Análisis de Medal of Honor: Warfighter (PS3, Xbox 360, PC)
Los juegos de acción en primera persona han dominado esta generación desde prácticamente sus inicios, asociándose a la perfección con el notable salto de sus capacidades online para dominar las listas de los más jugados desde 2007. De entre todos los juegos de disparos que han cautivado a los jugadores, la saga Call of Duty se ha llevado la palma, hasta el punto de convertirse en el juego más vendido desde hace años y en todo un fenómeno social que ha llegado a todo tipo de jugadores y públicos. La acción en primera persona, especialmente la bélica, se ha convertido en una mina de oro para Activision, y eso no ha pasado desapercibido.
Desde 2010, EA se ha propuesto disputarle a Call of Duty el dominio del género, con una estrategia consistente en lanzar cada año un juego para hacerle frente. Del mismo modo que Activision alterna las entregas de Call of Duty desarrolladas por Infinity Ward (Modern Warfare) con las de Treyarch (World at War, Black Ops, Black Ops 2), la dupla de Electronic Arts desde finales de 2010 es Medal of Honor en los años pares y Battlefield en los impares. En 2010 el retorno de Medal of Honor fue recibido tibiamente, pese a la gran expectación que había levantado, mientras que el año pasado Battlefield 3 afianzó las buenas sensaciones que había dejado la subsaga Bad Company, estableciendo una definitiva cabeza de puente de esta saga en consola. Este 2012 supone el retorno de Medal of Honor, el brazo menos musculado, con la esperanza de que el uso del motor FrostBite 2 de Battlefield y la experiencia adquirida estos dos años por Danger Close haga que Warfighter supere las expectativas.
Y en parte lo consigue. Este renacer de Medal of Honor todavía tiene que recorrer cierto camino para ser una apuesta tan robusta como los Battlefield, pero logra borrar algunos prejuicios que haya podido propiciar la entrega de 2010, manteniendo con vida a una saga que fue precursora de los shooters bélicos en consola y se fue apagando a medida que emergía el gran rival al que ahora pretende derrocar. Visualmente mejora con creces, gracias al uso del Frostbite 2, más depurado que el año pasado pero quizás menos aprovechado que en Battlefield 3, y a nivel jugable cuenta con un divertido modo multijugador, con bastante personalidad, y una campaña que va de más a menos. Comienza prometiendo mucho, pero poco a poco se vuelve monótona, abusando de ciertas mecánicas, aunque quizás en esto tenga un poco que ver que esta fórmula comience a estar un poco agotada.
El toque personal del soldado
Warfighter continúa la historia del Medal of Honor de 2010, volviéndonos a contar las peripecias del equipo Tier 1 que controlamos en Afganistán y otros puntos calientes hace dos años. Pero aparte de narrar nuevas amenazas, nuevos países y grupos terroristas traviesos a los que habrá que meter en cintura, Warfighter cambia el enfoque de la historia, como ya os habíamos contado, y además de intentar transmitirnos el fragor de las batallas también intentará hacer que conectemos con los soldados que las libran. Series, películas y videojuegos habían intentado esto anteriormente, contándonos cómo el último Ryan echaba de menos los viejos tiempos con sus difuntos hermanos en su pueblo natal, entre decenas de ejemplos posibles, pero Warfighter intenta actualizar esta faceta de la épica y llevarla más lejos, algo así como el "tiempo real" de la vida de un soldado moderno y cómo se relaciona con su realidad como persona. Hoy en día ya no hay cartas ensangrentadas que se guardan en plásticos impermeables, sino teléfonos móviles que empiezan a echar humo si el soldado en cuestión no da señales de vida.
Esta faceta del juego está bastante presente en las escenas cinemáticas y, aunque en principio choca un poco, encaja bastante bien. No llega a resultar apasionante, pero sí fresca, relativamente novedosa en un género en primera persona tan inmersivo que suele darnos igual quién es la persona en cuestión. MOH Warfighter no revoluciona la forma de contar historias bélicas, pero al menos sí intenta ofrecernos otro punto de vista que es de agradecer, en el cual el bienestar de los soldados, su vida personal, es tan importante como el devenir de las operaciones contra los malhechores que amenazan la seguridad mundial. Intentan así implicarnos en el juego, y darle un sentido a las motivaciones de los soldados (especialmente en algunos casos). Lo consiguen a medias, pero es un intento interesante.
Una campaña trepidante siguiendo una fórmula conocida
El modo campaña sigue la fórmula que los shooters bélicos han adoptado en los últimos años. Manejamos a un miembro del operativo Tier 1 que tendrá que avanzar junto a sus compañeros en campos de batalla abiertos o en misiones de incursión en territorios hostiles, intercalándose los tiroteos estándar con secuencias cinemáticas y "momentos especiales". Estos van desde controlar a un robot fuertemente armado para despejar de enemigos edificios en ruinas hasta una memorable persecución en coche, y ayudan a hacer el juego más variado. Hay un recurso muy abundante a lo largo del juego que es el asalto a habitaciones, una faceta que los desarrolladores se han encargado de promocionar en los últimos meses, mostrando incluso cómo se han inspirado en los asaltos reales para representarlos en el juego. Nuestro soldado, acompañado por sus tres camaradas, se prepara para romper una puerta y liquidar a todos los enemigos que haya tras ella, pudiendo elegir entre varias opciones de "brecha" (que iremos desbloqueando a medida que matemos enemigos), y pasando el juego a un modo de cámara lenta durante los primeros segundos del asalto, lo cual es una nada desdeñable ventaja. Son una buena idea de darle un toque diferente al juego, pero se acaba abusando un poco.
La campaña de Warfighter cumple su cometido pero, como decíamos, va de más a menos, prometiendo mucho en las primeras misiones pero apagándose y volviéndose un poco repetitiva con el paso del tiempo. Aunque introduce un sistema de cobertura similar al de Killzone 2 y 3, en el que pulsando un botón podemos asomarnos a disparar, la sensación general es de "esto ya lo he vivido". No en Medal of Honor particularmente, sino en la abrumadora cantidad de juegos de acción bélica que han salido en los últimos años. Danger Close hace un esfuerzo por intercalar la dinámica de tiroteos con situaciones especiales y diferentes y con cinemáticas sorprendentes -suelen pasar cosas inesperadas-, y hay momentos muy buenos, pero son precisamente los tiroteos, el "núcleo" del juego, lo que resulta desgastado, además de contar con ciertos problemas de detección de impactos que pueden frustrar a más de uno y una inteligencia artificial que a veces no funciona bien, tanto en el caso de los enemigos como en el de nuestros compañeros de armas.
Aun así, la campaña cumple, y aquellos que a lo largo de los últimos años no se hayan cansado de acribillar terroristas disfrutarán como acostumbran. Los jugadores que se hayan hastiado de los shooters bélicos o que solo se fijen en el multijugador no encontrarán nada que les haga cambiar de idea aquí, pese a los buenos valores de producción y el meritorio intento de refrescar la forma de contar la historia.
Un multijugador muy completo
Danger Close, los desarrolladores, se han encargado esta vez de la faceta multijugador del título, que en 2010 había sido obra de DICE, los creadores de Battlefield, e incluso usaba un motor gráfico diferente que hacía que el título cambiase respecto al modo campaña. En esta ocasión hay "unidad gráfica" en un modo multijugador que apuesta por intentar diferenciarse de su competencia, integrando además el sistema Battlelog de red social interna que Battlefield 3 incluyó el año pasado.
Nos ofrecen elegir entre diferentes países y clases, contando cada uno de ellos con sus propias habilidades, pros y contras (precisión, velocidad, etc), llevándonos luego al completo menú de opciones del multijugador, en el que podemos desde ver las novedades del Battlelog hasta optar por una rápida partida automática, sin más complicaciones.
La novedad más interesante es el hacer equipo con otro jugador, con el que formamos un escuadrón y cierta relación de simbiosis. Los puntos que gane nuestro compañero serán también para nosotros y viceversa, y recibiremos bonificaciones por salvarlo o ayudarle. Sabremos en todo momento dónde está en el mapa (está marcado con una estrella verde), y cuando muramos tendremos la opción de reaparecer a su lado, o bien "replegarnos" (aparecer en una base). Esta última es una opción interesante. Reaparecer a su lado nos ahorrará segundos y beneficiará a nuestro equipo, incorporándonos al fragor de la batalla al momento. También puede darnos sorpresas agradables y desagradables. Podremos "aparecer" justo cuando está en apuros, sorprendiendo a un enemigo, o bien hacerlo justo un segundo después, cuando el enemigo esté acabando con nuestro amigo, y lo haga tranquila y plácidamente con nosotros.
Es una forma interesante de fomentar el juego cooperativo y se aprovecha bien. El multijugador destaca por la gran cantidad de modos de juego y el hincapié que se ha hecho en la progresión del jugador, desbloqueando opciones y armas, y en las posibilidades de configuración que nos dan para ellas, pudiendo adaptarlas a nuestra forma de jugar con un completo menú. En las partidas que hemos jugado el modo funciona bien, sin apenas retardo, y nos ha parecido la faceta más completa del juego.
Una gran producción audiovisual
A nivel técnico y visual Medal of Honor Warfighter luce bien, con un motor gráfico Frostbite 2 que está más depurado que el año pasado y que permite algunos momentos espectaculares. Aunque técnicamente funciona mejor que el año pasado, es como si el equipo no hubiese aprovechado tanto las capacidades del motor como sus creadores de DICE, y los efectos visuales espectaculares se intercalan con momentos no tan conseguidos y con escenarios que abusan de la repetición de elementos. A nivel sonoro, cuenta con un buen doblaje al castellano y una abundante cantidad de diálogos durante las misiones. La variedad de armas trae consigo un montón de efectos de sonido para éstas, mientras que la música no llama demasiado la atención pero cumple bien su papel de ambientar menús y ciertos momentos del juego.
Notable, pero con mucho que mejorar
Medal of Honor Warfighter deja buenas sensaciones, pero está lejos todavía de lo que EA intenta buscar con esta saga. El juego es superior al lanzado en 2010, pero esos dos años no han pasado en balde para el mundo del videojuego y la fórmula que explota está ya demasiado gastada, contando además con competidores en primera persona -no necesariamente FPS bélicos- que resultan experiencias mucho más divertidas. Los que busquen su dosis anual de guerra sin cuartel encontrarán en Warfighter una campaña que cumple y un divertido multijugador con novedades interesantes. Es quizás este último aspecto el que deba guiar la compra del juego, ya que el modo multijugador está bastante por encima del modo campaña, y aquellos que no puedan dejar de pegar tiros online lo pasarán muy bien con Warfighter. En los aspectos visual y sonoro el juego está a un gran nivel, y es una lástima que este bonito envoltorio no guardase dentro una renovación en vez de una puesta al día. Esperamos que, quizás en 2014, Medal of Honor vuelva con nuevas ideas y la fuerza de antaño.