Análisis de Lair (PS3)
Factor 5 es una compañía conocida por realizar grandes juegos como Rogue Leader y otros tantos shooters aéreos que se alejan de propuestas más clásicas como pueden ser Blazing Angels o Ace Combat. Lair fue presentado como abanderado del uso del Sixaxis, el mando con detección de movimiento de PlayStation 3, creando gran expectación tanto por la temática planteada como por la compañía que desarrollaba el juego.
La historia del juego nos pone en la piel de Rohn, un caballero de dragón del ejército de Asylia, pueblo que se encuentra en guerra con Mokai. La historia se desarrolla entre cada uno de los capítulos en los que se estructura el juego, narrada a través de una serie de escenas cinemáticas bien realizadas.
La historia resulta típica pero está bien llevada y enlaza perfectamente cada una de las misiones a desarrollar. Nuestro héroe será el encargado de desentramar las conjuras para destruir el reino de Asylia.
Gráficamente, Lair pasa el primer tercio del juego combatiendo contra si mismo y luchando por sobreponerse a elementos descuidados que chocan irremediablemente con la alta calidad técnica del juego en general. Los dragones, el agua o las construcciones son ejemplos de lo que este juego puede ofrecer. Las animaciones rayan la realidad y se puede apreciar como a los dragones, auténticos protagonistas del juego, se le tensan las alas o vibran las membranas cuando planea. Estas fantásticas criaturas han sido creadas con todo lujo de detalles. Texturas magníficas conviven con otras menos trabajadas o con algunos efectos de iluminación mal implementados.
El juego se permite el lujo de mostrar cientos de enemigos en pantalla, conviviendo con dragones, minotauros, rinocerontes… todo se mueve muy bien en Lair y apenas hemos notados bajadas en la tasa de fotogramas por segundo. Lair muestra un mundo devastado por la guerra, llanuras gigantescas rodeadas de volcanes que limitan con una masa de agua recreada como nunca lo había hecho un videojuego antes. Las escenas generadas con el motor del juego están bien realizadas cuando de los dragones se trata sin embargo las que muestra a humanos moviéndose dejan bastante que desear, mostrando movimientos robóticas y poco naturales.
Es un juego que ofrece puro espectáculo y sería una hipocresía decir que no es gráficamente soberbio. Lair no se deja empañar por algunos fallos que presenta y se sobrepone a la lucha inicial y es a partir de la tercera misión cuando se muestra más grande e imponente ofreciendo gradualmente más y más.
El apartado sonoro del juego es un punto y aparte. Probablemente se trate de la mejor banda sonora creada en mucho tiempo. Temas épicos orquestados para un juego que así lo requiere. Interpretada por la orquesta de Londres la música se encuentra integrada perfectamente en la acción ofreciendo momentos tan cinematográficos como sólo un compositor de la talla de John Debney (La Pasión de Cristo) puede ofrecer. El juego se encuentra doblado al castellano y si bien no es de los mejores que hayamos escuchado tampoco está mal interpretado aunque se echa en falta fuerza en las escenas más emotivas. Los efectos sonoros también son muy buenos y el fragor de la batalla está bien representado, rugidos de los animales, alientos de fuego, catapultas, explosiones.
Lair ha sido un juego muy machacado por la crítica, por diversos factores, pero el primordial de todos es el control. El dragón se controla enteramente con el sensor de movimiento del sixaxis, este es el primer error que se puede cometer. No controlamos al dragón sino al jinete que va en el dragón. Puede parecer una tontería pero no es lo mismo querer implementar el sixaxis como si fueran unas bridas que como el dragón en si. Partiendo de este hecho tenemos que de decir que no hemos encontrado ningún problema a la hora de controlar el dragón y lo único que hemos hecho es seguir el pequeño tutorial que ofrece el juego.
Si tú te mueves el dragón se mueve, reza la publicidad del juego. Girando a derecha e izquierda ordenamos el dragón que gire, girando hacia delante o hacia atrás nos inclinamos arriba y abajo respectivamente, un movimiento brusco del mando hacia abajo y el dragón acelerará mientras que hacia arriba hará que gire 180 grados. Al margen de estos movimientos básicos hay otros que se integran dentro de batallas y acciones de las misiones. El control con el Sixaxis está bien implementado y después de 20 minutos con el juego estamos totalmente adaptados. El resto de botones sirven para cambiar la vista, fijar el blanco, frenar, acelerar, lanzar bolas de fuego, etc.
Durante las misiones combatiremos tanto en tierra como en el aire. En el aire el dragón podrá embestir enemigos, lanzar fuego y enzarzarse en batallas cuerpo a cuerpo con otros dragones. En tierra el control pasará enteramente al los sticks analógicos y podremos arrasar hordas de enemigos, devorarlos, quemarlos, etc. La estructura de las misiones se basa en acabar con enemigos o proteger zonas, ya sean móviles o estáticas. Defender una fortaleza, un puente, arrasar determinadas unidades, o acabar con dragones enemigos son ejemplo de los retos que se nos plantearán en las misiones. No es demasiado variado en este sentido, pero la variedad de los escenarios hace que no se perciba la sensación de estar siempre repitiendo lo mismo. Es cierto que debido a la corta duración la falta de variedad no es tan acusada ni tan palpable.
Lair combina una nueva forma de jugar en PS3 con una espectacular banda sonora y unos gráficos muy por encima de la media. Sin embargo no todo es perfecto y es que Lair es un juego demasiado corto ya que en unas 6 horas podemos acabarlo. El unico aliciente después de acabarlo es mejorar la puntuación de las fases y desbloquear algunos extras. Tampoco hace gala de una dificultad alta. Las misiones están bien diferenciadas con escenarios muy amplios aunque a la larga se hacen repetitivas y en ocasiones la acción se torna un poco confusa, aunque contamos con cierta ayuda que nos indica donde se encuentra el objetivo.
El problema de Lair es que unido a su corta duración y encontramos que el único aliciente para repetir las misiones es obtener más puntuación para desbloquear extras. Si bien es cierto que el juego resulta emocionante desde el primer momento has el último hubiera ayudado a su rejugabilidad una mayor diversidad en las acciones. Otro problema de Lair es que su apartado gráfico combina grandes logros con momentos desacertados que si bien no empañan el resultado general, dejan una sensación un poco agridulce. Cuando hablamos de falta de variedad nos referimos a lo que supondría repetir las misiones para rejugar el título. Hay jugadores que disfrutan consiguiendo mejores puntuaciones en este tipo de juegos y es a esos a los que va orientado Lair. De todos modos es un juego que merece la pena probarlo que porque es distinto a todo lo que se puede encontrar en el catálogo de PS3.
Lair es un juego que se deja jugar perfectamente y engancha, al menos mientras dura. Hay que decir que no hemos tenido ningún problema con el control y creednos si decimos que no somos más duchos que la media. Después de haber acabado la versión definitiva que nos ha llegado, no entendemos los problemas con el control que se han venido criticando y por supuesto no los compartimos, aunque entendemos que haya personas que prefieran el sistema de control tradicional con los sticks.