Análisis de The Walking Dead: Survival Instinct (PS3, Xbox 360, PC, Wii U)

Los videojuegos y las licencias siempre han sido un tema peliagudo. A menudo se da por hecho que un juego basado en una serie o película va a ser malo, un producto desarrollado a toda prisa para ganar dinero cuanto antes, aprovechando el tirón, pero en los últimos años nos hemos llevado algunas gratas sorpresas. Curiosamente, la última de ellas ha sido la serie de aventuras gráficas de Telltale Games basadas precisamente en The Walking Dead, que acabó con cualquier prejuicio que pudiese haber dejado la mala adaptación de Jurassic Park de la misma compañía, convirtiéndose en uno de los mejores juegos del año pasado.

Entre la cal y la arena es difícil saber cuál es la buena y cuál la mala, pero como muchos seguidores del tebeo de Robert Kirkman se temían, TWD: Survival Instinct -esta vez basado no en el cómic, sino en la serie de TV- no cumple las expectativas. Intenta ser un juego de acción en primera persona que nos transmita ese mismo estrés y agobio que Rick, Shane y compañía sienten al verse rodeados de lentos aunque numerosos zombis, pero se queda muy lejos de conseguirlo, resultando en una experiencia poco recomendable para los que busquen un juego de disparos o zombis diferente, quedando solo como curiosidad para los fans de Los Muertos Vivientes.

Hay varios motivos por los que esto es una pena. Es una lástima que el buen nombre que de repente se había labrado The Walking Dead en el mundo del videojuego quede empañado por un producto de calidad mucho menor como Survival Instinct -ya ha habido casos parecidos de "colisión de licencias", como el de los libros y las películas de El Señor de los Anillos-; también se ha perdido una gran oportunidad para llevar la obra por buen camino a la acción en primera persona, ya fuese a lo frenético -al estilo Left 4 Dead- o a lo survival -el reciente ZombiU-. Pero, sobre todo, da la impresión de que con algo -o mucho- más de tiempo el juego podría haber sido mucho mejor.

Una precuela de la serie de televisión

Decimos esto porque The Walking Dead: Survival Instinct tiene algunas buenas ideas y, sin duda, buenas intenciones, pero se nota a la legua que Terminal Reality no ha tenido los recursos y el tiempo suficientes para llevarlas a cabo y que cuajen en un producto notable. El título nos cuenta la historia de Daryl Dixon (hermano de Merle Dixon) y Jess Colins, ambientada en los inicios del apocalipsis zombi, cuando ven cómo su América profunda natal se ve infestada por los no-muertos y lo único que saben es que contagian y que su punto débil está en la cabeza.

Con este argumento anterior a los sucesos ya conocidos por los seguidores de la serie o el tebeo, The Walking Dead: Survival Instinct intenta sumergirnos en una historia similar a la de la serie de televisión: la cuestión no es la lucha contra los zombis, sino la supervivencia, encontrando a personajes que están solos o en poca compañía e intentando hacer piña, encontrar recursos, seguir adelante a fin de cuentas, rodeados por oleadas de zombis que, si bien ansiosos por comernos, tampoco tienen más pretensiones.

Como bien sabrán los que han visto la serie o leído el tebeo, los zombis están simplemente ahí y representan el contexto. En la tele o el papel, tras los primeros enfrentamientos contra ellos, las luchas contra los no-muertos son o bien desesperadas -cuando aparece de repente una "manada", atraída por los ruidos- o bien rutinarias, como quien hace la compra, manteniendo los personajes conversaciones importantes para la historia mientras matan zombis que les salen al camino en todo tipo de situaciones, como si golpearles con algo punzante en la cabeza fuese tan común como comprobar si todavía llevas la cartera en un barrio peligroso.

Enfrentamientos constantes y repetitivos

El problema con Survival Instinct es que, claro, los enfrentamientos contra zombis son tremendamente numerosos y los tenemos que resolver uno por uno, y éstos son casi siempre enemigos nivel recluta y no dan para más, por lo que su rutina de ataque consiste en vernos u oírnos y acudir a nosotros para intentar que nos apuntemos a su club. Desde el primer momento vemos que el juego nos plantea retos, objetivos, pequeñas misiones que no tienen que ver con matar zombis, pero todas ellas están pobladas por constantes enfrentamientos contra ellos que resultan tediosos y muy repetitivos, y que por el limitado repertorio de modelados, animaciones y movimientos del juego acaban resultando ridículos y carne de meme, como ya han demostrado algunos vídeos de Youtube.

El ataque cuerpo a cuerpo con el cuchillo contra un zombi es como si le dieses un bofetón, y al cabo de cuatro o cinco golpes caen de espaldas, rectos, como para encajar en un sarcófago. Tenemos la opción de afrontarlos con sigilo, por la espalda, pero solo cuela hasta el segundo o tercer zombi de la zona, y la otra alternativa es que nos rodeen los zombis, acaben muy cerca de nosotros y nos agarren para mordernos. En este último caso se activa una especie de minijuego que recuerda lejanamente a las luchas de la aventura gráfica de Telltale, en el que tenemos que encajar la mirilla -que movemos con el analógico- en la parte de arriba de la cabeza del zombi, y clavarles el cuchillo. Aunque esta situación resulta desesperada, es bastante más rentable que los enfrentamientos cuerpo a cuerpo normales. En éstos es posible sufrir daños por los "contrabofetones" de los zombis, pero en estos momentos extremos acabamos sufriendo menos pérdida de vida, matándolos más rápido e incluso por orden, ya que los zombis que quieren comernos de cerca se van turnando educadamente para agarrarnos.

El combate con armas de fuego es diferente, aunque siempre dependiendo de un problema: el ruido que hacen. Este es un elemento interesante, pero irregular. Es decir, en la serie y los tebeos se hace mucho hincapié en esto, y a veces son fatales las consecuencias de resolver con disparos un enfrentamiento. En el videojuego ocurre casi lo mismo, aunque la detección de sonido de los zombis a veces sorprende tanto por su sensibilidad como por sus efectos apocalípticos. Disparar -a la cabeza- es práctico si no hay demasiados zombis cerca. De lo contrario, usar las diferentes armas cuerpo a cuerpo resulta más seguro.

La aventura de Daryl para reunirse con su hermano Merle se basa en un viaje a su encuentro que estará muy accidentado. En el apocalipsis los recursos son escasos, especialmente la gasolina, y los niveles se estructuran a base de paradas en diferentes lugares para repostar y buscar recursos. De hecho, podemos elegir cómo ir de un sitio a otro, si por calles, carreteras o autopistas, disminuyendo el consumo de gasolina pero aumentando las posibilidades de avería. Cuando el depósito se vacíe o el coche se estropee no nos quedará otra que parar y buscar ayuda en las cercanías.

Estas paradas frecuentes (en niveles que se repiten) se alternan con los diferentes niveles de la historia principal, y a medida que vayamos jugando iremos conociendo a gente que nos acompañará en nuestro viaje... hasta que no haya suficiente sitio en el coche y tengamos que abandonar a un personaje. Esta faceta, la de los cuatro acompañantes que tiene Daryl la gran mayoría del juego, es una de esas buenas ideas que comentábamos que no se ha aprovechado lo suficiente. Los compañeros sirven para enviarlos a realizar misiones, como pedirles que busquen los recursos en vez de hacerlo nosotros mismos, pero para poco más. Ni juegan un papel en la historia (la gente se baja del coche, quedando sola en el apocalipsis zombi, sin rechistar ni decir nada más) ni son realmente efectivos. Nos ahorran tener que recorrer los niveles genéricos de "cosecha", pero siempre vuelven con mucho menos de lo que nosotros habríamos encontrado, y además pueden morir. De todas formas, tampoco pasa nada, porque no aportan nada más.

A nivel visual, es una historia parecida. Técnicamente el juego no brilla, pero tampoco es desastroso -no hay ralentizaciones ni graves problemas-, pero a nivel artístico es tremendamente limitado. Aparte de repetir hasta la saciedad modelados, texturas e incluso escenarios, se nota que lo que hay no tiene demasiado trabajo, desde las cinemáticas hasta el modelado de los personajes principales. El sonido cuenta con el actor de Daryl como gran reclamo, pero éste tampoco brilla demasiado, mientras que la banda sonora cumple bien su función de ambientar y los efectos de sonido resultan genéricos y también poco variados. Está subtitulado al castellano, pero no doblado.

Una oportunidad perdida

Los fans de la saga, si juegan, imaginarán rápidamente cómo podría haber sido mejor. Quizás menos zombis con enfrentamientos más dramáticos, mayor hincapié en la historia o la supervivencia, un sistema de combate más elaborado, más uso o interacción con los otros supervivientes... Habría muchas formas de "arreglar" el juego, de darle mayor chispa o diversión. Por desgracia, lo que Survival Instinct acaba siendo es un compendio de bajo presupuesto, con algunas buenas ideas mal ejecutadas o a medias, mecánicas repetitivas y una historia que, aunque tiene ese atractivo de la supervivencia, no logra enganchar lo suficiente al jugador como para que no se tenga que proponer terminar el juego por cuestión de ser fan de la marca. Una decepción y, sobre todo, una oportunidad perdida...