Análisis de Skate 3 (PS3, Xbox 360)

Electronic Arts ha regresado a su cita, ya anual, con los monopatines gracias a la tercera entrega de la saga Skate, que surgió como respuesta directa a la más que veterana serie Tony Hawk, de Activision. Este deporte urbano, además, pronto recibirá otro competidor, esta vez de Ubisoft, bajo el amparo de Shaun White. Y es que el mundo del skate está más vivo que nunca en los videojuegos.

La ventaja es que esta saga de EA está en todavía en fase de mejoría, y no ha necesitado recurrir a grandes excentricidades para reinventarse, aunque esta línea continuista puede ser también su principal punto en contra, ya que cabe preguntarse hasta qué punto valen la pena las novedades contempladas. Al fin y al cabo, no estamos ante un juego de una competición oficial de fútbol, baloncesto, o cualquier otro deporte, donde la actualización de plantillas, equipos y demás suele añadir un valor añadido al que pocos pueden resistirse.

En cualquier caso, las mejoras son menores. Es un título mejor, sí, que Skate 2, pero este Skate 3 no logra dar un gran salto cualitativo, por lo que aunque es la mejor entrega de la saga, no logra diferenciarse enormemente de su predecesor.

Lo más destacable, con todo, es la mejoría palpable en la inteligencia artificial de los demás patinadores que nos encontremos en las partidas, y que pueden ir sumándose a nuestro equipo. Por supuesto, también pueden ser jugadores humanos, que siempre mejora la experiencia, pero es agradable ver cómo se ha trabajado en mejorar el comportamiento de los personajes controlados por la máquina.

Uno de los objetivos principales en este juego, cuando estamos en solitario, es fundar y llevar a lo más alto, toda una nueva marca de skate, y para eso necesitamos que se sumen grandes skaters a nuestro equipo, pues es la única manera de ir siendo cada vez más populares, y hacernos populares entre las masas. Empezamos solos, sí, pero de este modo vamos haciendo un equipo de deportistas callejeros, que podremos personalizar con diferentes diseños. Estos personajes podrán incluso ser personajes de algunos de nuestros amigos: su modelo se puede importar, por lo que la personalización puede ser completa.

Hay que tener en cuenta, en todo caso, que el juego se plantea en la mayor parte de su desarrollo como una serie de retos para un único jugador. Estos resultan variados, y aportan un ritmo de juego que es bueno y se aleja de la monotonía. Por supuesto, hay también una buena cantidad de retos por equipos, pero en el conjunto global su presencia –sin llegar a ser secundaria- no es tanta como los que son en solitario. El resultado es, por tanto, equilibrado, y está destinado a satisfacer tanto a quienes jugar solos como a quienes les gusta hacerlo con algo de compañía.

Sin embargo, no debemos perder de vista algo importante: en los retos por equipo, la cosa se basa principalmente en confiar en que nuestros compañeros lo hagan bien y sumen sus puntos al total. Le falta una mayor interacción con ellos, la construcción de alguna suerte de elaborada estrategia de equipo, y da la sensación de que no se ha sabido explotar al máximo esta nueva característica del juego. Skate 3 mejora notablemente en este campo, por supuesto, cuando jugamos en línea junto a amigos, momento en el que todo cobra mucho más sentido.

De hecho, todos los retos, en su totalidad, son jugables en línea. Es interesante aprovechar la capacidad en línea del juego, intentar compartir la partida con otras personas, y desarrollar nuestra experiencia de ocio tanto en un campo como en otro. La progresión del juego es sólida, con una curva de dificultad perfectamente trazada, y eso hace que no haya que temer darse de bruces con jugadores con los que no demos la talla. El sistema de equipos brilla aquí; no porque la inteligencia artificial sea mala (que no lo es), sino porque es con otras personas cuando uno puede realmente experimentar una sensación de equipo.

No es de extrañar, por tanto, que el juego haya puesto también mucha atención en crear una sensación de comunidad entre los jugadores con una propia "red social" que nos facilita la información sobre qué y cómo han jugado los amigos, compartir contenidos, etc. Poder mostrar nuestros mejores momentos es una gran forma de potenciar comunidad, competencia, y los piques sanos. Habrá quien prefiera que este tipo de cosas se hagan en redes sociales ya existentes; habrá quien odie esas redes sociales. En cualquier caso, el sistema funciona, funciona bien, y cumple su cometido: muestra a tus amigos interesados en el juego (y, por tanto, poseedores del mismo) qué has hecho.

Otra mejora reside en el editor de niveles. No ha habido un gran salto, por lo que los mecanismos esenciales de construcción y diseño de los mismos son muy similares, y eso significa que hay cosas que pueden ser un tanto confusas, lo que se ha hecho mucho más evidente en los últimos tiempos, pues los juegos con editores llenos de posibilidades, pero tremendamente fáciles de usar, están ganando popularidad, y está claro que los desarrolladores, Black Box, no han aprendido nada de ellos. Se han centrado en lo que ya tenían, en mejorarlo, y en ampliar sus posibilidades, pero se hubiese beneficiado más de facilitar su uso para que mucha más gente pudiera crear niveles de calidad y compartirlos con toda la comunidad.

La jugabilidad de Skate 3 es también continuista, y se centra en el uso de las dos palancas analógicas del mando, en combinación con los gatillos. De esta manera nos movemos controlando la tabla (derecha) y el cuerpo (izquierda), y nos agarramos con los gatillos. Partiendo de esos controles básicos, luego añadimos el resto de la botonera para realizar nuestras piruetas, pero su integración es suave, y se nos van presentando con tacto según progresamos en los primeros compases del juego, lo que muestra que han tenido en cuenta a los recién llegados. Otro punto a favor de los jugadores novatos es la posibilidad de escoger un bajo nivel de dificultad, lo que facilita mucho el progreso en el juego, para luego ya poder pasar al nivel normal. Si el juego se te hace difícil al principio, lo mejor es bajar la dificultad y aprender a dominarlo con soltura.

En cualquier caso, el sistema de control se ha visto mejorado en la respuesta, pese a que ésta ya era buena (y, quizás, la mejor del género), y se ha incorporado la posibilidad de escoger entre dos cámaras con ángulos diferentes: una superior, y otra más baja, que en cuanto uno se acostumbra tiene potencial para ser la favorita, y que, de hecho, es la tradicional de la saga. Básicamente, la cámara nueva es más similar a la de la serie Tony Hawk, y parece destinada a facilitar la transición a los jugadores que quieran pasarse de ésa a ésta.

Visualmente, el juego ofrece un resultado razonablemente sólido, pero destacan las animaciones, y cierto toque de humor (por ejemplo, la presencia del actor Jason Lee) y ambiente desenfadado. Les falta algo de detalle en entornos y personajes, y la física, aunque competente, arrastra todavía algunas situaciones extrañas (muy poco habituales, todo sea dicho). De vez en cuando la tasa de imágenes por segundo da algún tirón, pero en líneas generales se mantiene constante. El sonido es netamente superior, gracias a unos buenos efectos sonoros, buenas voces, y una banda sonora a la altura de las circunstancias, a la que no hay nada que reprocharle, gracias al uso de EA Trax.

Conclusiones

Con esta tercera entrega, Skate sigue madurando, y es un muy importante candidato al trono del género. Desde luego, los fieles a otras sagas tienen razones de sobra para darle una oportunidad, pero, por otro lado, su nivel de renovación es bajo. Si no eres un gran apasionado de este tipo de juegos, y tienes su predecesor, Skate 3 no te dará nada sustancialmente fresco. Es, eso sí, mejor, más completo, y un espectacular y verosímil reflejo del mundo del skate.