Análisis de Saw (PS3, PC, Xbox 360)
La llegada del videojuego de Saw a nuestras tierras se produce sin el impulso mediático del estreno de la sexta película, pero al menos sí de la polémica que ha rodeado a su clasificación en España como película X.
La adaptación de películas de terror palomitero al videojuego no se ha caracterizado ni por su profusión ni por la calidad de los resultados, mientras que los títulos de serie B nativa, como Resident Evil, sí han ido calando entre el público, y ahí tenemos el mucho más reciente Dead Space como ejemplo de juego terrorífico nacido recientemente.
La premisa de la saga fílmica Saw puede funcionar en cine, pero recrear su esencia en un videojuego y, al mismo tiempo, mantener la tensión y terror puede ser difícil, pese a que la primera nos recuerde más a esos videojuegos de puzles de escapar de una habitación (herederos de la aventura de texto Behind closed doors, 1988) que a otras películas del género, e incluso a sus sucesoras.
El juego, desde luego, empieza fuerte. El protagonista es el detective Tapp, y se despierta en medio de una trampa mortal en la que deberá llevar al máximo su deseo de supervivencia. Un casco metálico le abrirá la cabeza como un melón si no consigue activar los botones según se iluminan… y así empieza el primer puzle del juego, sencillo, pero tenso y bien planteado.
A partir de aquí, descubrimos que Tapp es sólo uno de los muchos personajes atrapados en un sanatorio del terror: todos ellos son personajes de su pasado, y es que Jigsaw, el psicópata de la serie, parece tenerle cierta inquina por la firme decisión del detective de meterlo en chirona. Jigsaw, en todo caso, siempre ha proclamado que él no ha matado a nadie: su sistema es más perverso. Secuestra a sus víctimas y les introduce en una trampa mortal, con varias opciones posibles, que suelen incluir automutilarse, matar a otra persona, o dejarse matar. Y es que los dilemas y los puzles son las dos pasiones de Jigsaw, así que por ahí es por donde tira el videojuego.
El videojuego retoma algunas de las trampas más espectaculares de las películas, por lo que los amantes de lo macabro están de enhorabuena. Eso sí, los amantes de la jugabilidad variada no tanto, porque la fórmula es francamente machacona. Los más apasionados por las películas se lo perdonarán, por los personajes, escenarios y situaciones rescatadas, pero para el resto no hay tanta diversión.
Eso sí, tampoco hay que pasarse con la pasión por la casquería, pues el juego rebaja considerablemente el nivel de sangre, vísceras y situaciones visualmente desagradables para ofrecer un producto que, desde luego, no es para toda la familia, pero que no hará que los adultos sientan la tentación de cerrar unos instantes los ojos para ahorrarse ver algo extremo. Esto no sólo no nos parece mal, ya que el juego sigue siendo perturbador y sabe crear atmósferas tensas, además de no renunciar al gore, sino que, de hecho, es un acierto porque, como decíamos, en el cine si alguien es especialmente sensible ante alguna mutilación, evisceración o lo que sea, siempre puede apartar un poco la mirada (y disimular en consecuencia para que su hombría no se vea en peligro, faltaría más), pero en un videojuego eso implicaría perder. El morbo sigue, sí, pero sin llegar a la escalada de mal gusto que ha ido mostrando la saga de películas.
Sin embargo, la fórmula jugable se agota muy pronto. Es repetitivo, algo machacón, y las situaciones se suceden bajo un esquema demasiado importado y cuadriculado que no deja lugar a grandes alardes en la narración jugable, por mucho que los elementos de la narración de la historia intenten disimularlo.
En ese sentido, la omnipresencia de Jigsaw, con su voz, imagen, y demás, a lo largo del laberinto que no separa de un personaje de otro, componen una atmósfera logradísima, tensa como pocas, que se complementa con unos decorados lúgubres, sucios, con un estilo visual que no extraña viniendo de la casa que parió Silent Hill (desarrollado por Zombie, ha sido producido y editado por Konami). La estructura en capítulos del juego ayuda un poco, sobre todo porque nunca sabemos cuánto progreso llevamos, ni cuándo vamos a llegar hasta el próximo rehén. Luego, una vez allí, tenemos puzzles y retos muy clasicotes, pero con un giro argumental sangriento. Por ejemplo, está el clásico juego de memoria de encontrar los iguales; si fallamos la penalización es un clavo de acero atravesando al rehén.
Realmente, esos puzles son la parte más interesante y atractiva del juego, y el núcleo principal del mismo. Además, están recreados con gran nivel de detalle, y la espectacularidad de las trampas hará que perder intencionadamente para ver qué sucede no sea algo tan raro. Claro, estos puzles en realidad son muy cortos, así que el juego debe alargarse con la distancia que hay que recorrer, y es ahí donde el juego se desinfla.
Hay pequeñas trampas, caminos cortados,… teniendo en cuenta que caer en una trampa implica la muerte directa. Las trampas grandes son más interesantes, pues hay que resolver otros puzles para escapar, con algunos elementos de exploración (como buscar un objeto por la habitación mientras ésta se llena de gas), y luego el puzle en sí mismo. El problema es que se repiten incesantemente, con pequeñísimas variaciones, lo que es tedioso.
Esto se intenta arreglar también con la presencia de otros personajes dando vueltas por el sanatorio con la aviesa intención de matarnos, pues Jigsaw les ha dado esa condición: su vida o la nuestra, y han optado por proteger la suya. Esto se lo podrían haber ahorrado completamente, porque el sistema de luchas es patético, torpe, responde mal al mando, y no tiene ninguna profundidad. Tapp, más que un detective parece un "zampadonuts" lento y torpe. Esto tiene la ventaja parcial de que favorece engañar a los enemigos y llevarlos hasta alguna de las trampas que hay por el escenario, pero no nos engañemos: el sistema de combate es negligente y punto.
A nivel técnico, el juego luce bien con un aprovechamiento apropiado del Unreal Engine 3, aunque está claro que no se ha forzado en exceso. En cualquier caso, los puntos negativos son principalmente artísticos, con animaciones extrañas, y algunos diseños de texturas poco realistas, que chocan con el conjunto, al igual que algunos diseños de personajes y objetos que no encajan en lo que se ve. El sonido, por su parte, suena de impresión, y la interpretación de Tobin Bell como Jigsaw es una maravilla capaz de hacer estremece al jugador con solo oírla; igualmente, sonidos ambientales y banda sonora recrean una ambientación digna de elogio.
Conclusiones
Su propuesta es de lo más original: poca acción, y más bien puzles aquí y allá para ir progresando, algo que consigue captar la esencia de las películas y ofrece una visión diferente del videojuego de terror, alejado de la acción directa. Su ambientación es también muy destacable, pero luego Saw falla a la hora de ser interesante en su planteamiento y desarrollo. Rescatar a los otros personajes es muy intenso, algunos puzles son de gran calidad, y la tensión y lo grotesco están a la orden del día. Pero ir de uno a otro puede ser tedioso, repetitivo, insustancial… no mantiene el ritmo ni la tensión, y que haya situaciones que se repitan con tanta insistencia es preocupante, pues le ha faltado trabajo en ese campo. Sin embargo, su propuesta, y los puntos buenos, le respaldan como una visión original del género y lo cierto es que resulta interesante la experiencia que ofrece, aunque sea poco rejugable y por sus problemas sea muy recomendable acercarse a él en sesiones cortas de juego.