Análisis de Star Trek (PS3, Xbox 360, PC)
La ciencia ficción está en plena forma, al menos en la gran pantalla. Avatar y Prometheus son sólo dos ejemplos de lo que nos espera en los próximos meses y años, entre la que destacan dos sagas que sin duda vamos a ver mucho en los videojuegos: Star Wars y Star Trek. La adquisición de los derechos de Luke, Darth Vader y compañía por parte de Disney asegura una buena explotación en merchandising para gozo de sus fans. Por su parte, Star Trek está viviendo su nueva juventud con el reinicio a cargo de J.J. Abrams, que pronto nos llevará a la oscuridad con Into Darkness.
Star Trek: The videogame o simplemente Star Trek parte precisamente del tirón de la película de 2009, aprovechando la licencia de los actores principales y el nuevo giro de la saga –descubrir los orígenes de los personajes-. El juego se sitúa después de esa película y por tanto no se molesta en presentar a Kirk, Spock y el resto de la tripulación, ya da por hecho que el jugador conoce como mínimo esa película, las reglas de este universo y la tecnología presente la teletransportación o el tricoder, una especie de PDA multiusos. De esta manera, el juego nos lanza la acción a la cara a los pocos segundos de comenzar el juego sin ningún tipo de preámbulo.
La idea escogida por los desarrolladores, Digital Extremes, no es mala sobre el papel: un juego de tiroteos con coberturas y ocasionales puzles de hackeo. ¿Te suena? Si, lo has jugado miles de veces ya y en especial en Mass Effect –claro que en Star Trek sin atisbos de conversaciones a lo RPG-. Añade cooperativo online al estilo de los últimos Resident Evil, lo completas con un apartado gráfico que se inspira en la imagen creada por Abrams –abundantes destellos y efectos de lentes por doquier, modelos que recrean a los actores actuales- y tienes como resultado una amalgama de ideas prestadas de Gears of War, Uncharted, Dead Space y los Batman de Rocksteady. En todo momento hay una sensación de "esto me lo conozco" que elimina el factor sorpresa, y por desgracia, no con la calidad de los juegos en los que se basa. El problema es que para hacer tan poco arriesgado en pleno 2013 debes destacar mucho sobre la media y utilizar algo más que la licencia de Star Trek en forma de reclamo o será inevitablemente comparado con los exponentes del género, lo que hace un flaco favor a este título.
La historia no es especialmente interesante, más digna de un simple capítulo de la serie de televisión que de una superproducción, y lo poco profundizados que están los personajes –en el juego- deja su carisma al nivel de soldados galácticos genéricos. Los Gorn han robado una peligrosa arma con la que podrían conquistar todo el Universo, y nuestros protagonistas deben evitar que eso suceda. Para los neófitos en Star Trek se podría resumir en que vamos a disparar a un montón de lagartos/velociraptors con láseres y a una tripulación infectada –estilo zombi- durante unas diez horas de juego. Que no se base en la película de 2009 o en la nueva podría haber servido para dar más libertad de localizaciones a explorar, crear una nueva y absorbente aventura con giros inesperados o conectar las historias entre películas, pero más bien al contrario, se ha puesto un esfuerzo mínimo y apenas cumple como disculpa para mantener un interés; prácticamente avanzamos para terminar el juego, no para resolver el misterio.
Entrando en materia, vemos que Digital Extremes ha intentado dar variedad de situaciones para que el juego no llegue a ser repetitivo, y en cierta manera lo consigue mezclando secciones de acción, sigilo, hackeo, plataformas e incluso disparos desde la nave Enterprise. La mala noticia es que todo es tan débil y da una impresión de poco cuidado que en el mejor de los casos –en la acción- apenas pasa de corriente. Por ejemplo, Kirk y Spock se diferencian ligeramente en cuanto a habilidades, con el despreocupado Kirk orientado más a la acción bruta y el cerebral Spock para el sigilo. A la hora de la verdad no hay tanta diferencia entre lo que se promete, y la elección es casi intrascendente.
Si juegas en solitario la inteligencia artificial controlará al compañero, ya que es necesaria la colaboración de ambos en varios puntos para activar mecanismos o abrir puertas atascadas pulsando botones –al principio tiene gracia, pero cuando lo repites una y otra vez te aseguramos que no-. Juega al cooperativo online o en la misma consola en cuanto tengas oportunidad porque las partidas serán algo más entretenidas y reducirás que se den casos como el del compañero herido al que tienes que rescatar para que no muera, que en las batallas contra jefes se puede convertir en una carga.
La parte de acción es decente; no podía ser de otra forma inspirándose en el estándar actual, pero todo rebajado a un nivel tosco o poco pulido. Por ejemplo, agazaparse en una cobertura o salir de ella –despegarse de la pared- no tiene la fluidez a la que estamos acostumbrados, en parte porque Star Trek es un juego con unas animaciones muy rígidas, dignas de la anterior generación. Con todo, no es lo más flojo del juego. A pesar de los lobotomizados enemigos, que hay enfrentamientos contra jefes muy mal planteados y que el diseño de los mapas son pasillos y salas que, casualmente, están poblados de cajitas para defenderse, con dos personajes en toda la campaña es posible hacer estrategias en cooperativo, hackear torretas, ordenar ataques aéreos y eliminar gorns mientras se evita utilizar fuego letal contra amigos infectados. Nada original, pero tampoco terriblemente malo.
Hay secciones pensadas más para el sigilo, aunque mal ejecutadas por culpa de la inteligencia artificial que convierte estas partes en una prueba y error que suele terminar derivando en acción pura y dura a la mínima oportunidad. A veces parece que los enemigos están ciegos y en otras nos descubren casi por arte de magia, es difícil predecir que hacemos bien o mal, en lo que influye la poca visibilidad de algunos escenarios excesivamente oscuros o que las patrullas no están claras. Nada en el juego resulta natural al estilo de Deus Ex, son tramos forzados de jugabilidad que muchas veces ni se explican: terminas con cinco enemigos en un tiroteo de la manera más ruidosa y en el siguiente pasillo se nos dice por radio que acabemos con un único y solitario enemigo de manera silenciosa. ¿Por qué si tenemos arsenal para acabar con todo el ejército enemigo?
Star Trek es el ejemplo perfecto de cómo ideas que funcionan en otros juegos pueden fallar con errores de diseño. Y los hay en gran cantidad, uno de ellos es el uso constante del tricoder para escanear el escenario, ver los puntos débiles de los enemigos o su posición tras las paredes, hackear dispositivos, curar al compañero y ganar experiencia encontrando objetos –con la que mejoramos nuestro equipo-. Se hace con una visión similar a la de los juegos de Batman que nos incapacita para disparar, y se abusa tanto de su uso que termina por entorpecer acción y exploración. ¿Quién quiere utilizar compulsivamente este dispositivo para conseguir 100 meros puntos de experiencia en salas que lo mismo están vacías o disponen de varios objetos clave?
Los errores en diseño son muchos y numerosos, y ahí tenemos los minijuegos de hackeo en los que no se te dan apenas explicaciones para resolverlos –además de ser mucho menos inspirados que los vistos en Mass Effect-. Esto lo apreciamos casi desde el principio, cuando cansados por el bloqueo de unas puertas nos acercamos a un panel en el que parece –y recalcamos parece- que hay que seleccionar señales iguales, pero aun probando en varias ocasiones no obtenemos resultado; finalmente, ordenamos al compañero que se encargue de ello y evitamos más problemas. Los minijuegos en lugar de ser algo entretenido acaban por convertirse en otro obstáculo que entorpece la diversión.
La cámara tiende a volverse un poco loca en momentos críticos, como cuando toca correr por un escenario lineal para evitar ser alcanzados por una explosión y la vista comienza señalando una dirección equivocada. Los saltos y la escalada también son muy ortopédicos, y aunque es posible ver las buenas intenciones del equipo detrás de cada situación, es fácil tener algunos problemas con el juego y no por culpa nuestra. En definitiva, no sólo necesita un tiempo extra de testeo en la programación por los bugs -que los hay-, sino también por los problemas causados directamente por una mala planificación.
Sorprendentemente Star Trek no falla demasiado en lo técnico, aunque esté lejos de impactar. Las secuencias cinemáticas no brillan demasiado, y es curiosa la diferente atención prestada a su calidad según el momento: en unas hay gestos faciales –básicos, pero existen- y en otras tenemos auténticos maniquís inexpresivos; esto suele verse en largos juegos de rol y aún tiene disculpa, pero aquí canta demasiado. También es posible ver ligeros cortes en la imagen o ralentizaciones en los momentos de más estrés, aunque a decir verdad, la mayor parte del tiempo no da problemas debido a la simpleza y nula interactividad de los escenarios, que cumplen con su cometido sin más.
Star Trek no está doblado al castellano. Por una parte podemos disfrutar de los actores originales de las películas, pero por otro los diálogos por radio durante la acción tendrás que entenderlos de oídas o detenerte a leer la traducción. La música no es mala del todo, aunque nunca tiene gran protagonismo.
Conclusiones
Es fácil ver lo que falla en Star Trek. ¿Lo sabía Digital Extremes? Es más que probable que sí. Al fin y al cabo, es un trabajo por encargo para lanzarse en fechas cercanas a Into Darkness, cosechar unas ventas entre los seguidores más fieles y ser olvidado tan pronto pase el fenómeno del estreno o llegues a su final, lo que suceda primero. Hasta podemos alabar el esfuerzo de los desarrolladores por poner empeño en no realizar un producto malo –hemos visto adaptaciones de películas mucho peores-, la cuestión es que desde un punto de vista del jugador es difícil justificar su adquisición cuando existen tantísimas alternativas y de mayor calidad.