Análisis de Renegade Ops PSN (PS3, PC, Xbox 360)
Lo último de Avalanche Studios, creadores de juegos como Just Cause, se ha comparado, no sin razón, a clásicos como el viejo Jackal de Konami, una vieja recreativa de los años 80 que generó muchos herederos, entre los que podríamos destacar la serie Strike –esta vez a bordo de un helicóptero- con los juegos Desert, Jungle y Urban. Todos ellos comparten la misma idea, la de controlar algún vehículo militar bien acorazado y saltar a la acción con una vista aérea del mapa. Renegade Ops, casi 30 años después, se basa en lo mismo, pero actualizando gráficos y perfeccionando el multijugador.
El juego nos presenta la típica historia del villano despiadado dispuesto a volar las principales ciudades del mundo, al que se opondrá un grupo de rebeldes en una peligrosa misión encabezada por el coronel Bryant, que no cree en el diálogo con este tipo de criminales. El argumento se explica mediante viñetas tipo cómic con voces dobladas –no falta Alfonso Vallés- que explican la situación, y durante el juego, los nuevos objetivos según avanzamos. Nada extraordinario hasta ahora, pero todo con el ambiente a películas ochenteras tan populares de la época, en los que el original Jackal ya se inspiraba. Si Stallone ha intentado traer de vuelta al cine este tipo historias con Los mercenarios, Renegade Ops hace lo propio en el mundo de los videojuegos, y no con esas soflamas patrióticas o de lucha contra el terrorismo que podemos encontrar en juegos que se toman más en serio a sí mismos de lo que deberían. Renegade Ops es diversión pura y dura, y cuando nos aconsejan entrar sigilosamente a conseguir un pase, rápidamente Bryant nos invita a actuar en el único lenguaje que entendería Rambo, destruyendo tanques si hace falta para obtener dicha acreditación.
La jugabilidad es sencilla. Con una palanca movemos el vehículo, mientras que con la otra apuntamos y disparamos –no hace falta pulsar ningún gatillo, y las balas son infinitas-. Es un control cómodo cuando tenemos que apuntar a enemigos que nos atacarán en cualquiera de los 360 grados que nos rodean. Otros botones muestran el mapa –no suele ser muy necesario-, activan el ataque especial o el turbo de los vehículos terrestres. Avalanche ha sabido mantener todo el entretenimiento del género dando un peso a los vehículos similar al de los viejos Micromachines, es fácil derrapar y llevar al coche por los serpenteantes caminos. En ocasiones volcaremos o algún obstáculo nos hará maniobrar más de lo debido, pero nada que no se resuelva en pocos segundos, sólo será un pequeño contratiempo si el cronómetro apremia para terminar el objetivo principal. El helicóptero curiosamente es menos maniobrable que el jeep, pero a cambio tiene mayor precisión.
Los vehículos responden rápidamente y de una manera muy arcade. Juegos como Dead Nation o Super Stardust HD de Housemarque, y este Renegade Ops, son todo un ejemplo de cómo la auténtica diversión de la vieja escuela aún sigue entre nosotros, únicamente hay que saber encontrarla entre otros lanzamientos con más ruido y pocas nueces. Los coches y helicópteros se deslizan a mucha velocidad, algo necesario porque la lluvia de balas al entrar en una emboscada viene de todos lados y se necesita estar en constante movimiento; rara es la situación en la que nos podemos plantar en una posición cómoda a disparar sin recibir un contraataque. En la modalidad fácil, las vidas son infinitas, pero hay otro tipo de limitaciones –como ausencia de mejoras-, así que optando por normal o superior, significa que debemos mirar mucho nuestros errores, porque no hay puntos de guardado intermedio, y agotar los reintentos justo ante el jefe de la misión nos hace empezar desde el principio esa misión. Como en los viejos tiempos.
Si coger un género clásico y mejorar los gráficos respetando todo el encanto no siempre es fácil, añadir unas cuantas mejoras de paso ya tiene mérito. En Renegade Ops se ha dado mucha personalización desde el primer momento, eligiendo a uno de cuatro personajes, cada uno con sus habilidades y árbol de mejoras propio, que dan prioridad a un aspecto u otro, según nuestros gustos, además de contar con los vehículos decorados de manera diferente –aunque funcionen igual-. Las mejoras afectan a aspectos ofensivos, defensivos y del ataque único especial, que es lo que diferencia a cada uno de los personajes: uno tiene un escudo temporal, otro potencia el arma en posición estática, otra pide una ayuda aérea que elimina a enemigos cercanos y la última desactiva las armas cercanas. Estos personajes aumentan de nivel de manera independiente, así que es posible que nos interese jugar con todos ellos para ver las diferentes estrategias según la situación.
Pero como todo lo bueno, tiene un final. No es un juego extremadamente largo, aunque por su planteamiento arcade se puede perdonar porque es muy rejugable. Además de objetivos opcionales y la mejora de puntos, que seguro que querrás conseguir en una segunda partida, puedes repetir cada uno de los nueve niveles en una dificultad mayor con los personajes que no has utilizado. Son unas cuatro horas de historia principal, pero gracias a los modos multijugador, cada partida es diferente. Puedes jugar en local, a pantalla partida con otro compañero, y teniendo en cuenta que esta modalidad está casi extinta en los videojuegos actuales, sin duda puede ser la disculpa perfecta para quitar el polvo a ese segundo pad que casi no utilizas. Las ventanas tienen unas dimensiones dinámicas, varían según las posiciones y la separación desaparece si los jugadores se encuentran cerca.
La diversión crece exponencialmente con más jugadores, y ahí tenemos el modo online para cuatro, que convierte la pantalla en un caos de acción, explosiones y anarquía. Es recomendable jugarlo en la máxima dificultad, porque aunque hay más héroes, no se equilibra la balanza de los enemigos, pero también es una buena forma de superar alguna misión que en solitario nos daba algún que otro problema. Y gracias al diseño del escenario, abierto, los cuatro jugadores pueden dedicarse a tareas completamente diferentes, como por ejemplo dividir el equipo para completar los objetivos secundarios, mientras dos derriban un enemigo potente en colaboración. Al principio todos los jugadores van al mismo ritmo, pero pronto habrá alguno que se separe para avanzar por su cuenta, y entonces descubriremos el potencial multitarea de cuatro personas ocupándose de problemas diferentes. Y si decidimos luchar unidos, nuestro batallón será de temer, por ejemplo con estrategias elaboradas –primero desactivando temporalmente las armas de los rivales para utilizar el fuego potenciado de uno de los personajes tranquilamente-.
En solitario ya es sobradamente entretenido, pero terminar la campaña con tres amigos más es casi obligatorio para descubrir la auténtica diversión de Renegade Ops. Aunque en el fondo no descubre nada nuevo, hay pocas opciones similares en el mercado actual, y menos que ofrezcan la satisfacción del juego de Avalanche. El ritmo de la partida nunca decrece, siempre hay un objetivo que cumplir, pero lo habitual es que a uno principal se sume otro secundario, y claro, no tenemos todo el tiempo para realizar rescate de rehenes, acabar con tanques, llevar a los ciudadanos a un punto concreto del mapa y de paso impedir el lanzamiento de un misil. Entre el feroz combate, el cronómetro y las decisiones tomadas sobre la marcha –como la de qué camino tomar-, no hay tiempo para aburrirse.
Los gráficos son sólidos, y sorprenden lo cuidados que están, pues ni la perspectiva ni el género propicia mucho destacar en este aspecto –al fin y al cabo, lo que estamos viendo es suelo-. Pero la elección de junglas, algo habitual en estos juegos de mercenarios, siempre da espectacularidad y belleza, y los desarrolladores han añadido efectos como desenfoques para dar más perspectiva a un juego que bien podría haber pecado de muy plano. La poblada vegetación, la destrucción del escenario e interactividad, las explosiones y el fuego, efectos de luz, la polvareda que deja nuestro jeep y la variedad del terreno –también hay algunos escenarios no selváticos- crean un mundo mucho más detallado de lo que podíamos esperar. Si aún pensabas que distribución digital equivale a juegos gráficamente pobres, Renegade Ops te hará replantearte tus tópicos. El juego utiliza el mismo motor que Just Cause 2, y funciona de manera muy fluida en solitario, aunque es cierto que podemos ver que la tasa de cuadros por segundo está comprometida cuando cuatro usuarios se dedican a declarar la III Guerra Mundial en plena selva, pero no llega a pasar de la anécdota.
La mayor parte de la partida la banda sonora son las explosiones y disparos, y hay hasta cierta variedad dentro de lo que cabe, como el ruido de nuestro vehículo según aceleramos, el terreno, y la variedad de armas en acción, y gracias a los numerosos diálogos doblados al castellano sabremos en todo momento qué se nos manda hacer sin necesidad de leer subtítulos. Quizás una música algo más destacada o incluso machacona –al estilo arcade de los años 90- habría dado más relevancia a este apartado, pero el bombardeo de ruido está asegurado.
Conclusiones
Renegade Ops se basa en una jugabilidad simple pero efectiva, que gustará tanto a los que busquen ese sucesor espiritual de Jackal que se promete como a los seguidores de los matamarcianos –el ambiente es diferente, pero en el fondo tiene sus similitudes-. Lástima que el juego no tenga más duración, aunque se compensa en gran parte por los modos cooperativos y la casi inagotable diversión arcade.
Disparar, esquivar y encontrar los mejores atajos del mapa es adictivo, y en compañía aún más, ni con aceite hirviendo querremos soltar el mando. En definitiva, un título muy recomendable, otro más, para la distribución digital de PC, PlayStation 3 y Xbox 360.