorar la puntuación, y poco más.

A nivel visual usa el poderosísimo motor Unreal Engine 4 para enseñarnos unos gráficos minimalistas con mucho neón (inspirados en Tron, dicen sus autores) que funcionan perfectamente. Es un poco como matar moscas a cañonazos, pero lo cierto es que visualmente está bien si te gustan este tipo de gráficos minimalistas.

La música, como no puede ser de otra manera, tira de techno y melodías electrónicas para conseguir el efecto de generar en nuestra cabeza la sensación de flow, que puede conseguir una sesión en una sala de baile, la cual se complementa con el uso muy correcto de todo tipo de sonidos para mostrar disparos u otros efectos que ocurren durante la partida.

Conclusiones

No es que AIPD sea un mal juego, porque no lo es, pero salvo un par de detalles tampoco aporta demasiado al mundo del videojuego. Es competente y divertido, pero tiene poca vida útil salvo que lleguemos al juntar a tres amigos más en casa, cuando demuestra lo mejor de sí, además de mostrar pocas innovaciones más allá de las citadas en el artículo. Ideal para pegar unos tiros sin pensar demasiado, pero muy por debajo de la competencia.

El juego se ha analizado en su versión de Xbox One gracias a una código digital que nos ha proporcionado Morphicon Media.