Análisis de The Simpsons Arcade PSN (PS3, iPhone, Xbox 360)

Durante muchos años, las videoconsolas se vendían bajo el lema de "la recreativa en casa", siempre en referencia a esas máquinas arcade de llamativos gráficos –en 2D con los sistemas 16 bits y en 3D a partir de los 32 bits-, polígonos y espectáculo intenso pero breve. Ahora con la popularidad de la distribución digital y con máquinas capaces de gráficos mucho más potentes que aquellos sistemas tridimensionales de los años 90, sorprendentemente muchos de los lanzamientos más queridos son los que provienen de recreativas modestas en lo técnico. Es una gran oportunidad de revivir esos juegos en los que habías derrochado decenas, cientos de monedas después de terminar las clases del colegio o el instituto. Si por el contrario perteneces a las nuevas generaciones y eso de Super Hang-on te suena a chino mandarín, los clásicos retro son toda una lección de historia para descubrir de dónde vienen los lanzamientos actuales.

A finales de los 80 y principios de los 90, antes de la explosión de la lucha versus que revolucionó Street Fighter II, lo que más pegaba en los ruidosos salones arcade eran los beat’ em up laterales o "de mamporros por la calle", con Final Fight, Double Dragon o Street of Rage como nombres más conocidos. La idea de protagonistas macarras en calles de mala muerte estaba sobreexplotada, así que aparecieron como setas todo tipo de clones con variantes en ambientación –en la fantástica estaría Golden Axe- o haciendo uso de licencias del cómic, cine o televisión como principal reclamo. Precisamente en los últimos meses se han recuperado juegos como X-Men o Tortugas Ninja –con la revisión Teenage Mutant Ninja Turtles: Turtles In Time Re-Shelled-, así que no podía faltar otro clásico de estas cabinas: The Simpsons Arcade, desarrollado por Konami en 1991 en pleno furor de la familia televisiva de más éxito en esos años –¡y lo que aún quedaba por ver!-. Para la historia siempre quedará que fue la primera adaptación a videojuego de Los Simpsons, el primero de una lista que no siempre ha tenido entregas notables. Nos arriesgamos a decir que el juego que nos ocupa y The Simpsons Hit & Run son lo más recordado de la familia de piel amarilla.

El juego utilizaba el mismo motor gráfico del citado juego de las Tortugas Ninja, aunque todo pasado por el barniz de Matt Groening, empezando por las reconocibles voces grabadas de los actores originales y los brillantes colores del escenario que reflejan las localizaciones y momentos más visitados de las primeras temporadas. El juego tuvo sus adaptaciones, aunque sorprendentemente pocas -Commodore 64 y MS-DOS-, con lo que esta es la primera vez que pasa por consolas. Lo hace con mucho retraso, pero mejor tarde que nunca, y con una versión definitiva que mantiene casi todo intacto para regocijo de los puristas pero también para decepción de quien esperaba mucho más que lo visto hace 20 años.

El argumento presenta a un puñado de los personajes principales y a muchos secundarios perfectamente reconocibles. Todo comienza cuando Smithers roba un diamante para Mr. Burns, pero en plena huida, y en un giro de acontecimientos, el diamante cae en manos de Maggie, y de ahí a la boca como chupete, lo que hace que el abnegado Smithers se lleve joya y niña por el precio de uno. Bart, Homer, Lisa y Marge se embarcarán en una persecución por toda la ciudad para recuperar a Maggie, aunque no lo tendrán fácil. Krustyland, un bosque, la taberna de Moe, el estudio de la KBBL e incluso un mundo de ensueño serán algunos de estos lugares repletos de guiños a las primeras temporadas, cuando la serie era inteligente y graciosa a partes iguales.

La jugabilidad es muy simple. Golpea y salta con tu integrante de la familia favorita y acaba con los secuaces de Burns. Nada más… y nada menos. Cada uno tiene su forma de atacar: Homer con puños y patadas, Bart con el monopatín, Lisa con una comba y Marge con la aspiradora. Movimientos menos elegantes que los realizados por Cody y Guy en Final Fight, pero igual de prácticos. A los enemigos normales se les sumarán un jefe por cada uno de los ocho niveles, incluyendo por ejemplo el temible oso del capítulo de la acampada de Los Simpsons, un tío de lucha libre como el del capítulo del camionosaurio y otros más surrealistas sacados de la manga para la ocasión, como un samurái con lanza, invención de Konami suponemos que para el gusto de los jugadores japoneses. Aunque en esencia es lo mismo que otros juegos del género, con sus proyectiles o armas blancas dispersas por el escenario, o los alimentos curativos de salud, es justo decir que incluyó una novedad como son los ataques por parejas que difieren según los personajes controlados por los jugadores. También la zona de desplazamiento hacia el fondo es amplia y en ocasiones con diversas alturas –como sucedía en Golden Axe-. No presentaba nada revolucionario, pero se apoyaba en lo que se había desarrollado hasta la fecha con los títulos que más furor causaban.

Además de los incesantes combates, posee dos minijuegos basados en machacar los botones: uno de inflar un globo y otro de abofetear al personaje. Si juegas con amigos, se hace más divertido competir por la mayor puntuación; de lo contrario aparecerán jugadores controlados por la inteligencia artificial. No hay más misterio, pero tiene su gracia de cara a los récords.

No te llevará mucho tiempo ver el final de The Simpsons Arcade, porque como todas estas adaptaciones provenientes de una recreativa, la duración es más bien escasa. Como extra tenemos la versión japonesa, que difiere de la occidental en nuevas armas –unas pequeñas bombas nucleares que eliminan a los enemigos en pantalla-, posibilidad de aumentar la vitalidad total y otro sistema de puntuación. Si eras un fanático del juego, podrás desbloquear esta versión ligeramente nueva para ver los cambios sutiles. En realidad, a simple vista es lo mismo, pero es la excusa perfecta para volver a rejugarlo y seguro que no habías visto esta versión rondando por tu salón arcade.

Como era habitual en los beat’ em up, el multijugador era obligatorio y es lo que multiplica la diversión. En este caso soporta hasta cuatro jugadores, cada uno con un Simpson cooperando para limpiar Springfield de garrulos, tanto en local como online. Es la gran novedad de esta versión y quizás el extra más interesante para adquirir el juego incluso aunque lo tengas memorizado –cosa que es poco probable si tu última partida fue hace 20 años-. Jugando en local es tal y como imaginas, pero tenemos que decir que en online hemos encontrado el molesto retraso –lag- que va entrecortando la partida, algo un poco decepcionante en una mecánica frenética en la que la precisión es importante. Puedes crear partidas configurando la fase a jugar, buscar por filtros o lanzarte a la partida rápida directamente en la que te unirás a otro jugador sin saber dónde se encuentra. Incluye chat de voz.

El resto de novedades vienen en forma de ilustraciones originales, galerías de sonido y músicas, que gustarán a los simpsonadictos, y sólo destacarían modos de juego con objetivos concretos para complicar la situación, como terminar la partida con una única vida, cosa que se nos antoja muy complicada. El sistema de logros y trofeos es indirectamente otro elemento para aumentar la rejugabilidad.

Hay que ver The Simpsons Arcade como una compra nostálgica. De otra forma, se le puede criticar en muchos aspectos, el principal la monotonía inherente al género y su cortísima duración -30 o 40 minutos en compañía y ya has salvado a Maggie-, que se suma a un precio no demasiado bajo -9,99 euros u 800 Puntos Microsoft-, con el que se pueden adquirir propuestas más originales y adaptadas a los tiempos que corren como Castle Crashers o Scott Pilgrim. Eso es cierto, pero The Simpsons Arcade no es un mal juego y tiene varios puntos a su favor. El primero es que no ha envejecido demasiado mal en los gráficos gracias al diseño limpio inspirado en la serie, con buenas animaciones y unos escenarios menos repetitivos que los de otros títulos de lucha citados con anterioridad –hay que tener en cuenta que este juego de Konami es más moderno que ellos-. Además, a diferencia de juegos en calles peligrosas y sucias, The Simpsons Arcade es una constante parodia de lugares y personajes muy recordados, es inevitable que no nos recuerde a la mejor época de Los Simpsons. En una palabra: carisma. El juego tiene personalidad y es divertido si no buscas más profundidad jugable que saltar y patear sin preguntar. La banda sonora es pegadiza de por sí, con el inconfundible tema principal tocado mediante chips de pocos canales de sonido y voces digitalizadas.

Quizás sea difícil de explicar a las nuevas generaciones de jugadores la magia de The Simpsons Arcade y habrá quien no lo aprecie, pero lo que era divertido antes lo sigue siendo ahora. No se puede esperar mucho más que machacar el pad e intentar esquivar peligros, algo no siempre posible –como muchos juegos arcade, hacía algunas trampas para que recibas daños casi imposibles de evitar y gastes más monedas-. Con todo, es un juego fácil salvando un par de situaciones, como el enemigo final que dura más de la cuenta, lo que hace que junto con el colorido aspecto sea un juego que probablemente puedan disfrutar sin problemas los más jóvenes de la casa, por encima de otros clásicos más violentos y "feos" como pueda ser un Street of Rage. Eso y el atractivo de los personajes siempre es un punto a tener en cuenta.

Tampoco podemos pasar por alto que aún con el buen estilo de los gráficos, la resolución 288x224 del juego no es precisamente la idónea para jugar en una gran pantalla de alta definición. Curiosamente, hay tanto borde dentado que en lugar de rechinar le da un aspecto a pixel art con encanto, que si quieres puedes suavizar un poco con el habitual filtro de estas recopilaciones retro –funciona decentemente a costa de desenfocar la imagen y perder nitidez-. De todas formas, damos por hecho que no son los gráficos lo que más llama la atención del juego. Por otro lado, Backbone Entertainment, la encargada de la adaptación, ha hecho el mínimo de trabajo posible y encontramos la típica opción de utilizar un marco para la pantalla que simula la recreativa –en esta ocasión sin vinilos ni nada especial que nos haga sentir frente a la máquina-, con una proporción 4:3 como en el original. No hay opciones gráficas tipo distorsión de monitor CTR ni líneas horizontales –las scanlines- que sí estaban presentes en juegos como Final Fight Double Impact.

Conclusiones

The Simpsons Arcade es un juego notable y relativamente bonito pese a que la adaptación ha sido muy conservadora. Por una parte tenemos como punto fuerte que no es un juego especialmente conocido, no cuenta con una larga ristra de conversiones y si en su momento te quedaste con las ganas de dar su merecido al Señor Burns ahora lo podrás hacer desde la comodidad de tu casa. Pero queda lastrado ante el escaso contenido –la versión japonesa es interesante pero no es otro juego completamente nuevo- y la corta duración del mismo para un precio que nos parece alto.

Si eres un seguidor de los Simpsons, del género o simplemente quieres un buen juego retro, hazte con él. Si los personajes nunca te han dicho nada, ni sientes especial aprecio por este tipo de lanzamientos del pleistoceno, quizás debas considerar otros juegos con mejor relación contenido/precio.