Análisis de Motorstorm: Pacific Rift (PS3)

Uno de los mejores del lanzamiento

Pocos títulos destacaban en el catálogo de lanzamiento de PlayStation 3, y Motorstorm era uno de ellos. Este desarrollo de Evolution Studios, los creadores de la saga WRC en PlayStation 2, fue uno de los primeros títulos mostrados para la consola en sus presentaciones previas, y en el lanzamiento ofreció a los jugadores una combinación entre velocidad y espectacularidad gráfica que lo convirtió en uno de los juegos más vendidos de la máquina.

Año y medio después, esta segunda parte, subtitulada Pacific Rift, vuelve confiando en la misma fórmula del original: carreras salvajes, escenarios con múltiples caminos y la combinación de vehículos muy diferentes entre sí y con unos pros y contras muy marcados.

La espectacularidad gráfica, tan celebrada en el primer título, se ha elevado al cuadrado, gracias al buen trabajo realizado estos dos últimos años por el equipo del juego, y a una ambientación tropical, que permite escenarios más variados y exuberantes en detalles. En resumen, estamos ante una secuela continuista pero muy mejorada, que perfecciona la fórmula y además cuenta con una duración mucho mayor que la de su predecesor, que fue criticado por su brevedad.

Una isla llena de parajes diversos

Sorprendentemente, Pacific Rift incluso tiene historia, en forma de secuencias cinemáticas introductorias, pero la estructura sigue siendo la de un juego de carreras, con diferentes torneos (cuatro, cada uno con el nombre de un elemento) y, dentro de cada torneo, varias pruebas que tendremos que ir desbloqueando poco a poco, aunque siempre con un abanico de varias por las que progresar para que no nos quedemos atrancados en una. Una estructura clásica pero algo abierta, por decirlo de algún modo, y acertada. Dependiendo de nuestra posición en las carreras, recibiremos una puntuación que iremos sumando para subir de categoría y tener acceso a más contenido.

Motorstorm: Pacific Rift sigue siendo un juego de carreras salvajes, muy lejanas a la simulación pero que aún así requieren bastante habilidad por parte del jugador debido a sus sinuosos trazados y a la alta velocidad a la que vamos. Los circuitos, muy variados y de gran tamaño, están ambientados en diferentes partes de esta isla tropical, ficticiamente incluida en el archipiélago de Hawai. Esta isla tiene de todo, desde partes de jungla hasta montañas, e incluso zonas volcánicas o pantanosas. Esta diversidad forzada dentro de la isla permite que haya circuitos muy diferentes entre sí y que el repertorio sea variado.

Esta variedad se aprovecha para modificar uno de los aspectos más originales del primer Motorstorm: el turbo. Ésta era una de las marcas de la casa del primer juego, en vez de rellenarse la barra de turbo e irla gastando, podíamos usar el turbo en cualquier momento, tras unos segundos de preparación tras el inicio de la carrera, y el único límite era el nivel de calentamiento del motor: abusar del turbo producía una llamativa explosión, como algunas colisiones. En esta segunda parte, el turbo funciona igual, pero se ve afectado por el tipo de escenario en el que estamos: si estamos sobre el agua, se producirá un efecto de refrigeración, permitiéndonos usar más el turbo. Si estamos sobre la lava, el medidor de turbo se rodeará de llamas y será especialmente poco inteligente usarlo, pues se llenará mucho antes. Este detalle, de todas formas, tampoco modifica demasiado el uso del turbo, aunque hemos notado que ahora tenemos más margen de calentamiento –aunque depende también del tipo de vehículo-, y por lo tanto podremos usarlo más.

Variedad de rutas

Los circuitos siguen siendo por vueltas, y mantienen una de las grandes virtudes del anterior título, incluso mejorándola: diferentes caminos, que acaban volviendo a un camino principal, o cruzándose entre sí, y propician que el conocimiento de los circuitos y nuestra creciente habilidad nos permitan acceder a atajos que nos den ventaja frente a nuestros rivales. En vez de realizar un diseño de circuitos con varios caminos fácilmente distinguibles, como en el primer juego, en Motorstorm 2 son más sutiles y más diferentes entre sí: está el típico camino elevado que continua de un lado a otro, obligando al que lo siga a saltar de vez en cuando, pero también atajos paralelos, por estrechos desfiladeros, o incluso saltos medio suicidas que nos harán atajar mucho si nos sale bien, pero caer al vacío si fallamos.

El ingrediente de los circuitos y cómo el conocimiento es poder se suma a la variedad de vehículos, mayor en esta ocasión por la introducción de una novedad, el Monster Truck ese todoterreno gigante tan típicamente americano que protagoniza espectáculos de aplastamiento de otros vehículos. Evidentemente, el Monster Truck es el menos manejable de los vehículos del juego, pero también el más duro, capaz de aplastar a los demás y de hacer volar por los aires a las motos. Cada vehículo tiene sus pros y sus contras en forma de manejabilidad, aceleración, velocidad, fuerza y turbo, y dependiendo del circuito unos van mejor que otros pero, sobre todo, se pilotan de forma muy diferente, lo que le da mayor variedad al juego. Aparte, en el modo Festival, el principal, no todos los eventos estarán abiertos a todos los vehículos.

Aparte de carreras normales, en el modo principal de Motorstorm hay algunas con variaciones. Varias de ellas cuentan con requisitos especiales, aunque no obligatorios que, en caso de cumplirlos, nos abrirán las puertas de otras pruebas y de extras dentro del juego, como vídeos. Consisten en retos de tiempo, terminar una carrera dentro de un margen independientemente del lugar en el que terminemos, o requisitos adicionales como un número máximo de destrucciones del vehículo. Aunque no obligatorias para ganar las pruebas, ni para avanzar en el juego, sí lo son para lograr todas las carreras.

Además de carreras por vueltas donde solo gana el mejor, tenemos la modalidad eliminación, que va quitando de la carrera al último cada cierto número de segundos, y los desafíos de velocidad, que al más puro estilo arcade nos exigirán pasar por los puntos de control con límite de tiempo. Las primeras están disponibles también en el modo online, donde hasta 12 jugadores pueden competir con libertad de elección de escenario y tipo de vehículo.

Espectacular, aunque a veces incontrolable

A nivel jugable Motorstorm 2 cambia poco respecto al juego original, y mantiene, incluso podríamos decir que acentúa, uno de sus problemas, que es un sistema de control un tanto caótico en ocasiones. Es cierto que los diferentes vehículos tienen más o menos control, pero a veces la velocidad a la que vamos hace imposible controlar la dirección, independientemente de lo que frenemos, y este detalle se combina con otro, la excesiva sensibilidad, en ocasiones, del sistema de detección de daños. Éste provoca destrucciones espectaculares a nivel gráfico, pero a veces resulta exagerado que nuestro vehículo quede inutilizado con algunos choques más "perdonables", por decirlo de algún modo, que desentonan con el diseño y el control arcade del juego.

Motorstorm: Pacific Rift despunta en el apartado gráfico, mostrándonos unos escenarios enormes en los que no solo destaca el diseño del trazado por donde pasamos, sino todo lo que le rodea, desde el entorno que inmediatamente lo rodea, hasta el escenario en general donde transcurre el circuito. El modelado de los vehículos es bueno y los diferentes tipos ofrecen entre sí la suficiente diversidad para que las carreras no sean una procesión de diferentes tipos de máquinas, pero todas ellas clónicas entre sí. El sistema de daños del juego, pese a ser un tanto exagerado, produce secuencias cinemáticas espectaculares cuando chocamos, y el buen trabajo gráfico se completa con unos vistosos efectos de niebla, humo o suciedad.

Manteniendo la posición

La banda sonora del juego contiene una buena selección de melodías que ambientan bien las carreras, sin llegar a robarle protagonismo a unos sensacionales efectos sonoros tanto para la aceleración como para la ambientación general del escenario, que aunque vacío de vehículos y personas, transmite mucha actividad. Los choques y los saltos son las estrellas de este apartado, donde las voces se reducen a secuencias de introducción, pues no hay comentarista durante las carreras, lo cual es un gran acierto.

Refinando y mejorando el juego anterior, Motorstorm: Pacific Rift es una muy buena secuela de uno de los juegos más aclamados del lanzamiento de PlayStation 3. Manteniendo gran parte de las virtudes del antecesor y aumentando su duración y su número de circuitos y tipos de pruebas, Pacific Rift mantiene su posición de juego "salvaje" de referencia en PlayStation 3. Esperemos que, al igual que hicieron con el primero, el equipo siga apoyando al juego y a sus usuarios con actualizaciones y extras a través de PlayStation Network. Una compra muy recomendada.