Análisis de World Rally Championship 2010 (PS3, PC, Xbox 360)
Parece como si el interés del mundo del videojuego en el mundo de los rallies haya sido paralelo a la carrera de nuestro gran Carlos Sainz. La simulación del mundial de rallies vivió su época de apogeo a mediados y finales de los 90, con Colin McRae Rally como destacado exponente, pero en los últimos años parece como si esta forma de conducción hubiese perdido su estrella para los jugadores. Codemasters sigue haciendo los Colin McRae DIRT, pero ya no se basan en el Mundial de Rallies, dominado por Loeb durante los últimos años, y la licencia oficial del campeonato hacía tiempo que no tenía dueño (Sony la dejó hace unos años, tras sus notables juegos WRC).
Su nuevo poseedor es Black Bean, que ha encargado al equipo italiano Milestone la realización del primer juego oficial del mundial de rallies de nueva generación. Milestone es un equipo con gran experiencia en los juegos de velocidad, habiendo realizado títulos como Racing Evoluzione hace años y Superstar V8 Challenge más recientemente, y especialmente juegos de motos como la saga Superbikes o MotoGP 08. Su primer juego del mundial de rallies tiene mucho en común con todos estos títulos: bueno a nivel jugable, mediocre en lo tecnológico.
WRC intenta ser un simulador, y de hecho uno bastante exigente durante las primeras horas. El juego no tiene nada que ver con los últimos títulos de rallies lanzados como Dirt, sino que es un simulador de rallies "de los de antes", donde no podemos cometer demasiados errores si no queremos que nuestro coche llegue a la meta arrastrándose y dejándose varios pedazos por el camino. Esto echará para atrás a muchos jugadores que quieran una experiencia con recompensas rápidas, pero agradará a los fans de los rallies "serios", que debían de llevar años esperando un juego como éste.
La cuestión es que, independientemente del nivel de dificultad que elijamos, WRC nos exige precisión en la conducción, que frenemos cuando haya que hacerlo y que midamos bien nuestros derrapes pensando en qué vendrá luego para poder enlazar curva tras curva sin darnos ningún bandazo contra las rocas, paredes de túnel y obstáculos varios que hay más allá de los arcenes de los circuitos. El sistema de daños de los coches no es espectacular a nivel visual pero sí increiblemente detallado en lo que respecta a cómo cada choque estropea el rendimiento de nuestro vehículo en alguna de sus facetas. Un esquema de nuestro coche, pintado de varios colores, nos indica cómo está y qué se ha visto perjudicado por nuestras "hazañas" al volante del coche. Y cuando se estropee mucho el cambio, o la dirección, o el motor, creednos que se notará, y mucho, en el rendimiento del coche.
El tipo de superficie y de circuito también influye, y mucho, en el comportamiento del coche, como es de esperar. No es lo mismo correr sobre asfalto seco que sobre hielo, arena o gravilla, y tendremos que aprender a dominar cada una de las superficies. El juego configura por defecto los reglajes de nuestro coche para cada superficie, aunque también podremos hacerlo nosotros mismos, pudiendo guardar y cargar configuraciones.
La conducción en sí es exigente, como ya hemos comentado, obligando al jugador a tener en cuenta las indicaciones de nuestro copiloto para saber cómo es la próxima curva y la que le sigue, para así calcular mejor su trazada. El control del juego es especialmente sensible y distingue muy bien los diferentes grados de inclinación de nuestro joystick o de pulsación de los botones de aceleración y freno, por lo que durante las primeras horas deberemos acostumbrarnos a tener más "tacto" con el joystick y moverlo lo justo para que se traslade al volante de nuestro coche con precisión. Al contrario que otros juegos de coches, el giro del volante no estará determinado por cuánto tiempo mantengamos inclinado el joystick, sino por el grado de inclinación, por lo que intentar conducir como si fuese un arcade hará que nuestro coche vaya haciendo eses en las rectas, y dé trompos en las curvas.
Pero una vez nos hayamos familiarizado con el control y con el grado de exigencia del juego, WRC tiene, por suerte, esa capacidad de engancharnos que solo algunos juegos de coches poseen. La lucha contra el crono es una forma de competir cada vez menos común en los videojuegos, pero muy emocionante a medida que vemos cómo lo vamos haciendo en cada sector, y cómo se comparan nuestros tiempos con los de los rivales. Puede no ser un juego bonito y no tener una gran presentación, pero a nivel de jugabilidad funciona, aunque el jugador tiene que darle conscientemente una oportunidad.
El modo carrera de WRC primero nos deja probar un Citroën último modelo, de la categoría WRC, y una vez con la miel en los labios nos manda a las categorías inferiores de la competición, como J-WRC. Allí tendremos que hacernos un nombre, a medida que aprendemos a conducir, compitiendo en varios eventos que se irán abriendo a medida que completemos los anteriores. En este sentido WRC tiene una estructura bastante abierta, aunque no muy bien explicada, que irá recompensando al jugador según vaya mejorando y pilotando mejor. Está pensada, de hecho, para que nos vayamos haciendo con el control del juego, y tiene bastante tolerancia con esos dos o tres inevitables choques serios que tendremos en las primeras carreras. No quedaremos en buenos puestos, pero algunos de los primeros objetivos que nos pide el juego son bastante asumibles, como quedar entre los diez primeros.
Sin ser una representación exacta de los diferentes rallies del mundial como si de circuitos de MotoGp o Formula 1 se tratase, el juego incluye 78 tramos distribuidos a lo largo de varios rallies que nos serán familiares. Desde Nueva Zelanda a Finlandia, pasando por el siempre popular Rally de Catalunya, el título tiene el suficiente número y variedad de circuitos para que no nos cansemos siempre de las mismas curvas, pero aún así acabemos familiarizándonos con algunos tramos; será inevitable repetir algunas carreras para ganarlas, de hecho. A nivel de escuderías, el juego cuenta con todas las marcas y coches, con una serie de valoraciones orientativas sobre la aceleración, velocidad punta, manejo y otros atributos.
A nivel gráfico WRC es un juego mediocre. Nos hemos acostumbrado demasiado a que los juegos de coches sean exponentes gráficos de cada consola, y WRC no puede compararse ni a títulos como Gran Turismo o Forza Motorsport, ni a otros de estética similar como la saga Dirt de Codemasters. Los escenarios resultan sosos, apagados y con algunos elementos repetidos en exceso, mientras que el modelado de los coches es bastante estándar, y su sistema de daños en tiempo real muy anticuado. Eso no significa que el juego se mueva mal, pues el motor gráfico no sufre ralentizaciones, pero la sensación de velocidad es muy mejorable (es como si hubiese "una" sensación de velocidad, sin cambiar demasiado por la velocidad en sí). En definitiva, el punto débil del juego tanto en las carreras en sí como en otros elementos de presentación, como los menús o las pantallas del modo carrera.
A nivel sonoro, el juego cuenta con un repertorio de temas musicales bastante genéricos que pasan sin pena ni gloria. El doblaje está en castellano, lo cual es de agradecer, contando con un copiloto (o copilota) que nos dará indicaciones bien hiladas sobre el trazado que nos espera en los próximos metros, aparte de comentarios sobre el último choque o sobre el estado en el que estamos dejando el coche. Hasta gritan cuando nos caemos por un barranco (y eso es muy gracioso). El punto negativo de este apartado es el sonido de los coches, casi el mismo para todos y demasiado parecido a un zumbido que a un ruido de motor. Un apartado también a mejorar.
Aparte del modo carrera, WRC nos ofrece contrarrelojes, partidas rápidas tanto de un solo tramo como de un rally completo, y hasta un campeonato entero escogiendo el coche que nosotros queramos. Bastante variedad y, de hecho, accesibilidad para los que no quieran jugar el modo carrera para poder emular a Dani Sordo. Finalmente, el juego incluye dos opciones multijugador. Una offline, no a pantalla partida sino por turnos, y otra online para hasta 16 jugadores, donde podremos jugar tramos individuales, rallies enteros e incluso campeonatos contra otros participantes. No correremos contra ellos, pero tendremos sus referencias, el único multijugador posible en este tipo de rallies; por ese motivo, aunque tenga todas las opciones esperables y sea un modo completo, no es tan divertido (sin que sea su culpa) como otros juegos.
WRC no es un regreso del mundial de rallies tan fuerte como, es inevitable decirlo, el de la Formula 1, pero sí es un juego que puede llegar a gustar mucho a los más aficionados a la simulación. Ésta no es perfecta, pero sí exigente y satisfactoria a largo plazo, y al ser un juego contrarreloj permite que haya bastante emoción. Los que busquen accesibilidad o espectáculo gráfico no lo encontrarán, pero los que quieran un reto deberían echarle un vistazo. No entra por los ojos, pero a nivel jugable funciona, y muy bien.